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'Makinavaja' en Donosti: Lafay gana y Pogacar marca terreno por San Sebastián
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SEGUNDA ETAPA DEL TOUR DE FRANCIA

'Makinavaja' en Donosti: Lafay gana y Pogacar marca terreno por San Sebastián

Día movido y divertido por el País Vasco, donde ocurrió absolutamente de todo con los 'grandes' empezando a mostrar sus cartas ya en la segunda etapa del Tour de Francia

Foto: Lafay celebra su victoria en el Tour. (Reuters/Benoit Tessier)
Lafay celebra su victoria en el Tour. (Reuters/Benoit Tessier)

Segunda etapa del Tour, segunda etapa por Euskadi. Final en Donosti, claro. Lo del final en Donosti fue un ruego de Bernardeau a la organización, porque es el único sitio donde Peter Sagan no puede salir por la noche (su ficha no da para tanto). Segunda etapa del Tour, segunda etapa por Euskadi, y también da para ver cositas. Dos mil ochocientos metros de desnivel, cinco puertos de montaña, Jaizkibel a veinticinco de meta, como en las antiguas Clásicas...

Las antiguas Clásicas son las Clásicas de San Sebastián, las de los ochenta y noventa, las que subías Jaizkibel y hasta el Boulevard, no como ahora, que meten cuestas imposibles por donde no hay sentido subir. Allí mandaba Marino. Marino Lejarreta, sí. Bueno, a ver, en ocasiones te cogía un Gastón y te cepillaba el capazo. O Zadrobilek, que eso sí que da rabia, lo de Zadrobilek, porque Gastón era buenísimo, pero Zadrobilek pues ya me dirás... Y así hasta el noventa, cuando Miguel se marchó solo en la rampa que hay al diez por ciento, y ya explosiona el asunto, y Echavarri que no se lo cree, y tiene bien de historia, Jaizkibel. ¿Terreno para los buenos? Permítanme la boutade... Terreno imposible para los malos. No es poca cosa.

Así que salimos para terminar el finde, porque, ya de venirse por Euskadi, se sale los dos días, ¿no? Los dos días, y a tope. Bilbao es calimochos, en Donosti ya veremos quién te invita. Los padres de Yates (Simon) y Yates (Adam) pueden ser buena opción, porque van contentos, oigan.

Foto: Adam Yates celebra su victoria en el Tour. (EFE/EPA/Christophe Petit Tesson)

A ver, yo veo esto del Grand Départ y les digo que éxito absoluto, que petao de gente, que luciendo bien bonito todo, porque este domingo además llovió a ratos, y en el norte cuando llueve se pone el verde muy verde, que da gusto de ver ese verde y entraban ganas de visitarlo, y supongo que eso se busca. Sumen la afición. Que no me gusta a mí eso de poner etiquetas. 'La mejor afición del mundo', 'el banco más grande de Europa', 'la peor Gran Vuelta de siempre' (esa es el Giro de 2023, no se rompan las meninges). No me gusta, digo, así que no caeré en la trampa. Pero peña... mogollón. Por todas partes, en cada subida, vestidos de naranja, de la Real, vestidos con camisa-cuadros o chubasquero. Ah, nadie llevaba maillots de Uno-X, ni idea de la causa. Por ahí... pues exitazo. (Salvo una muñeca gigante que quería ser cuqui y pareció bruto mecánico de Mazinger Z... eso fatal).

En lo deportivo... resultón. Uno siempre espera más, pero es que uno tiene optimismo de sobra (yo veía a Francesco Frattini top five del Tour 1995), así que no soy vara de medir. Y menos mal, eh, menos mal. Siendo sinceros... bien. ¿Alharacas? Poquitas, pero bien.

A ver, el guion se cumple, no vayan a pensarse. Escapada desde lejos. Tres paisanos con menos opciones que Urs Zimmermann en un asador argentino. Powless, maillot a pois, que lleva un año interesantísimo; Rémi Cavagna, trotón inmenso; y Edvald Boasson-Hagen, que no estaba muerto, estaba de parranda, Edvald Boasson-Hagen, que dominó la Vuelta a Gran Bretaña cuando Sastre ganó el Tour (lo juro), que era jovencito, exhibía rubicundez, potencia, que podía ganar casi en cualquier sitio, que fichó por Sky y lo convirtieron en mula de carga por puertos sin Monumentos (hola, Wout), que ahora ves fotos de Edvald Boasson-Hagen, y tiene pintilla de crápula, pintilla de noruego en plan finde por Torremolinos, llegando el lunes a la oficina con quemaduras en los hombros, tres tatoos más y dos enfermedades venéreas. Aproximadamente, ojo.

placeholder Powless, durante la segunda etapa del Tour. (Reuters/Stephane Mahe)
Powless, durante la segunda etapa del Tour. (Reuters/Stephane Mahe)

Una escapada con peligro

Así que fuga, el pelotón que deja-pero-no-deja-mucho, cuatro minutines, Cavagna se abre de patucas en un puerto (hay muchos puertos, hay doscientos catorce puertos, aunque solo puntúen cinco), Boasson y Powless siguen... Detrás tira el equipo de Yates (Adam), porque llevan el jaune, y porque ve tú a saber si Tadej prueba algo en Jaizkibel. El otro día, mientras analizaba el recorrido de estas dos etapas en Euskadi, fui consciente de la gran suerte que tenemos de coincidir con algunos ciclistas. Hace diez años no se me hubiera pasado por la cabeza que atacasen los líderes camino de Bilbao o camino de Donosti. Ahora no se me pasa por la cabeza que quede sin ocurrir. A veces, cuando lo considero justo, se atiza, pero esto es innegable.

