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El agridulce regreso a Barcelona de 'Coach K': este USA Team no es un 'Dream Team'
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22 años después de los juegos de barcelona

El agridulce regreso a Barcelona de 'Coach K': este USA Team no es un 'Dream Team'

22 años después de los Juegos del '82 que alumbraron al Dream Team, el combinado yanqui volvió a la Ciudad Condal lejos del glamour de un equipo irrepetible

Foto: Los jugadores de la selección estadounidense saludan tras el partido de octavos ante México (FOTO: FIBA.COM)
Los jugadores de la selección estadounidense saludan tras el partido de octavos ante México (FOTO: FIBA.COM)

"Cuando estuvimos aquí, hace 22 años, éramos como los Beatles. Como los Stones. Como un grupo de rock. ¡Wow! ¿Podía haber algo mejor que aquello? Los Juegos de Barcelona fueron una experiencia única”. El seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski, aterrizó en Barcelona cargado de recuerdos imborrables. En el verano de 1992, la Ciudad Condal tuvo el inmenso honor de acoger los Juegos Olímpicos. Una cita que por encima de todo supuso el alumbramiento del ‘Dream Team’, probablemente el mejor equipo que jamás se haya visto (y se verá) sobre una cancha de baloncesto. ‘Coack K’ formaba parte del cuerpo técnico de aquel equipo dirigido desde el banquillo por el inolvidable Chuck Daly.

22 años después de que los Jordan,Magic, Bird, Barkley, Ewing, David Robinson y compañía enamoraran al mundo, el combinado yanqui desembarcaba en el mágico escenario para disputar los octavos de final del Mundial. "Ya hemos estado comentando lo que significa jugar en Barcelona, y más si eres un fan del baloncesto. Todos hemos escuchado hablar sobre la leyenda del ‘Dream Team’, pero ya hace mucho tiempo de eso". A Derrick Rose no le falta razón. El roster que ha traído a España el USA Team cuenta en sus filas con 12 jugadores que vinieron al mundo entre 1986 y 1993. Juventud que difumina en su niñez la vaga memoria sobre aquella temible escuadra. Sólo la hemeroteca, en papel o en formato digital, les ha permitido ser conscientes de la inigualable grandeza de sus ahora ídolos.

"El baloncesto estaba a punto de explotar. Y aquello fue la dinamita que hacía falta". Coca-cola en mano y con su inseparable y suntuoso anillo que habla de una exitosa carrera como técnico universitario -balance de 983-247 en 39 años (Army y Duke) y cuatro títulos en las 11 Final Four disputadas: 1991, 1992, 2001 y 2010-, Krzyzewski demostró nada más llegar a Barcelona que su agraciada memoria sigue intacta. Porque ellos, el único, genuino e inigualable ‘Dream Team’, pulverizaron todos los registros hasta la fecha. Tras apabullar a sus rivales en el Torneo de las Américas celebrado en Portland, en Barcelona les aguardaban ocho paseos militares. Angola (116-48), Croacia (103-70), Alemania (111-68), Brasil (127-83), España (122-81), Puerto Rico (115-77), Lituania (127-76) y de nuevo Croacia (117-85). 117,25 puntos anotados por partido por los escasos 73,5 recibidos. En total, una diferencia abismal de 43,75 puntos que da una idea de la distancia sideral que les separaba de sus tiernos oponentes.

A diferencia de la cita olímpica de principios de la década de los noventa que se disputó íntegramente en el Olímpico de Badalona, en esta ocasión la sede se ha trasladado al Palau Sant Jordi, pabellón situado en la colina de Montjuic. Desde su inauguración en 1990, fruto de la imaginación del arquitecto japonés Arata Isozaki, en el Sant Jordi, además de multitud de conciertos y otros eventos deportivos, se han celebrado tres Final Four de la Euroliga (1998, 2003 y 2011), un Eurobasket (2007) y la Copa del Rey de la ACB (2012). Sin embargo, el coso barcelonés nunca había albergado un Mundial hasta este 2014. Más de dos décadas después se producía un regreso que, como pueden imaginar, nada tuvo que ver con el fervor que despertaron los mitos de la NBA a principios de los noventa.

Pese a las notables discrepancias en los datos de asistencia vertidos por las agencias (EFE habla de 11.000 espectadores, mientras que Europa Press dice que fueron 14.200), los numerosos huecos que se podían observar en las gradas del Sant Jordi para presenciar el Estados Unidos-México no pasaron desapercibidos. Los elevados precios de las entradas (a la hora del partido las que quedaban disponibles en la web oscilaban entre los 42 y 105 euros) provocaron una oleada de merecidas críticas contra la organización del evento. Una indignación que se multiplica ante las informaciones que el día anterior al encuentro colgaban el cartel de no hay billetes. ¿Farol, chamusquina? Juzguen ustedes mismos. Sobre el parqué, Gustavo Ayón (25 puntos y 8 rebotes) fue incapaz de poner a temblar los cimientos de los estadounidenses y un combinado azteca autocomplaciente con haber alcanzado la segunda fase y recibir el premio gordo en el cruce de octavos.

