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Tonina, la 'madre coraje' de Pantani que no se cansó de luchar, reabre el caso de su hijo
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el profesor francesco maria avato, la clave

Tonina, la 'madre coraje' de Pantani que no se cansó de luchar, reabre el caso de su hijo

El amor de una madre hacia un hijo es inabarcable, insustituible. Como el de Tonina Pantani hacia su hijo Marco. Nunca dudó que el 'Pirata' fue asesinado

Foto: Tonina Pantani (segunda por la derecha), junto a su marido Paolo y familiares, ante la estatua de su hijo Marco (Imago).
Tonina Pantani (segunda por la derecha), junto a su marido Paolo y familiares, ante la estatua de su hijo Marco (Imago).

El amor de una madre hacia un hijo es inabarcable, insustituible. Con él se pueden derribar todas las barreras imaginables con tal de proteger a vástago amado. Pero hay ciertos casos en los que por mucho que hiciera una madre, al hijo la vida le daría la espalda. La vida, y todo los elementos contaminantes que hay a su alrededor. Algo similar le ocurrió a Tonina Pantani, una madre que perdió a su hijo hace poco más de diez años y que desde entonces sigue pensando que Marco no se fue por voluntad propia, ni siquiera por un error de cálculo al tomar cocaína, sino que el Pirata falleció por causas ajenas a él. En definitiva, Tonina siempre creyó que su hijo fue asesinado. Ahora, la Fiscalía de Rímini parece querer darle la razón: reabrió el caso de Pantani por sospechas de homicidio.

La causa sobre la muerte de Marco Pantani se solucionó prácticamente en un visto y no visto. Las pruebas para afirmar que se trataba de un suicidio involuntario eran, según hicieron ver los expertos judiciales de Rímini, muy evidentes. La psicología alterable y extremadamente sensible del Pirata y los restos encontrados en su habitación de la residencia Le Rose de cocaína y otros fármacos no dejaban lugar a la duda: Pantani había muerto de una sobredosis. El informe forense presentado entonces así lo recogió y buena parte de la opinión pública lo tomó como concluyente, puesto que la adicción a la cocaína del ciclista de Cesena era conocida por sus compañeros del pelotón.

Pero desde aquel mismo día de San Valentín de 2004, Tonina y Paolo Pantani no se creyeron la versión oficial, corroborada por los jueces pocas semanas después. Sin embargo, el lógico dolor de una madre y un padre por la pérdida de un hijo quitaba credibilidad a sus reclamas públicas. El paso del tiempo y la larga ausencia de Pantani parecían haber borrado cualquier rastro de cambio en el acta judicial tras su defunción, que para siempre iba a ser un loco ciclista excéntrico que un día completó sus acciones descerebradas con una sobredosis de cocaína que lo convertiría en leyenda. Sin embargo, la lucha de Tonina está cerca de convertir a Pantani en algo más que una leyenda: en un mártir.

“Mi hijo fue asesinado”, siempre ha defendido Tonina, en cualquier situación y ante cualquier problema que se le presentase. Hace nueve meses que la historia empezó a cambiar cuando el abogado Antonio de Rensis, que defiende la causa de los Pantani, había acumulado una enorme cantidad de documentos que demostraban la incongruencia y contradicciones de las pruebas y sentencia de la muerte de Marco Pantani. Fue entonces cuando surgió la figura clave de esta nueva investigación que ha provocado la reapertura del juicio: el profesor Francesco Maria Avato.

Ese mismo maestro de medicina fue el que reabrió el caso de Donato Bergamini, un jugador del Cosenza que apareció muerto por, supuestamente, lanzarse sobre las ruedas de un camión en marcha. Avato demostró que cuando Bergamini cayó sobre las ruedas del camión, ya estaba muerto. En el caso de Marco Pantani, Avato realizó un nuevo informe forense donde se especificaba que “la enorme cantidad de drogas encontradas en su cuerpo sólo pudo ser consumida a través de agua (…) esa cantidad habría quemado su boca e inflamado el estómago. Por lo tanto, las heridas del cuerpo de Pantani no se las hizo él mismo, sino que fueron obra de terceros”.

Los hechos hipotéticos expuestos ahora por la parte de los Pantani a la Fiscalía de Rímini son los siguientes: Pantani había reservado una noche en la residencia Le Rose, pero finalmente estuvo cuatro y, al contrario de lo expuesto en un principio, no estuvo solo. El día de su muerte, el 14 de febrero, habría abierto la puerta a alguien (en teoría, su presunto asesino o asesinos). Es decir, lo conocía y probablemente confiaba en esa persona. Durante ese tiempo, y viendo la actitud ofensiva del asesino, Pantani llamó varias veces a la centralita pidiendo la ayuda de los Carabinieri, pero al ser considerado un ‘enfermo’ bajo la abstinencia de las drogas, no se le tuvo en consideración. Entonces, la otra persona o personas le agredieron hasta aturdirlo, momento que aprovecharon para provocarle la muerte al hacerle tragar una enorme cantidad de cocaína disuelta en agua.

En el vídeo que publicó la policía en su día, se puede ver claramente una botella medio vacía y un desorden impropio en la habitación de Pantani, además de unas chaquetas de esquí que, aunque de Pantani, no fueron llevadas allí por él. Nadie analizó esa botella ni buscó huellas dactilares ajenas al Pirata; tampoco hubo preguntas incómodas sobre las chaquetas. Según Avato, la muerte de Marco se produjo antes incluso de la hora del almuerzo, pero se conoció su deceso a la hora de la cena. Es decir, que transcurrió tiempo suficiente para que sus agresores eliminaran todas las pruebas evidentes que los inculparan y consiguieran que el lugar del crimen y el cadáver de Marco lucieran como propio de un suicidio por sobredosis. Es precisamente eso lo que investigará a partir de ahora la Fiscalía: posible homicidio y alteración del cadáver y del lugar de los hechos.

Según el periodista Francesco Ceniti, uno de los profesionales que mejor conoce el caso Pantani y que escribió junto a la mamma Tonina ‘In Nome di Marco’ (En nombre de Marco), asegura que las pruebas han sido tan evidentes que la Fiscalía se ha visto obligada a abrir una investigación apenas una semana después de que les fueran presentadas las pruebas. Ceniti cree que lo expuesto ante la justicia “servirá para dar respuestas”, aunque reconoce que “este paso proyecta una luz inquietante sobre la muerte del campeón de Cesenatico”.

El amor de una madre hacia un hijo es inabarcable, insustituible. Con él se pueden derribar todas las barreras imaginables con tal de proteger a vástago amado. Pero hay ciertos casos en los que por mucho que hiciera una madre, al hijo la vida le daría la espalda. La vida, y todo los elementos contaminantes que hay a su alrededor. Algo similar le ocurrió a Tonina Pantani, una madre que perdió a su hijo hace poco más de diez años y que desde entonces sigue pensando que Marco no se fue por voluntad propia, ni siquiera por un error de cálculo al tomar cocaína, sino que el Pirata falleció por causas ajenas a él. En definitiva, Tonina siempre creyó que su hijo fue asesinado. Ahora, la Fiscalía de Rímini parece querer darle la razón: reabrió el caso de Pantani por sospechas de homicidio.

Marco Pantani
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