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Un traslado de más de 2.600 kilómetros por el capricho irlandés del Giro de Italia
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SIETE MILLONES de euros POR SALIR DESDE BELFAST

Un traslado de más de 2.600 kilómetros por el capricho irlandés del Giro de Italia

La caravana del Giro de Italia se ha visto obligada a sufrir un desplazamiento largo y costoso, tras la decisión de poner la salida de este año en Belfast

Foto: Imagen del pelotón del Giro de Italia en su paso por Irlanda.
Imagen del pelotón del Giro de Italia en su paso por Irlanda.

La caravana del Giro de Italia abandona Irlanda para comenzar a partir del martes la carrera en suelo italiano. Un desplazamiento largo y costoso en el que todos los implicados -organizador, equipos, corredores, medios de comunicación y la propia UCI- han tenido que poner de su parte. “Descubrir nuevos países requiere grandes esfuerzos, pero la recompensa a medio y largo plazo es productiva”, nos señala Alfonso Galilea, director técnico del Movistar.

La globalización del ciclismo y la búsqueda de nuevos mercados poderosos económicamente han empujado a los organizadores a llevar sus carreras hasta donde haga falta. La cifra oficial que ha percibido RCS -organizador del Giro- por trasladar la salida de la ‘corsa’ rosa a Irlanda es de 6,5 millones de euros -aunque se rumorea que las cantidades percibidas pueden ser superiores-, casi el doble de una ‘Grand Depart’ tradicional. Esto ha obligado a empezar la carrera en viernes y no en sábado y a fijar un día de traslado dentro de la primera semana-algo de lo que la UCI recelaba-. Pero cuando el dinero manda, el resto no importa. “Llevamos un año negociando con el Giro todos los pormenores de esta salida y siempre han estado abierto a solucionar cualquier inconveniente”, reconoce Galilea. Un interés y preocupación desmedida si lo comparamos con otros ‘affaires’ que han tenido los equipos y donde RCS se ha desentendido, como por ejemplo los problemas con los visados, aunque en esta ocasión no había beneficio económico de por medio y puede que así se entienda su desinhibición.

Los equipos se han visto obligados a movilizar una doble estructura, es decir, mandar un equipo de auxiliares con los coches, camiones y todo el material necesario a Irlanda y otro a Italia, ya que no había tiempo material de realizar un traslado total de Dublín a Bari con un solo día de por medio. Si es cierto, que para aquellas escuadras que lo prefirieran, el Giro les ofrecía los vehículos necesarios en suelo británico para que pudieran llevar una sola estructura a Italia. Pero nadie ha optado por esta opción. Entre otros motivos, porque cada conjunto tiene sus acuerdos con las marcas de coche y los vehículos rotulados con sus patrocinadores y que éstos no estuvieran visibles en un evento de la magnitud del Giro de Italia en sus primeros días era una pérdida que no estaban dispuestos a conceder. “Ha sido un crucigrama de difícil solución, pero se ha resuelto de la mejor manera posible. Aceptamos el esfuerzo pensando en una recompensa futura. Mira lo que supuso que el Tour de Francia arrancara en Londres hace siete años. Desde entonces el ciclismo no ha dejado de crecer en Gran Bretaña”, apunta el director técnico del Movistar.

El único equipo español en liza en este Giro, el Movistar, tuvo que desplazar desde Pamplona hasta tierras británicas un camión, un autobús y cuatro coches el domingo previo al arranque de la carrera. Después de horas de carreteras, miles de kilómetros en el cuerpo y de embarcar en dos ocasiones, llegaron a Irlanda. Mientras, otros compañeros con los mismos medios, salían pocos días después desde Barcelona hasta Bari para que el martes todo esté listo en el inicio de la cuarta etapa. La organización se ha hecho cargo de los costes de traslados, aunque cada equipo ha tenido que asumir el hecho de tener a la casi totalidad de su estructura -el staff de un equipo World Tour para una gran vuelta ronda la veintena de personas y como se ha tenido que doblar esfuerzos, pues los números son un poco desorbitados para tres etapas- centrada en este peculiar inicio de Giro.

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Unos de los grandes damnificados de este trasladoson los auxiliares, sobre todo los mecánicos, que se ven obligados a hacer jornadas de hasta 20 horas para poder tener listas las bicis para la etapa del domingo y en tiempo récord empaquetar todo el material que se trasladará en avión hasta Italia. “Nadie piensa en nosotros. Es un trabajo que no se ve y parece que no existe. En días como el domingo, te tienes que levantar a las 4 de la mañana, preparar las bicis para la etapa, cubrir el día y, cuando los corredores llegan a la meta, empezar a empaquetar todo en poco tiempo porque tiene que salir en avión hasta Italia, donde esperan otros compañeros para deshacer tu trabajo y que esté todo listo para la primera etapa en Bari. Son los días de mayor estrés para nosotros”, se queja un mecánico de uno de los equipos más poderosos del pelotón y que prefiere permanecer en el anonimato. De hecho, el avión que transporte el material hasta suelo italiano llevará consigo alrededor de 500 bicicletas y toneladas de peso con recambios, ropa, alimentos…

No es la primera vez, ni será la última, que el Giro de Italia y las grandes vueltas trasladen la salida fuera de sus fronteras. La ‘corsa’ rosa lo ha hecho en 11 ocasiones y, de hecho, últimamente ha retomado las negociaciones -que llegaron a estar muy avanzadas- para situar en breve la ‘Grand Depart’ en Washington. El principal escollo son el cambio horario y los días de traslado-descanso que exigen los equipos. No obstante, como en otras muchas ocasiones, cuando hay dinero de por medio todo es negociable. El Tour de Francia, sin ir más lejos, tiene este año su kilómetro cero en Londres y ha recibido suculentas ofertas económicas para salir desde los lugares más remotos. Desde Catar a Brasil, pasando por Escocia y un gran número de países europeos se han dirigido a ASO -organizador de la ronda francesa- para hacerles llegar su deseo,y no sería de extrañar que en cualquier momento se decidan a llevarlo a cabo. En ese caso, no estaría de más que pensaran en los verdaderos artífices de este espectáculo que no son otros que los corredores y quienes permiten que este circo funcione: auxiliares y medios de comunicación entre otros.

La caravana del Giro de Italia abandona Irlanda para comenzar a partir del martes la carrera en suelo italiano. Un desplazamiento largo y costoso en el que todos los implicados -organizador, equipos, corredores, medios de comunicación y la propia UCI- han tenido que poner de su parte. “Descubrir nuevos países requiere grandes esfuerzos, pero la recompensa a medio y largo plazo es productiva”, nos señala Alfonso Galilea, director técnico del Movistar.

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