Ricky Rubio baja al barro y recibe lecciones para mejorar su tiro

Ricky Rubio quiere mejorar, está obsesionado con perfeccionar su juego para poder llevar a los Timberwolves a las eliminatorias por el anillo de la NBA. No le vale haber sido considerado como uno de los mejores debutantes en el año de su estreno en la NBA en la temporada 2012/2013, una campaña truncada por la lesión. Quiere más y para lograrlo se esfuerza a tope, se machaca a diario. Tiene metido el aro entre las cejas y para ello no ha dudado en acudir a un campus de perfeccionamiento de tiro en Los Ángeles. Lo hizo en 2007 cuando ya apuntaba a jugador importante y ha repetido en los últimos meses. No le importa recibir clases particulares, volver al colegio. Lo hace a diario, cuando el duro calendario de partidos de la NBA se lo permite.

“No quiero que el tiro se convierta en una obsesión” declaró en los días previos al inicio de la temporada regular. Sabe que es el punto negro dentro de su juego, pero en la franquicia no quieren que esas ganas por mejorar se puedan convertir en un obstáculo, más que en un aliciente. Ricky intenta evadirse de eso de los puntos, de olvidar esos datos que apuntaban a que su porcentaje de tiro era el peor de los veinte jugadores más valorados de la Liga, mediada la pasada campaña. Esos dígitos nada tenían que ver con los de otros apartados como el de asistencias o el de robos.

En la presente temporada, los Timberwolves ya han jugado cuatro partidos con un balance de tres ganados y uno perdido; Rubio ha arrancado a lo grande. Lidera los robos de balón con cuatro por partido y es tercero en asistencias, con nueve por encuentro. Su promedio de puntos se queda en los 9’1, lo que le aleja de los números que él pretende tener. Muchos críticos afirman que es el paso que le falta por dar para instalarse entre los elegidos de la NBA. Su inicio de temporada, a rebufo del Eurobasket y de la mano de la vuelta de Kevin Love, recuerda al jugador que asombraba a su llegada a la mejor Liga del mundo.

Objetivo: luchar por el anillo

Ricky se quiere olvidar o intentar no obsesionarse con el aro. Quiere seguir disfrutando y lo hace pensando en que afronta su primera temporada entera. La rodilla le jugó una mala pasada y frenó su progresión. Ahora busca seguir haciéndose como jugador y para ello se ha marcado como gran objetiv0 estar presente en toda la fase regular, en esos agotadores 82 partidos.

El base español ha iniciado la temporada encadenando tres victorias hasta que en la madrugada del lunes, Cleveland Cavaliers endosó la primera derrota a Minnesota. El equipo vuelve a sentirse fresco gracias a la genialidad de Ricky y al acierto de Kevin Love, metido en la lista de mejores anotadores. Su única derrota ha llegado por un punto, quedándose a un paso de remontar cuando llegó a perder por 18 puntos.