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La mano del maestro Obradovic tampoco puede con la 'maldición' del Fenerbahçe
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nuevo fracaso del faraónico proyecto turco

La mano del maestro Obradovic tampoco puede con la 'maldición' del Fenerbahçe

Tras su año sabático, el técnico más laureado del basket continental se encontró con rotundo fracaso que pone de relieve que los millones no lo son todo.

Foto: Obradovic pide explicaciones a sus jugadores durante el encuentro del 'Top-16' ante el Emporio Armani. (Efe)
Obradovic pide explicaciones a sus jugadores durante el encuentro del 'Top-16' ante el Emporio Armani. (Efe)

“Estoy disfrutando de mi vida aquí. (…) Hago muchas cosas para las que antes no tenía tiempo. Estoy muy bien pero si llega una oferta, el año que viene voy a volver a trabajar. ¡A ver qué pasa!”. El pasado marzo, desde su casa próxima aAlella (Barcelona), en la que pasa largos periodos de vacaciones, Zeljko Obradovic reconocía sus intenciones en una entrevista publicada en el número 5 de 'Cuadernos de Basket'. Dicho y hecho. El pasado julio, una de las leyendas vivas del baloncesto europeo regresaba a los banquillos. El entrenador serbio firmaba dos años con el Fenerbahçe, a razón de tres millones de euros netos por temporada, y con una consigna clara: acabar con los disgustos de los últimos años y aupar al equipo otomanoa lo más alto del basket continental. Para la aventura turca reclutó a su viejo amigo Josep María izquierdo,segundo de abordo durante la temporada que el serbio estuvo al frente del Joventut de Badalona.

En la presente campaña se daba una nueva oportunidad para amortizar los 35 millones de euros de presupuesto de un fastuoso proyecto del equipo presidido por Aziz Yildrim. Obradovic no estaba solo. El poderío económico sirvió para mantener a piezas clave (Bojan Bogdanovic,Bo McCalebb, Omer Onan o Emir Preldzic) así como para contratar estrellas de primer nivel (Nemanja Bjelica, Linas Kleiza y Luka Zoric). Sí, el sueño deMilos Teodosicdeberá esperar.El Fenerbahçe inició la Euroliga de manera trepidante, ganando los seis primeros partidos, incluido un espectacular triunfo por 26 puntos ante el CSKA de Moscú. Desde entonces, el balance, billete al 'Top-16' incluido, es de sietevictorias y 10 derrotas. La del pasado jueves ante el Laboral Kutxa(95-73) arrojaba por la borda cualquier opciónde acceder a los ‘playoffs’ de cuartos de final por segunda vez en su historia tras hacerlo en 2008. Un mes crucial para salvar los muebles donde, en lugar de dar un paso al frente, los discípulos del maestro Obradovic han mostrado su peor versión con cuatro derrotas en cinco partidos.

“No me ha gustado nada que algunos no intenten ni luchar cuando se ve que está perdido. Algunos habrán sentido vergüenza, no yo”, comentaba tras el descalabroante el Barcelona (93-73). Por desgracia para sus intereses, una tónica que se ha repetido con demasiada frecuencia en un curso que, pase lo que pase, ya un fracaso rotundo. Por encima del rapapolvo colectivo, el mayor sonrojo viene de la mano de Linas Kleiza. Un hombre experto en firmar jugosos contratos (ya pescó seis millones de euros allá por 2009 durante la temporada del despiporre econónimo en Olympiacos) que anunció a bombo y platillo un nuevo regreso a Europa “para ganar la Euroliga”. Tras ser amnistiado por los Toronto Raptors, con quienes se comprometió en 2010 por cuatro años y 20 millones de dólares, el jugador mejor pagado de la competición firmó 3,3 millones de euros netos anuales (más incentivos) en el primer año de un contrato de dos. Sólo el arrojo de Bojan Bogdanovic, la perla croata que no pudo triunfar en el Real Madrid y que ahora cuenta con pie y medio en los Nets, se salva de la quema.

