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Cruzar el Estrecho y comer en un asilo para ser un mito: así es 'el Depredador' de la UFC
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EL DIFÍCIL CAMINO A LA FAMA DE FRANCIS NGANNOU

Cruzar el Estrecho y comer en un asilo para ser un mito: así es 'el Depredador' de la UFC

Ha pasado algo más de un lustro desde que saliera de su Camerún natal en busca de fortuna hacia Europa: ahora vive en EEUU y es un ídolo de masas en el deporte local de moda

Foto: Francis Ngannou celebra su victoria de este fin de semana frente a Alistair Overeem. (Reuters)
Francis Ngannou celebra su victoria de este fin de semana frente a Alistair Overeem. (Reuters)

Llegar a ser uno de los mejores deportistas de cualquier especialidad no es nada sencillo, pero aún lo es menos si lo único con lo que empiezas es con 100 euros, una comida caliente al día y con unas mantas debajo de un puente. Ha pasado menos de un lustro desde que Francis Ngannou llegara a Europa jugándose la vida, procedente de su Camerún natal, dejando atrás sus sueños de niño para cumplir los de adulto: ser campeón algún día de la UFC.

Foto: Francis Ngannou después de vencer a Overeem. (USA TODAY Sport)

Francis Ngannou nació un 5 de septiembre de 1986 en Batié (Camerún). De familia con pocos recursos, pronto descubrió que la vida no se lo iba a poner fácil, y mucho menos cuando te toca nacer en una de las zonas más humildes del planeta. A pesar de que cuando era un niño Camerún no contaba con educación primaria gratuita, pronto descubrió su gran pasión: los números. Su capacidad para entender las matemáticas le llevó a soñar con ser arquitecto.

Sin embargo, la situación se complicó a muy corta edad. Si ya parecía una utopía tener recursos para algún día poder estudiar, el sueño se esfumó definitivamente cuando sus padres se separaron: no solo provocó que ambas partes hicieran un sobreesfuerzo económico en abogados y procuradores, sino que al pequeño Francis le cambiaran sus prioridades: ahora, soñaba con ser abogado para ayudar en otros casos similares. Pero a los 12 años descubrió la realidad.

Se acabaron sus esperanzas y se vio obligado a trabajar en una cantera en busca de dinero. Su desempeño diario, unido a su excepcional genética, pronto provocó que aquel niño se convirtiera en un joven con una fuerza descomunal, capaz de llevar cargas realmente increíbles. Consciente de que para ganarse la vida debía salir de Batié, cumplida la mayoría de edad viajó a Douala, en el oeste del país: allí, descargaba cajas de camiones que a veces alcanzaban los 100 kilos.

El estrecho como vía de salvación

Amante del deporte y gran seguidor de Mike Tyson, intentó probar en el boxeo en Camerún, pero no encontró ningún apoyo. Eso provocó que decidiera que había llegado el momento de la verdad: había que ir a Europa. Así, con poco menos de 20 años, decidió cruzar el estrecho de Gibraltar a bordo de una patera. Ngannou tuvo la fortuna que muchos no encontraron y, tras un largo y peligroso viaje —en el que tuvo que cruzar España—, alcanzó su objetivo: París.

Con solo 100 euros en el bolsillo, las calles del parque de la Villette se convirtieron en su hogar. La Fundación La Chorba se convirtió en su tabla de salvación y, sin duda, su punto de despegue: con una comida caliente al día, la organización pronto le ofreció la posibilidad de trabajar para ellos. Pero Ngannou no se conformaba y, recordando su pasión por el boxeo, decidió acudir a un gimnasio cercano en busca de una oportunidad. Acababa de empezar su sueño.

Tras acudir cuatro o cinco veces al mismo gimnasio, el dueño vio potencial en él: al ver su situación de precariedad, le dejó entrenarse gratis, solo debería pagar su material. Sus escasos recursos solo le permitieron comprarse los guantes más baratos de Go Sport, una de las tiendas por las que solía pasar el día. Sin protector bucal, ropa deportiva ni zapatillas de boxeo, comenzó a soñar en grande. Y necesitó muy poco para dar un salto cualitativo.

Didier Carmont, uno de los púgiles que entrenaban en aquel gimnasio, vio sus maneras y le dio un consejo que cambiaría su vida: "Te miro y, por tus atributos físicos, creo que las artes marciales mixtas serían perfectas para ti". Tras informarse, decidió probar en otro gimnasio, el MMA Factory: acababa de llegar el momento de su despegue. El 30 de noviembre de 2013, 'el Depredador' tenía su primer combate: 104 segundos después, lo ganaba tras someter a Rachid Benzina.

Camino a la gloria

A partir de ahí, otro combate en París y dos en Levallois para dar el salto internacional: Suiza y Bahréin. Su nivel era tan grande que la UFC se interesó por él y, desde entonces, suma por victorias todos sus combates: Luis Henrique, Curtis Blaydes, Bojan Mihajlovic, Anthony Hamilton, Andrei Arlovski y Alistair Overeem han saboreado las mieles de la derrota ante Ngannou. Pocos años después de vivir en la indigencia, el joven camerunés ya es una estrella.

Ahora vive en un increíble apartamento con vistas al Red Rock Canyon de Nevada, donde los lujos no faltan. Hace no mucho, se jugó la vida por encontrar la dignidad que era incapaz de hallar en su país: ahora es el número cuatro del mundo de los pesos pesados de la UFC y los expertos aseguran que no va a tardar en ser el mejor del mundo. Francis Ngannou ya es un ídolo de masas: se jugó la vida para ser feliz y tener la recompensa por la que tanto ha luchado.

Llegar a ser uno de los mejores deportistas de cualquier especialidad no es nada sencillo, pero aún lo es menos si lo único con lo que empiezas es con 100 euros, una comida caliente al día y con unas mantas debajo de un puente. Ha pasado menos de un lustro desde que Francis Ngannou llegara a Europa jugándose la vida, procedente de su Camerún natal, dejando atrás sus sueños de niño para cumplir los de adulto: ser campeón algún día de la UFC.

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