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"Hay gente que no come por ir a ver el fútbol, eso nunca va a pasar con el muay thai"
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fabián se enfrentó al mejor luchador del mundo

"Hay gente que no come por ir a ver el fútbol, eso nunca va a pasar con el muay thai"

'Scarface', como lo conocen en la disciplina, se enfrentó a Saenchai en Hong Kong. El madrileño perdió, pero cumplió un sueño conseguido gracias a su esfuerzo y entrenamiento

Foto: Jonathan Fabián es ocho veces campeón de España de muay thai (Jonathan Fabián)
Jonathan Fabián es ocho veces campeón de España de muay thai (Jonathan Fabián)

"No me imaginaba estar al lado de un ídolo". Los pulmones de Jonathan Fabián dejaron de ser eficientes a pocas horas del combate de su vida. Los grandes edificios de Hong Kong pasaron desapercibidos a su mirada. Su única ventana tenía vistas hacia el ring del Rotunda Hall de Kitec. "Cuando estaba en el hotel, me costaba hasta respirar. Miraba al suelo, alzaba la mirada y sentía que lo iba a tener enfrente ya". Fabián no imaginaba años atrás que un cuerpo a cuerpo iba a sustituir la pantalla de su móvil, desde donde aprendió los movimientos de su mayor ejemplo del muay thai. El pasado 11 de septiembre peleó con "una leyenda viva". Fabián puso a prueba sus guantes con Saenchai. Perdió, pero terminó sonriendo: "Preparé la pelea con una ilusión especial por ser quien era".

'Scarface', apodo que se ha ganado en la disciplina debido a sus cortes en la cara, se coló entre los mejores luchadores del mundo en una velada promovida por Yokkao. Allí estaba el tailandés Saenchai, invicto desde 2014, quien sumó, a sus 37 años, su 31ª victoria consecutiva. Un palmarés que se une a las 305 victorias y tan sólo cinco derrotas a lo largo de toda su carrera profesional. "Es inevitable que alguien al que le guste el muay thai vea a este luchador", dice Jonathan Fabián a El Confidencial apenas 24 horas después de aterrizar en España de vuelta de Hong Kong. "Para este combate he salido de mi zona de confort durante los entrenamientos y he sufrido muchísimo", explica el ocho veces campeón de España, convencido de que el esfuerzo supera al talento.

Con 1,77, Fabián logra hacer más sombra que sus rivales de peso ligero (63,5 kg). "Siempre le he sacado buen partido a mi altura. Suelo ser más alto y el alcance es mayor. Con Saenchai me pude quitar varios golpes gracias a mi tamaño", dice el luchador, que se protege la mirada con una gorra plana color negro durante la entrevista con este periódico. "Es tu momento, disfruta", le dijo su entrenador antes de saltar al cuadrilátero, momento en el que los nervios por enfrentarse a su luchador favorito se disiparon. Fabián asegura su peor enemigo es él mismo. Su cerebro, que a veces peca de falta de confianza, pero al que logra batir. "Salí con mucha presión, pero en cuanto sonó la campana desapareció. Abrí los ojos bien y dije: 'Vamos a ello'".

Fabián logró conectar algún golpe, alcanzó su cara, bloqueó golpeos y colocó varios puntos, pero el baile del tailandés, quien "hace lo que quiere con el rival", no se hizo esperar. "Cuando Saenchai mete la quinta te puede machacar en cualquier momento". Saenchai ha ganado muchos combates noqueando a su rival, situación a la que Fabián, que perdió por puntos, no llegó. "Es el mejor, tiene un control de la pelea al cien por cien", afirma el luchador español, quien también posee el cinturón europeo de muay thai. Aun así, no hay quién le quietase su sonrisa: "Aún perdiendo, estoy contento con mi trabajo", sentencia el peleador, que también se llevó un piropo de su ídolo: "Me dijo que era un luchador con gran corazón".

placeholder Fabián cumplió su sueño y peleó con su ídolo (Lawton Yeung)
Fabián cumplió su sueño y peleó con su ídolo (Lawton Yeung)

Un deporte del que no puedes vivir

Aunque su primer deporte fue la natación, después de darse cuenta de que ni fútbol ni levantar pesas en un gimnasio eran lo suyo, Fabían aterrizó en el arte del muay thai con 17 años. El madrileño, que se quedó sin padre a los 7 años, traslada la disciplina que ha adquirido de este deporte a su vida cotidiana. Lucha para poder luchar. No vive del muay thai. De hecho, está muy lejos de poder hacerlo. "He puesto toda la pasión y el esfuerzo en este deporte, y ahora hay más gente con la que pelear, pero de ahí a que llegues a ganarte la vida con esto...", lamenta. Se gana la vida dando clases en el gimnasio y trabajando de guardia de seguridad durante los fines de semana.

