Es noticia
Rafal Majka, el ciclista que no quería correr el Tour, se exhibe en los míticos Alpes
  1. Deportes
  2. Ciclismo
LLEGÓ DE REBOTE Y ESTE SÁBADO GANÓ LA ETAPA

Rafal Majka, el ciclista que no quería correr el Tour, se exhibe en los míticos Alpes

Rafal Majka, compañero de equipo de Contador, logró su primera victoria en una de las grandes en el Tour, la carrera que hace unos meses no quería correr

Foto: Rafal Majka en el momento de cruzar la meta en Risoul (Efe).
Rafal Majka en el momento de cruzar la meta en Risoul (Efe).

Vincenzo Nibali sigue arrasando a sus rivales, que cada día que pasa están más lejos del italiano. En la subida a Risoul, meta de la decimocuarta etapa del Tour de Francia, el español Alejandro Valverde mantuvo el segundo puesto en la general -un fallo en el cambio de su bicicleta en los kilómetros finales le hizo perder tiempo ante la legión francesa que acecha su lugar en el podio-, pero la distancia con el líder es cada vez mayor. Un Nibali que se muestra agresivo y dominador -fue segundo tras dejar atrás a sus oponentes-, pero que ayer tuvo que compartir protagonismo en la etapa con el polaco Rafal Majka, quien se llevó la victoria parcial.

El compañero de equipo de Contador en el Tinkoff-Saxo fue el héroe del día al ganar una etapa en la que marchó escapado desde el banderazo de salida. 177 kilómetros con auténticos colosos en su recorrido como Lautaret, Izoard y la subida final a Risoul. Primero formando parte de una fuga numerosa, después en solitario deshaciéndose de sus compañeros de escapada y al final, aguantando el envite de los hombres de la general que casi le dan caza. Sin embargo, el día de ayer estaba señalado para la graduación de este joven polaco (24 años) que apunta a ser una de las estrellas del futuro.

Majka llegó de rebote al Tour de Francia. Además, se presentó en la salida de Leeds malhumorado y sin ganas de disputar una carrera -por muy grande que sea la ‘Grande Boucle’- que no entraba en sus planes hasta que los problemas de Roman Kreuziger con el pasaporte biológico obligaron a Rijs, director del Saxo, a buscar una solución de emergencia. Quedaba una semana para el arranque de la cita francesa cuando el danés telefoneó a Majka para comunicarle que debía correr el Tour. El polaco acababa de ser sexto en el Giro de Italia y tras un periodo de inactividad iba a comenzar su preparación para la Vuelta a Polonia. Ese cambio de planes le enfureció. “No me siento capacitado para correr el Tour de Francia. No estoy contento con la decisión”, escribía Rafal en su página de Facebook. “Tengo sólo 24 años, soy joven y correr dos grandes vueltas seguidas creo que no es bueno. Creo que el Tinkoff-Saxo no se preocupa por la salud de sus corredores”, seguía explayándose el polaco en la red social.

Las palabras de Majka crearon gran marejada en el seno del equipo, que trataba de ser una balsa de aceite para llevar en volandas a Contador en la conquista del Tour de Francia. Oleg Tinkov, el multimillonario ruso dueño del equipo, tomó cartas en el asunto y llamó al orden a su corredor que tuvo que hacer una rectificación pública. “He hablado con el equipo y ambos hemos decidido que el Tour puede ser una gran oportunidad para mí. Quiero ayudar a Alberto Contador a ganar esta carrera”, manifestaba. Sin embargo, pese a esas palabras, Majka se presentó en suelo inglés con poca motivación y una actitud más que dudosa. De hecho, más de uno pensaba que el polaco podría bajarse a las primeras de cambio. Ya en la primera etapa -una jornada que se resolvió al sprint y sin muchas dificultades- llegó cortado del gran grupo. No obstante, los mimos de los compañeros fueron ganando al polaco para la causa. “Cada mañana en el desayuno me acercaba a hablar con él y preguntarle qué tal estaba”, reconocía ayer Alberto Contador en la retransmisión de la etapa en TVE.

Rafal fue entrando en carrera y olvidando el desencuentro que le había llevado al Tour de Francia, pero camino de la Plance des belles filles la historia y el objetivo del Tour cambió para Majka y todo el Tinkoff-Saxo. El abandono de Contador obligaba a resetear a los componentes de la escuadra rusa. “Antes de volver a España, todos me prometieron que iban a hacer un buen Tour”, reconocía ayer el propio Alberto. Majka estaba entre esos que juraron dignidad a su líder.

En la primera etapa alpina, la del pasado viernes, el polaco ya fue protagonista, pero el hambre de Nibali le dejó con la miel en los labios y tuvo que conformarse con ser segundo en la subida a Chamrousse. Ayer, Rafal no estaba dispuesto a que la historia se repitiera y esta vez pudo saborear la grandeza de una victoria en el Tour de Francia -la primera suya como profesional-, una carrera a la que no quería acudir y que le dará más relevancia que cualquier triunfo que esté por venir.

Majka es uno de los abanderados de una nueva generación de ciclistas polacos, como Niemiec, Kwiatkowski o Poljanski. Conocieron el Tour de Francia oyendo las historias que contaban de su compatriota Zenon Jaskula, que fue tercero en 1993 tras luchar con el mismísimo Miguel Indurain. Rafal por entonces estaba empecinado en triunfar como futbolista y junto a su hermano Pawel fichó por el WLKS Krakus. El entrenador del equipo, Zbigniew Klek, era un amante del ciclismo y sugirió a Rafal que probara con la bicicleta. No se le dio mal y finalmente el balón quedó en un segundo plano. En amateur Majka apuntaba buenas maneras, llegando a ganar carreras al propio Sagan, pero su salto al profesionalismo no terminaba de llegar. Sin embargo, en una concentración del Saxo Bank en Mallorca, el polaco se atrevió a aguantar la rueda de Contador en una subida. Fue el único en conseguirlo y un entusiasmado Bjarne Rijs decide darle la oportunidad.

El tiempo le ha ido dando la razón al director danés, que ha visto como su pupilo polaco apunta a estrella. Sin embargo, pese a las muchas buenas actuaciones, la victoria se le resistía. Una circunstancia que comenzaba a agobiar al propio Majka. “Estoy deseando ganar una carrera y a poder ser en una gran vuelta”, reconocía Rafal a comienzos de temporada. Finalmente su deseo se ha cumplido, aunque haya tenido que ser en la carrera que no quería correr. Los caprichos del destino.

Vincenzo Nibali sigue arrasando a sus rivales, que cada día que pasa están más lejos del italiano. En la subida a Risoul, meta de la decimocuarta etapa del Tour de Francia, el español Alejandro Valverde mantuvo el segundo puesto en la general -un fallo en el cambio de su bicicleta en los kilómetros finales le hizo perder tiempo ante la legión francesa que acecha su lugar en el podio-, pero la distancia con el líder es cada vez mayor. Un Nibali que se muestra agresivo y dominador -fue segundo tras dejar atrás a sus oponentes-, pero que ayer tuvo que compartir protagonismo en la etapa con el polaco Rafal Majka, quien se llevó la victoria parcial.

Tour de Francia Alberto Contador
El redactor recomienda