Una debacle lenta y agónica que se venía barruntando semana tras semana. La impotencia y el desconcierto se apoderaron de una plantilla bloqueada. Noqueados, como un púgil tras un gancho, sin capacidad de respuesta, la pérdida de control se adueño del panorama. En la retina de los aficionados, el momento en el que el técnico de Cacak descargaba su ira contra el árbitro español, Juan Carlos Arteaga, o cuando, durante un encuentro de liga, sacó literalmente del campo a su compatriota Nemanja Bjelica. En medio del huracán, Zeljko trató de escudarse en la inexperiencia de sus chicos en lo que a grandes cotas se refiere y pidió paciencia, una virtud que se agota en en el seno de la entidad. “Muchas veces antes de ganar algún título hay que jugar y perder alguna final, como parte del proceso de maduración de un equipo. Algunos de mis jugadores, que jamás han ganado nada, tienen que aprender cómo se gana, cómo se crea una mentalidad ganadora, cómo se coge confianza en las posibilidades de cada uno. Y eso es un proceso, necesita tiempo“, reconocía a ‘Mundo Deportivo’ en la previa de su visita al Palau hace un mes. Un mísero balance donde la única alegría para Obradovic llegó con el calurosísimo recibimiento que le dedicó la incomparable Sala Pionir de Belgrado.

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Estrechando el cerco a las fronteras turcas, las cosas no pintan mejor. El pasado febrero, coincidiendo con la celebración de la Copa del Rey en Málaga, la competición turca vivía en Ankara la fase final de la Copa Turca. Pues bien, el torneo del KO del basket otomano supondría un aviso para navegantes.Tras sudar más de la cuenta para deshacerse del Trabzonspor en cuartos, en semifinales acabarían hincando la rodilla ante el Pinar Karsiyaka (82-73) de Esteban Batista, viejo conocido de la afición española. Así las cosas, las únicas opciones reales de maquillar un nuevo fiasco se centran en la competición doméstica (TBL). El pasado domingo, cuando restan cinco partidos para el final de la fase regular, el sufrido triunfo tras una gran remontada ante el modesto Gaziantep (76-78) permite al Fenerbahce consolidar la segunda plaza (20-5) de la clasificación, sólo por detrás del sorprendente Banvit (24-1) dirigido por Dimitrios Itoudis, mano derecha de Zeljko en su flamante etapaen el PAO.

Un año más, los millones no fueron suficiente

Corría el verano de 2012 cuando, tras el enésimo revésen Euroliga y no llevarse la liga turca el curso pasado,desde Estambultirabanla casa por la ventana para dar forma a un proyecto ganador que pudiera luchar, como poco, por un puesto en la Final Four de la máxima competición del basket europeo. Se fichó al laureado técnico italiano Simone Pianigiani, materializando todos sus deseos con la contratación de la columna vertebral que tan feliz le hizo en el Montepaschi de Siena. Así, aterrizaban en la gran urbe turca David Andersen, McCalebb y Romain Sato. Además, toda una institución llamada Mike Batiste y un base nacional que cotizaba al alza como Baris Ermis completaban el lujoso elenco de fichajes.

El curso baloncestístico arrancaba con un histórica victoria antelos Boston Celtics (97-91) en el Ülker Sports Arena y se convertía en el primer equipo turco en ganar a un equipo NBA. Un plantel confeccionado a golpe de talonario a fin de ser un contendiente en la lucha por la Euroliga a dominar la liga turca.El proyecto Pianigini no acabó de despegar: la clasificación in extremis al ‘Top-16’ y posterior descalabro debido a un paupérrimo balance de 2-14 fueron un suplicio. Los malos resultados acabaron costándole la cabeza a Pianigiani. Como en tantos otros casos, la fórmula de despedir al responsable técnico no dio sus frutos y el equipo siguió sin reaccionar. La Copa Turca no sirvió de consuelo para una afición desencantada. LosMcCalebb,Andersen, Batiste,Sato y compañía no lograron desplegar todo su potencial. En liga acabaron cuartos y en las eliminatorias por el títulose vieron sorprendidos a las primeras de cambio por el Pinar Karsiyaka, una suerte de bestia negra en los últimos tiempos.