"Ridícula". Así, es la cantidad que le queda a Fabián tras cada combate, cuando debe pagar el porcentaje correspondiente tanto a su entrenador y promotor.. "Me lo tomo como un pequeño plus a mi sueldo de mileurista", sentencia. Al menos su patrocinador le facilita el material, nada en metálico. La afición española en este arte marcial está creciendo, pero aún no llega a las cotas deseadas para rentabilizar los elevados gastos que conlleva no sólo organizar una velada, sino financiar el férreo entrenamiento físico y dietético del deportista.

A ello se le une el poco reconocimiento tanto cultural como institucional: "No estamos reconocidos para nada. Estamos muy mal vistos, incluso se puede decir que aquí no se considera ni deporte", manifiesta Jonathan sobre el estereotipo que llevan estos deportistas a su espalda. Gran parte de la sociedad vive ajena a la disciplina de este deporte y los tachan de "macarrillas". Lo cierto, según el, es que "al final a la gente no le gusta lo suficiente y le parece excesivo el precio de las veladas".

placeholder Jonathan Fabián es campeón de Europa de muay thai. (Jonathan Fabián)
Jonathan Fabián es campeón de Europa de muay thai. (Jonathan Fabián)

España, un país atrasado en el muay thai

En torno a 1.000 personas se dieron cita en Hong Kong para presenciar su combate, que cerraba una velada de once más. Él, que compartió vestuario con ​Saenchai de principio a fin, algo inusual en Espala, no se lo podía creer, después de ver la escasa afluencia a los combates madrileños. "En España se quejarían del precio de la pelea que protagonicé en Hong Kong porque al final la gente no se sacrifica lo suficiente". Fabián es contundente: "Hay gente que no come por ir a ver el fútbol, eso nunca va a pasar con el muay thai". Otro de los motivos de la escasa remuneración en este deporte es su casi nula presencia en televisión porque "al final se esperan a que salga en internet".

Al combate en Hong Kong pudieron asistir todos los públicos. Niños, e incluso bebés, se dieron cita para no perderse a la mejores luchadores del planeta. En España, donde es necesaria la mayoría de edad para presenciar las veladas en vivo, sería ilegal. "Somos un país totalmente atrasado a la época en ese aspecto", reflexiona 'Scarface', quien asegura que el muay thai ofrece unos valores humanos imprescindibles para vivir en la sociedad. "Lo toman como violencia, pero no es así. Luego pones al mediodía la televisión y ves telebasura que contamina la mente infantil".

'El zorro', como lo definen sus entrenadores Jaime Luengo, David Guerra y Ruiz Morote por su astucia sobre el ring, tiene su próxima pelea dentro de nueve días. Será el boxeo la disciplina a la que le toca disfrutar de sus golpes: "Intento alternar por dos motivos: oxigenar las tibias, que sufren mucho con el muay thai, y ganar un dinero extra". El arte noble es su otra pasión y ya espera ansioso el combate entre Canelo y Golovkin. El kazajo su peleador favorito. Sobre la 'farsa' de Mayweather y McGregor también se pronuncia: "Son unos magníficos empresarios".

Jonathan Fabián, a sus 34 años, espera seguir peleando durante mucho más tiempo, y su próxima visita a China podría cerrarse para el próximo 30 de septiembre. A este deporte le debe la vida, la misma que recuperó cuando tuvo un grave accidente del que pocos pensaban que iba a salir peleando. "El muay thai me ha aportado una superación de mí mismo, es mi felicidad, me ha enseñado muchas lecciones de vida", dice el luchador que cumplió su sueño de pelear con su ídolo. Jonathan no pone fecha de caducidad a su carrera profesional, pero hay una cosa de la que no duda: "Mi vida la quiero enfocar a esto, eso lo tengo claro".

"No me imaginaba estar al lado de un ídolo". Los pulmones de Jonathan Fabián dejaron de ser eficientes a pocas horas del combate de su vida. Los grandes edificios de Hong Kong pasaron desapercibidos a su mirada. Su única ventana tenía vistas hacia el ring del Rotunda Hall de Kitec. "Cuando estaba en el hotel, me costaba hasta respirar. Miraba al suelo, alzaba la mirada y sentía que lo iba a tener enfrente ya". Fabián no imaginaba años atrás que un cuerpo a cuerpo iba a sustituir la pantalla de su móvil, desde donde aprendió los movimientos de su mayor ejemplo del muay thai. El pasado 11 de septiembre peleó con "una leyenda viva". Fabián puso a prueba sus guantes con Saenchai. Perdió, pero terminó sonriendo: "Preparé la pelea con una ilusión especial por ser quien era".

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