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Durant, Parker, Noah, Ginóbili... Las bajas abren el camino del oro a una España 'entera'
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LA ANFITRIONA se antoja como la GRAN BENEFICIADA

Durant, Parker, Noah, Ginóbili... Las bajas abren el camino del oro a una España 'entera'

La renuncia de Durant culmina una catarata de ausencias de cara a la próximo Mundial. Un hecho que merma el espectáculo y favorece a la anfitriona

Foto: Kevin Durant defendido por James Harden durante el 'training camp' de Las Vegas. (REUTERS)
Kevin Durant defendido por James Harden durante el 'training camp' de Las Vegas. (REUTERS)

Salvo algún iluminado con teléfono rojo o con un don innato para adivinar el futuro, nadie lo esperaba. La renuncia de Kevin Durant a formar parte de la selección estadounidense que participará en el próximo Mundial de España (30 de agosto-14 de septiembre) encogió el corazón de cualquier amante del baloncesto. La rejuvenecida y descarada versión del combinado yanqui, presumiblemente ya sin los LeBron, Kobe, Carmelo, Wade, etc. pierde así a su sexta pieza en poco más de un mes. Kawhi Leonard, LaMarcus Aldridge, Blake Griffin, Kevin Love, Paul George (fractura de tibia y peroné)… y ahora ‘Durántula’, sobre el papel el encargado de liderar una nueva muestra del poderío NBA sobre el resto del mundo. Todos se han ido bajando del carro apelando a distintos motivos: desde el cocktail de desgana e instinto preventivo de Griffin, Leonard, Aldridge (para Río tiene pinta de que seguirá igual de cansado) y el propio Durant, al mazazo en forma de espeluznante lesión de George, pasando por las negociaciones de Love con los Cavaliers para garantizarse un porvenir que, además de dinero (el máximo, cinco años y 120 millones de dólares), le granjee opciones de oler un anillo.

Sacamos del saco a jugadores como Chris Paul, Russell Westbrook, Chris Bosh o Dwight Howard, quienes ya habían advertido previamente que, al menos en este Mundial, no entonarían mano en pecho el Star-Spangled Banner. Una débil implicación con su país que en el caso del alero de los Thunder suena raro y huele peor. “Es una decisión muy difícilporque me enorgullece representar a mi país. Después de afrontar los primeros entrenamientos con la selección, me di cuenta de queno podía asumir mis responsabilidades, tanto por una cuestión de tiempo como de energía.Necesito dar un paso atrás y apartarme un tiempo para descansar física y mentalmente y preparar la próxima temporada de la NBA. Me he dado cuenta de que no podría cumplir mis responsabilidades con el equipo con energía. Estoy fatigado”, rezaba el comunicado emitido por el jugador el pasado viernes.

Campeón del mundo en 2010, donde fue MVP del torneo gracias a estratosféricas actuaciones (33 puntos a Rusia en cuartos, 38 a Lituania en semifinales y 28 a Turquía en la final (64-81), y oro olímpico en Londres hace dos años, su decisión está envuelta con un argumento deportivo (fatiga y querer preparar la próxima temporada NBA) que no casa con alguien que ha estado una semana entrenando con el grupo en Las Vegas y que, a día de hoy, siempre ha demostrado ser un excelso competidor. Tan solo hay que recordar las profusas pachangas veraniegas que el MVP de la pasada temporada en la NBA disputó durante el verano de 2011 en pleno lockout. De entre todas, destacaron los 66 puntos sobre el cemento de la legendaria cancha de Rucker Park (Harlem, Nueva York). Con Rudy Gay confirmado como su sustituto en el roster, las malas lenguas sitúan, al margen del impacto emocional que supuso la lesión de George y el miedo a que correr la misma suerte, a la mareante oferta de la marca Under Armour (325 millones de dólares en 10 años) para sacarle de las garras de Nike un mes después de presentar las ‘KD7’, modelo de zapatillas destinado a ser su herramienta de trabajo durante el Mundial y la próxima campaña en los Thunder.

