El Tour de Flandes se blinda: el miedo al terrorismo llega al ciclismo

Hace un año y una semana, Bélgica tembló de miedo. En el aeropuerto de Bruselas, sobre las 8 de la mañana, unos atacantes hicieron explotar dos bombas cerca de dos mostradores de facturación y mataron a catorce personas. Una hora después, otra bomba fue detonada en el metro de Molenbeek, donde murieron otras veinte personas. Se contabilizaron cientos de heridos, algunos de ellos de gravedad. Aquellos atentados se los atribuyó el Estado Islámico, como la mayoría de los actos terroristas que se han perpretado en Europa en los últimos años. Bélgica, desde entonces, está muy concienciada con la seguridad y ante el pánico a que pudiera suceder de nuevo, va a tomar medidas extremas durante la disputa del Tour de Flandes de este domingo.

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Si es primavera, hay ciclismo en Bélgica. Hasta que el Giro de Italia llega en mayo y arrambla con todo, no hay nada que llene más el estómago ciclista que las clásicas de Flandes. Dos de los cinco monumentos se disputan en tierras belgas. El primero de estos dos es el Tour de Flandes, una de las carreras que despierta mayor pasión en el mundo de las dos ruedas sin motor. Según las autoridades de aquel país, se espera que medio millón de personas se den cita en los alrededores de las carreteras para acompañar a los ciclistas de Amberes a Oudenaarde por los 260 kilómetros de asfalto y pavé que completan la prueba, en la que se darán cita algunos de los mejores ciclistas del planeta, como el actual campeón del mundo, Peter Sagan.

Pero la acción no se desarrolla únicamente en un día, no al menos para el ciclista amateur, que tiene la oportunidad de disfrutar como si fuera un profesional en una carrera popular llamada 'We Run Flanders' en la que se esperan unos 16.000 participantes de todas las nacionalidades en Amberes durante este sábado. Y si 'solo' son esos es por la restricción de la autoridad a aumentar la cifra de corredores. Además, solo se va a permitir participar a las personas debidamente inscritas y se realizarán controles de acreditaciones, especialmente en el Waaslandtunnel, al que solo podrán acceder los participantes.

"Se ha demostrado en los últimos años que estos chequeos y la limitación de asistencia han funcionado. Habrá menos gente sin permiso. Esto genera menos contaminación y una mejor comunicación con los que estén en la carretera, asegura el organizador, la empresa Golazo. En la edición del año pasado, un aficionado de 46 años falleció de un ataque al corazón y se quieren evitar que este tipo de tragedias se vuelvan a repetir. Habrán aglomeraciones, pero algo menores y mucho más controladas.

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Ya el domingo, las medidas de seguridad se extremarán aún más. Después de lo ocurrido en Niza, Berlín y, más recientemente, Londres, ciudades que se vieron golpeadas por ataques de personas al volante de vehículos que embistieron indiscriminadamente a viandantes, queda claro que hoy en día se puede realizar un atentado prácticamente de cualquier manera. Bélgica se ha querido proteger en este sentido o al menos intentarlo. Los cuerpos de seguridad instarán "bloques de hormigón u otros elementos similares" en zonas estratégicas de las ciudades para evitar que grandes vehículos puedan acceder a zonas de aficionados.

Por otra parte, se tratará de evitar la presencia de explosivos ya que se realizarán registros en profundidad en algunos lugares estratégicos, según la policía del país. Además, por primera vez en la historia, los aficionados que quieran acceder a esas zonas sufrirán exahustivos cacheos y registros y se prohibirá la entrada con mochilas a cualquiera de los 17 lugares de seguridad especial. De hecho, se pide al público que acuda sin ningún tipo de mochila o bolsa para que no se pueda dar ningún susto. Como curiosidad aparte, no se permitirán tampoco los drones personales por motivos de tráfico aéreo, ya que no deben encontrarse en el mismo espacio aéreo que los helicópteros que sobrevolarán la prueba.