Pasan cosucas. Menores. Powless que deja a Boasson, Ben O'Connor que se cae (Ben O'Connor acabó este sábado como para tenerlo muy en mente, también te digo), Jonas Vingegaard pincha, se reincorpora, el pelotón parece incluso esperar, hay menos tensión con estos asuntos que en un capítulo de 'Al salir de clase' (y los ciclistas actúan mejor). Después de la gentileza, otra vez tira el equipo de Pogacar. Pinta guapo, sí. Dos minutos a pie de Jaizkibel, por cierto.

Y bueno, que a tren. Estos cuando corren es que corren mogollón. Powless camina, eh (Powless tiene pinta como para mirarlo de cerca en Pirineos), pero es que los grupos... ay, los grupos. Es difícil ir, contra los grupos. Dylan van Baarle tira media recta y luego lo adelantan setenta y tres. Esas cosas que uno entiende regular. Luego abre gas Majka (que es gregario treintañero, como esos que cambian de vida con las crisis cronológicas), a su rueda Pogacar, Vingegaard, Yates, los buenos, los grandes. Se lo dije, en ese sentido... afortunados. A Landa le cuesta, porque sufrir en Jaizkibel es de guapos. Pinot se descuelga, porque descolgarse en Jaizkibel es de malditos.

Y esa tónica. Arriba hay bonificación, se meten los dos mejores, primero Pogacar, luego Vingegaard, después Yates (Simon), que hizo el canelo, dónde me vas, Yates (Simon), dónde me vas. Tadej saca codo, habla con Jonas, invita, mira, vamos juntos, que hay espacio, que hay fuerzas, y Vingegaard que nanai, que va con dos caballos, que mejor a rueda de Van Aert, ven Wout, dónde estás, Wout, me siento solo sin ti, Wout. Pogacar invita a irse solos, Vingegaard dice no (luego acabará el asunto como acabe, pero estas cosas también suman, al menos a mí me suman). Así que bajan sin forzar, diez segundines arriba, es otro detalle. A mí es que me encantan los detalles, porque allí se esconden las vidas.

placeholder Pogacar y Vingegaard, los grandes favoritos. (EFE/EPA/Papon Bernard)
Pogacar y Vingegaard, los grandes favoritos. (EFE/EPA/Papon Bernard)

Un final inesperado

Como que empalmen unos cuantos y ataque, casi seguido, Pello Bilbao. Pilla unos metros, Pello Bilbao, que tengo ya los dedos calientes, las meninges alteradas, el ánimo tontorrón. 'Bilbao conquista Donosti'. Pum, el pulitzer, el nobel de literatura, una silla en El Hormiguero, un anuncio de natillas Danone. 'Bilbao conquista Donosti'. Ja, chúpate esa, Pacumbral. Por cierto, muchas tomas frontales de Bilbao. De Pello Bilbao, digo. Pero muchas, muchas. Y de bien cerca. Que ahora hay óptica de sobra, pero... muchas.

Muere Bilbao entrando en Donosti (al primer café por encima de los dos euros) y hay un grupito de veinticuatro paisanos. Los de la general (o sea, Vingegaard y Pogacar), los de menos la general (o sea, Landa, Rodríguez, Gaudu, Hindley), los dos Yates, los del Jumbo (tirando para Van Aert, hoy sí, pero tirando un poco meh, hoy también), electrones libres rollo Ciccone, Woods, Bettiol o Teuns. Pidcock ataca en un repecho a tres de meta, Skjelmose ataca en una recta a dos de meta, todo lo seca Van Aert, Van Aert en modo lavadora-secadora, Van Aert que es un robot del hogar con más programas que Bertín Osborne.

Recta, esprint... salvo para Lafay. Lafay que ataca bajo la flamme rouge, que lleva patas siderales (miren este sábado lo de Pike), que abre la boca muchísimo, que acaba ganando, que acaba ganando. Robo absoluto, Makinavaja Lafay, vaya piernas, Lafay, deja que no saquen pósters este julio, con Lafay no apuesten nada, este julio, contra Lafay. Segundo hace Wout van Aert (que entra jurando y parece súper feliz con el equipo), y tercero Pogacar, porque Pogacar hace de todo, y cuando les digan que son lo mismo piensen que Pogacar hace de todo. Ponerse segundo de la general, por ejemplo, con eso de las bonificaciones.

Vale, les confesaré algo... A mí Lafay me cae fenomenal, porque hace un año perdió la Arctic Race of Norway en la última etapa, que llegaba de líder, y ahogó las penas esa misma noche delante del menda (con el menda, oh, sí, con el menda), y lo hizo fantástico, aquella noche, Victor Lafay, jugón absoluto, Víctor Lafay, best friends forever, con Victor Lafay... Dramatización, ojo.

Así que enhorabuena a Victor Lafay. Estamos contigo, colega. Pero no celebres demasiao. No se me lancen a sacar conclusiones. Salvo si son ustedes de mentalidad frágil y su conclusión es que va a ser un Pogacar vs Vingegaard. Eso sí, eso parece que sí. Está siendo chulo, muy chulo. Para miércoles y jueves... Pirineos. Soudet, Marie Blanque, Tourmalet, Cauterets. Relean... se verá algo. Relean. Lo pasaremos fenómeno.

Segunda etapa del Tour, segunda etapa por Euskadi. Final en Donosti, claro. Lo del final en Donosti fue un ruego de Bernardeau a la organización, porque es el único sitio donde Peter Sagan no puede salir por la noche (su ficha no da para tanto). Segunda etapa del Tour, segunda etapa por Euskadi, y también da para ver cositas. Dos mil ochocientos metros de desnivel, cinco puertos de montaña, Jaizkibel a veinticinco de meta, como en las antiguas Clásicas...

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