"El resto estarán todos en Chicago y estoy seguro de que con el equipo que tenemos somos capaces de ganar la Copa del Mundo. Es nuestro objetivo y nuestra meta", deseaba Jerry Colangelo presidente de la Federación Estadounidense, presa del desconcierto ante la desbandada, obligada o voluntaria, de la plana mayor del combinado yanqui en las últimas semanas. Sin tiempo para el lamento, en el seno del cuadro estadounidense capean el temporal como pueden. Está previsto que el próximo día 14 se reanuden los entrenamientos en la Ciudad del Viento. Será en el United Center, la nueva casa de Pau Gasol y Nikola Mirotic, donde, el sábado día 16, el ‘USA Team’ vele sus armas ante Brasil en el primer encuentro de preparación de cara al mundial.

Un campeonato que a 20 días de su estreno ha quedado en parte deslucido por el gran número de bajas confirmadas que achuchan a algunos de los combinados llamados a pelear por las más altas cotas. “No estaré. Es complicado jugar de forma intensa todo el año y hacer ese tipo de sacrificio”. Joakim Noah, ausente con los ‘bleus’ desde el Eurobasket de Lituania 2011, fue sincero y en febrero no dio pie a rumores. Tampoco lo hizo su compañero en la selección francesa, Tony Parker: “Para ser honesto, no existen muchas posibilidades de que juegue en el Mundial”. Dos piedras angulares de una selección francesa que, con todo, contará en sus filas con seis jugadores con contrato NBA: (Ajinça, Batum, Diaw, Fournier, Gobert, y Seraphin).

Detrás de su decisión se esconde la orden de los equipos NBA de mimar a quienes pagan y evitar disgustos en forma de lesiones como la última de Paul George, la de Pau Gasol en el Mundial de 2006 o la de Ginóbili en los Juegos de 2008. El caso de ‘Manudona’ es uno de los más comentados. Tras serle diagnosticada una fractura por estrés en el pie derecho, los San Antonio Spurs vetaron su participación con la albiceleste. "San Antonio Spurs no autoriza a Emanuel Ginóbili a jugar el Mundial, aplicando una cláusula del acuerdo FIBA-NBA ante la lesión del argentino", recogía un comunicado emitido por la franquicia tejana. En ella, se indica que "los jugadores NBA no están autorizados a participar con su seleccionado nacional cuando exista una preocupación médica razonable que implique que dicha participación pueda poner al jugador en riesgo físico".

Punto y final para el escolta de 37 años con su país (oro mundial en 2002, oro olímpico en Atenas y plata en Pekín) a quien, eso sí, al menos le queda otra temporada en la mejor liga del planeta. En el equipo albiceleste tampoco jugará Carlos Delfino al no recuperarse de su lesión en el escafoides de su pie derecho. Un debate que se enquista en vista de las opiniones contradictorias vertidas. Tras las enfervorecidas críticas del excéntrico propietario de los Mavericks, Mark Cuban, quien aseguraba que el COI es corrupto y se enriquece gracias al rendimiento que generan sus jugadores, el mítico Larry Bird dejó aflorar un sentimiento que él mismo se encargó de crear cuando formó parte de aquel inolvidable ‘Dream Team’ que lograra el oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. “Seguimos apoyando a USA Basketball y creemos en el objetivo marcado por la NBA de exponer nuestro juego, equipos y jugadores por todo el mundo”, comentaba ‘El Pájaro’, presidente de los Pacers, después del mal fario que ha vivido con su jugador franquicia.

Otra de las grandes damnificadas es Grecia. Fotis Katsikaris no podrá disfrutar con la presencia en sus filas de hombres de la talla de Spanoulis, Schortsanitis, Fotsis, Bramos y Kostas Koufos. El pívot de los Grizzlies, a través de su representante, expresó su deseo de proseguir en Estados Unidos sus entrenamientos de pretemporada. En Lituania, el técnico Jonas Kazlauskas dejó fuera de la preselección a Linas Kleiza, uno de los artífices de la plata continental del pasado año en Eslovenia, así como a Robertas Javtokas, guerrero en la pintura y hombre clave en los últimos años en la república báltica. En serbia, las miradas se centran en Nenad Krstic, el foco interior del conjunto balcánico. El pasado lunes, el nuevo seleccionador serbio, 'Sasha' Djordjevic, reconocía en una entrevista con Vladimir Stankovic que uno de sus jugadores franquicia no tiene todas consigo para llegar a tono al comienzo del campeonato. “Tiene problemas con un debilitado músculo que le provoca inestabilidad en la rodilla izquierda. No sé cuánto tiempo tardará en incorporarse al entrenamiento de grupo, pero estoy dispuesto esperar a Krstic hasta el último momento. Él es el hombre clave de nuestro equipo”, se lamentaba el que fuera base de Partizan, Real Madrid y Barcelona, entre otros, y que ya cuenta con las ausencias de Vladimir Lucic (espalda), Nemanja Nedovic y Oignen Kuzmic, los dos últimos con fractura por estrés)

