Es noticia
Diez nombres para un Giro de Italia
  1. Deportes
  2. Ciclismo
Resumen de la ronda 2021

Diez nombres para un Giro de Italia

Análisis-resumen de un Giro que ha devuelto el protagonismo al colombiano Egan Bernal y en el que el ciclismo español perdió por sendas caídas a Mikel Landa y a Marc Soler

Foto: Egan Bernal, con el trofeo de campeón. (EFE)
Egan Bernal, con el trofeo de campeón. (EFE)

Egan Bernal

Llegaba Bernal con dudas a Italia. Que ya me dirán ustedes, menudas dudas iba a tener un tío que hace solo año y medio cerraba temporada con victorias en Niza, Suiza y Tour de Francia. Cumpliditos los veintidós años, nada menos. Pero, en fin, el deporte de alta competición es algo muy raro, y tiene más olvido que memoria, porque en este mundo nuestro queremos consumir solo novedades y novedades. Así que pasa Bernal un 2020 regular (el que pasamos todos, menos Pogačar) y ya está enterrado. Que si su espalda. Que si falta de confianza. Los más idiotas incluso hablar de moral frágil, que llora mucho, que no sabe sobreponerse a las adversidades. Como si ganar el Tour se hiciese desde tu silla de gamer, vaya. En esas estaba Egan, dijimos, hasta que llegó a Italia. Y aquí... ´rxito. Al ataque casi desde el principio, arrancando latigazos violentos aquí y allá. Segunditos el primer día de montaña, solvente después, ataque en el sterrato, luego Dolomitas, Alpes más estilo catenaccio. Pilla el rosa en Campo Felice, no lo suelta hasta el final. Seguro y fuerte, con un equipo a su altura. Bernal está de vuelta. Enhorabuena a todos.

Foto: Damiano Caruso celebra su triunfo en la etapa del Giro. (Reuters)


Remco Evenepoel

Digamos que era el tipo que tenía todas las miradas sobre él. Lo que sorprende bastante, oigan, porque gasta veintiún añitos recién cumplidos, jamás había corrido una Grande y llegaba tras siete meses parado, fractura de las gordas por medio. Pero en fin, los elegidos es lo que tienen... carne de interés en lo bueno y en lo no tan bueno. Empezó bien, el mozo, con un prólogo más que aceptable (alguno se tiró de los pelos porque no metió mano a Ganna, así está el patio), unos primeros días atento, actuaciones destacadas cuesta arriba e incluso varios acelerones para pillar segundillos de bonificación que, oye, uno nunca sabe dónde pueden hacer falta. No lo hicieron, porque el Giro suele contar minutos cuando llegan los passos de verdad, pero no seré yo quien critique esos hechos... La cosa es que Evenepoel se fue desinflando, con Montalcino como día inicial del proceso. Allí se le vieron algunas costuras gordas (esa falta de habilidad en los descensos puede perjudicarle mucho en el futuro) y allí se vio también que Deceuninck era un establecimiento de esos con luces rojas (mención especial a Almeida por su magnífica labor como isolé y posterior resurrección). La cosa se puso tremenda, con calvarios cada veinticuatro horas para el chaval. Hasta caída bajando San Valentino. Iba cuadrado, y es problemático, como dije. Contusiones, retirada y a pensar. Tiene todo el tiempo del mundo, pero a pensar.

placeholder Remco Evenepoel, al inicio de la etapa 14. (EFE)
Remco Evenepoel, al inicio de la etapa 14. (EFE)

Damiano Caruso

Un italiano al menos, ¿no?... que esto es el Giro. La verdad es que son tiempos bajos para el ciclismo allá en la Bota. Nibali con pinta de haberlo dado ya todo, ningún joven realmente ilusionante en el horizonte (al menos de cara a Grandes Vueltas), nadie que pueda oponer de tú a tú con los mejores. Sí, victorias de etapa, premios menores, un frecciarossa disfrazado de ciclista que responde al nombre de Filippo Ganna, pero... Damiano Caruso es buen ejemplo de esto. Ciclista menor, gris. Trabajo para otros, puestecitos aquí y allá. En este Giro ha alcanzado su mejor momento de siempre, aguantando durante toda la primera parte y creciendo hasta su soberbia victoria pasando San Bernardino. Triste consuelo para un país en orfandad de figuras, pero al menos no se marchan si pódium.