"Todos estamos llegando al momento que queríamos, y esto nos permitirá, salvo algún contratiempo, llegar en nuestra mejor forma a una posible final. No nos vemos superiores a nadie, pero ganamos los encuentros claramente merced a un esfuerzo colectivo", comentaba Stephen Curry, el jugador más destacado de los NBA con 20 puntos, tras la victoria ante México. "Nos hemos medido a un buen equipo, con un gran Gustavo Ayón y jugadores muy combativos, pero nuestra defensa les ha frenado y ha sido clave para nuestra victoria", opinaba ‘Coach K’. Agachar el culo en defensa tapa los problemas ofensivos de un equipo que hasta el pasado sábado (13/29) no había puesto a tono sus muñecas. Las envidiables condiciones atléticas y el talento individual de sus hombres eran el mejor parche para minimizar las debilidades a la hora de construir un sistema de juego colectivo. Sí, ese que habla de pases de ensueño, de contraataques en tromba y ‘showtime’ por doquier.

Aunque nada será igual desde el Dream Team, hay que reconocer el resurgir del combinado yanqui desde que en 2005 el pausado Mike Krzyzewski aceptara el reto y tomara las riendas como head coach del equipo nacional queda fuera de toda duda. Tras los fiascos del Mundial de Indianápolis en 2002 (sexta plaza) y el bronce de Atenas dos años más tarde, con el mítico técnico de Duke al frente del banco se hizo la luz: 72 victorias por una sola derrota que llegó en un día de infausto recuerdo para los yanquis. Ocurrió en el Saitama Super Arena ante Grecia en las semifinales del Mundial de Japón'06. En una de las mejores actuaciones ofensivas que se recuerdan en el baloncesto FIBA, los Papaloukas, Spanoulis, Diamantidis y compañía entraron en trance y lucieron una exuberancia mediterránea que dejó hipnotizados al grupo formado por LeBron James, Dwyane Wade, Carmelo Anthony, Shane Battier, Brad Miller, Dwight Howard, Chris Bosh, Elton Brand, Antawn Jamison, Kirk Hinrich, Chris Paul y Joe Johnson. La esencia del ‘pick and roll’ destrozó los planes de los NBA y dejó a los griegos en un inabordable 62,5% de acierto en tiros de campo.

Segundos antes del final, Krzyzewski observó el luminoso sin dar crédito a lo que estaba viviendo. No lo podía creer. 101-95. Estados Unidos había perdido la posibilidad de luchar por un oro que acabaría siendo para España. En medio del abismo, se volvió, centró su mirada en Jerry Colangelo y, balanceando su cabeza como muestra de resignación, le dijo: “Lo siento. Lo siento mucho”. Acto seguido, tras insuflar todo el aire que pudo, se acercó hasta la oposición de su colega heleno, Panagiotis Giannakis. “Enhorabuena, amigo. Sé que ésta es una victoria muy importante para ti”.

Una y no más. Desde el desliz ante nadie se ha atrevido a mojar la oreja a la artillería pesada procedente de la mejor liga del mundo. Contando la última ante México, hablamos de 61 victorias en otros tantos partidos. Un bagaje sin mácula que se traduce en un oro mundial (Turquía 2010) y dos coronas olímpicas (Pekín 2008 y Londres (2012) otorgan el crédito suficiente para seguir progresando y exprimir el que, con permiso de España, va camino de convertirse en un periplo dorado. Aunque les falte glamour, exuberancia y consistencia en el juego, los estadounidenses carburan partido a partido y van sorteando escollos sin demasiados sofocos. Ante Ucrania cedieron en el primer cuarto (19-14) pero reaccionaron a tiempo para infligir una derrota propia de su etiqueta de favoritos ante un impotente Mike Fratello que aspira a ocupar el puesto que previsiblemente dejará vacante ‘Coach K’ después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Ante México se quedaron en 86 puntos, lejos de los 102,2 puntos que promediaron durante los cinco partidos de la primera fase y se dejaron ir en el último acto (20-25). Con todo, todavía aguardan con impaciencia un rival que pueda poner en entredicho su superioridad. Una cita que, visto lo visto, parece quedar aplazada para el próximo domingo a las 21.00 en el Barclaycard Center (Palacio de los Deportes para los amigos) de Madrid.

"Cuando estuvimos aquí, hace 22 años, éramos como los Beatles. Como los Stones. Como un grupo de rock. ¡Wow! ¿Podía haber algo mejor que aquello? Los Juegos de Barcelona fueron una experiencia única”. El seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski, aterrizó en Barcelona cargado de recuerdos imborrables. En el verano de 1992, la Ciudad Condal tuvo el inmenso honor de acoger los Juegos Olímpicos. Una cita que por encima de todo supuso el alumbramiento del ‘Dream Team’, probablemente el mejor equipo que jamás se haya visto (y se verá) sobre una cancha de baloncesto. ‘Coack K’ formaba parte del cuerpo técnico de aquel equipo dirigido desde el banquillo por el inolvidable Chuck Daly.

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