Australia prefiere soñar con Dante Exum, flamante número cinco del draft (Utah Jazz), antes que tirarse de los pelos pensando en las sensibles incomparecencias de Patty Mills (hombro derecho), base de los Spurs y máximo anotador en los Juegos Olímpicos de Londres, y Andrew Bogut, pívot de los Warriors que, tras alguna lesión de gravedad, dosifica sus apariciones veraniegas con el país que lo vio nacer. No todo es tierra yerma y algunos equipos se han mostrado afortunados a la hora de gestionar inoportunas lesiones y obligadas disertaciones. Brasil, por ejemplo, va con todo: Marcelinho Huertas, Leandro Barbosa, Varejao, Splitter y Nené Hilario serán las principales bazas con las que contará el técnico argentino Rubén Magnano para rubricar el salto de calidad que se le viene exigiendo a los cariocas en los últimos años. También cuenta con lo mejor de su repertorio la Croacia de Jasmin Repesa (Saric, Tomic, Bogdanovic, Zoric) y Eslovenia que, ya sin dos iconos como Nachbar y Lakovic, seguirán su trabajo de renovación de la mano de savia nueva. En Turquía, Ergin Ataman lo tendrá difícil. Turkoglu diga adiós, Ilyasova y Semih Erden piden un respiro un respiro y Enes Kanter pasó por el quirófano pasa sanar su maltrecha rodilla. Omer Asik es el único NBA que figura en la lista de los otomanos.

España, la gran beneficiada

No hace falta hilar demasiado fino para deducir lo que a todas luces resulta una evidencia: España es la gran beneficiada de la oleada de bajas que merman de forma considerable las opciones de algunos de sus principales rivales. “Loshermanos Gasolson de los mejores jugadores altos de la NBA. Y, después, si añades la habilidad y la agilidad de Ibaka, esta España­ tiene el mejor juego interior del mundo”, comentaba un Noah que desde hace meses tenía claro que no estaría en el Mundial. Por dentro, y también por fuera, el conjunto dirigido por Juan Antonio Orenga se encuentra en una posición privilegiada para proclamarse campeona del mundo por segunda vez en su historia.

Entera y con todos sus hombres respondiendo a la llamada de una generación que quiere cerrar un ciclo dorado que dura más de una década. Pero esta España, quizá un poco más favorita que hace tres días, debe saber que si Estados Unidos presenta un equipo alejado de su mejor plantel las exigencias y las esperanzas depositadas sobre los nuestros crecen. El pasado sábado, antes del encuentro ante Angola, Ricky Rubio insistía que el objetivo es repetir el éxito conseguido en Saitama hace ocho años. Con las bajas de los rivales , los esperados síntomas de flaqueza de Estados Unidos, y la entereza que muestra la Selección, la meta se ve más cerca.

Salvo algún iluminado con teléfono rojo o con un don innato para adivinar el futuro, nadie lo esperaba. La renuncia de Kevin Durant a formar parte de la selección estadounidense que participará en el próximo Mundial de España (30 de agosto-14 de septiembre) encogió el corazón de cualquier amante del baloncesto. La rejuvenecida y descarada versión del combinado yanqui, presumiblemente ya sin los LeBron, Kobe, Carmelo, Wade, etc. pierde así a su sexta pieza en poco más de un mes. Kawhi Leonard, LaMarcus Aldridge, Blake Griffin, Kevin Love, Paul George (fractura de tibia y peroné)… y ahora ‘Durántula’, sobre el papel el encargado de liderar una nueva muestra del poderío NBA sobre el resto del mundo. Todos se han ido bajando del carro apelando a distintos motivos: desde el cocktail de desgana e instinto preventivo de Griffin, Leonard, Aldridge (para Río tiene pinta de que seguirá igual de cansado) y el propio Durant, al mazazo en forma de espeluznante lesión de George, pasando por las negociaciones de Love con los Cavaliers para garantizarse un porvenir que, además de dinero (el máximo, cinco años y 120 millones de dólares), le granjee opciones de oler un anillo.

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