Caleb Ewan

Siete etapas en total. Queda el 147, el décimo, el 177, el 180, gana, el 147 otra vez, gana y se retira. A ver, son números de sprinter clásico (Cipollini lee esa tabla y asiente en silencio, mientras extiende un poco más de aceite bronceador sobre su cuerpo desnudo) pero la sensación final es rara. Caleb Ewan parecía el más rápido de este Giro (tampoco tenía rivales inmensos enfrente) pero decidió marcharse para preparar el resto de temporada. La decisión suena extraña, a priori, porque podía haber llevado un poco más allá su sufrimiento, optando a más victorias, pero... Luego llegará el Tour, pillará cacho otro par de días y se cargará de razones, ojo, mientras yo sigo escribiendo crónicas y con mi palmarés a cero...

Peter Sagan

Sagan siempre está entre los destacados. Haga o no haga, gane o se pierda en los abismos de su cabeza, más adolescente que deportista profesional, más Danny Zuko que Eddy Merckx. Una pena, porque tiene potencial para superar lo que ya hace (y es mucho) pero a estas alturas de la peli con Sagan solo queda disfrutar. Cuando usa al equipo para barrerse tipos rápidos que suben menos que él, cuando se mete en batallas que no le interesan (como en Montalcino) por el puro placer del juego, cuando hace cucamonas a la cámara vestido de ciclamino. Sigue siendo, a día de hoy, un personaje indispensable para este bendito deporte, uno de esos que eleva el interés sobre cualquier carrera donde salga. Pena que la bici no parezca llenarle del todo... Eso sí, mejor si se quita de bandazos y amenazas cuando otros compañeros quieren dignificar su profesión...

Filippo Ganna

Sale aquí como representante del equipo Ineos. Podría haber sido otro, ¿eh? Castroviejo, por ejemplo, que parece no tener final y ha preparado algunas escabechinas en puertos guapísimas. O el mismo Daniel Felipe Martínez, ángel de la guarda para Egan, hombro en el que apoyarse, piernas de acero, pintas de loco peligroso cuando te anima (esa clase de tipos que saca lo mejor de ti mismo porque no quieres verlos de mala hostia). Señalamos a Ganna porque, oigan, ganar las dos cronos en todo un Giro no debe ser fácil (aunque él haga que lo parezca), y además fue agente provocador en varios parciales durante los primeros días. El equipo británico funcionó a la perfección, mostrando rostros ofensivos o conservadores dependiendo de las ganas, fuerzas o necesidad de su gran líder. Impecables, una vez más. Dato: han puesto arriba del pódium a uno de los suyos en tres de los cuatro últimos Giros...

placeholder Filippo Ganna, durante la última etapa. (EFE)
Filippo Ganna, durante la última etapa. (EFE)

Mikel Landa

A ver, de un tío que abandona en la quinta etapa no puedes decir que haya sido muy protagonista pero... En fin, qué quieren que le hagamos, Landa es como es. Para lo malo (si hay una caída la coge, no tengan ustedes dudas... aunque aquí poca culpa tuvo) y para lo bueno. Las expectativas, por ejemplo. Landa es esa sonrisa que te tiran a las tres de la mañana y te hace ponerte guapo otra vez el sábado siguiente, por si acaso. Vale, lo más seguro es que vuelvas solo a casa, con suelas de las zapatillas muy pegajosas y una camisa algo manchada de vómito pero... ¿y lo bien que lo pasamos mientras? El rey de los “y si...” se marcó uno gordísimo camino de Sestola, atacando en condiciones (y luego agarrado abajo) y llenando de esperanzas el alma de tanto sufrido seguidor. Que ahí sigue. El seguidor, digo. A Mikel lo veremos por la Vuelta. Y el año que viene más. Como sus findes con veinte años, no se me haga el despistes...

Simon Yates

Qué tío más raro. A ver, cómo explicar lo de Yates en este Giro... Se tira toda la primera semana dando sensación de que, mira, ¿ves aquel puente chiquituco? Pues allí reviento y pierdo media hora. Lo que es raro, porque ganó Trentino (o como se llame ahora) y debería haber empezado con más ganas que usted en las fiestas de su pueblo. Pero eso... raro. Perder no perdía minutadas, y además siempre llevaba esa expresión como de pasar un poco de todo, como de ir silbando pero, oye, sudar es de pobres, yo prefiero mantener mi postura antes que ir rápido. Luego recupera en Zoncolan, medio se hunde en Giau, acelerón en Sega di Ala, se exhibe subiendo a Alpe di Mera, vuelve a mostrar costurones en Alpe Motta. Raro. Rarísimo. A ver, este tipo empezó la etapa 19 de un Giro como líder y acabó por la tarde decimoséptimo a 35 minutos. Así que eso... raro. Pódium, al menos, pero raro.

Los españoles

¿Quiénes? Ah, sí. Castroviejo trabajando bien. Pello Bilbao asomando al final, como siempre. Pedrero en escapadas. Landa por Vitoria. Soler ataca, se queda, sufre una caída, abandona. Ni para mandar callar tuvo tiempo. Poco más. Anónimos.

placeholder Mikel Landa, el día antes de su grave caída. (EFE)
Mikel Landa, el día antes de su grave caída. (EFE)

Daniel Martin

Aparece aquí el irlandés como representante de dos dignísimas tradiciones. Una, la de quienes subimos puertos a chepazos, haciendo muecas y componiendo estampas de lo más desagradables. Un abrazo, Daniel, no eres el único. También lo hemos escogido para abanderar lo que podríamos decir que fue “el Giro de las escapadas”. Día tras día, tarde tras tarde, los fugados se jugaban victorias de prestigio casi a “piedra, papel o tijera”. Hasta en diez ocasiones ocurrió esto (sin contar parciales que ganaron los líderes). Deberíamos remontar al Tour de 1992 para ver algo parecido. Claro que allí las habichuelas iban para tipos como Roche, Fignon, Chioccioli o Jalabert, ya saben. Aquí el pedigrí anduvo un poco más ausente...

Egan Bernal

Llegaba Bernal con dudas a Italia. Que ya me dirán ustedes, menudas dudas iba a tener un tío que hace solo año y medio cerraba temporada con victorias en Niza, Suiza y Tour de Francia. Cumpliditos los veintidós años, nada menos. Pero, en fin, el deporte de alta competición es algo muy raro, y tiene más olvido que memoria, porque en este mundo nuestro queremos consumir solo novedades y novedades. Así que pasa Bernal un 2020 regular (el que pasamos todos, menos Pogačar) y ya está enterrado. Que si su espalda. Que si falta de confianza. Los más idiotas incluso hablar de moral frágil, que llora mucho, que no sabe sobreponerse a las adversidades. Como si ganar el Tour se hiciese desde tu silla de gamer, vaya. En esas estaba Egan, dijimos, hasta que llegó a Italia. Y aquí... ´rxito. Al ataque casi desde el principio, arrancando latigazos violentos aquí y allá. Segunditos el primer día de montaña, solvente después, ataque en el sterrato, luego Dolomitas, Alpes más estilo catenaccio. Pilla el rosa en Campo Felice, no lo suelta hasta el final. Seguro y fuerte, con un equipo a su altura. Bernal está de vuelta. Enhorabuena a todos.

Tour de Francia
El redactor recomienda