La única nave que se resistió a los encantos de Obradovic

Una situación del todo extraña para un hombre en permanente idilio con la victoria. Y es que el gran Zeljko, el hombre que con 30 años pasó de calzarse unas botas para guiar a la extinta Yugoslavia a la medalla de oro en el Mundial de Argentina en 1990 a entrenar al Partizán, sabe muy bien lo que es conseguir el cetro continental en su primer año al frente de un banquillo. Lo logró en cuatro de sus cinco destinos previos como entrenador: con Partizán (1992), Joventut (1994), Real Madrid (1995) y Panathinaikos (2000). Con el equipo griego repetiría en otras cuatro ocasiones (2002, 2007, 2009 y 2011) para dar forma a los ocho entorchados continentales que relucen en su ornamentado palmarés. Sólo se le resistió la Euroliga en su ciclo bianual con la Benetton de Treviso (1997-1999). En la ciudad italiana se tuvieron que conformar con una Copa Saporta (1999).

Unas conquistas que se repitieron a nivel de selecciones. Pese a la turbulenta dimisión tras el desastroso Eurobasket de 2005, al frente del combinado serbio, la plata olímpica en Atlanta (1996), el oro en el Mundial de Grecia en 1998, así como el título europeo en Barcelona (1997) o el bronce continental en París (1999), son éxitos que no pasan desapercibidos en su abrumador historial. Un mito viviente delbaloncesto europeo que, antes de su año de retiro espiritual donde alternaba la costa catalana con Londres (donde estaba su hija) y Belgrado (donde vive su madre), quiso dar un sorbo a la canastas delotro lado del charco.

Su buena relación con Joe Dumars, actual presidente de los Detroit Pistons y uno de los puntuales de aquellos míticos ‘Bad Boys’ que dejaron dos anillos (1989 y 1990) en la ciudad de Michigan, le brindó la oportunidad de viajar a Estados Unidos y conocer los entresijos de una franquicia NBA, no tanto a nivel de juego específicamente, sino en cuanto a organización. Fue un mes frenético donde convivía ocho horas al día con la franquicia: entrenamientos, desayunos, comidas, charlas... Más que suficiente para sacar sus conclusiones. “He viajado con ellos en los partidos de pretemporada y también he podido asistir a entrenamientos de la universidad de Michigan. Ha sido una experiencia muy enriquecedora”, relataba en una charla publicada en diciembre de 2012 en la revista‘Gigantes’.

Aunque se trató de algo informal, sin ánimo de iniciar una carrera en la liga norteamericana, al menos por el momento, algunas voces autorizadas noterminaban de ver al balcánico asentado en aquel baloncesto, lejos del orden y la ortodoxia con la quesiempre predicó. Elucubrar no es lo nuestro, pero el propio Obradovic posee una opinión cargada de lógicaacerca del resultado en caso de dar el salto a la NBA.“He tenido a todas las estrellas en Europa y las he sabido llevar a todas. ¿Por qué no allí? ¿Soy tonto?”, comentaba en mayo del pasado año en una reposada tertulia de la televisión local de Badalona el hombre que tuvo a su cargo a los Sabonis, Bodiroga, Diamantidis o Spanoulis, entre otros grandes nombres del basket europeo.

“Estoy disfrutando de mi vida aquí. (…) Hago muchas cosas para las que antes no tenía tiempo. Estoy muy bien pero si llega una oferta, el año que viene voy a volver a trabajar. ¡A ver qué pasa!”. El pasado marzo, desde su casa próxima aAlella (Barcelona), en la que pasa largos periodos de vacaciones, Zeljko Obradovic reconocía sus intenciones en una entrevista publicada en el número 5 de 'Cuadernos de Basket'. Dicho y hecho. El pasado julio, una de las leyendas vivas del baloncesto europeo regresaba a los banquillos. El entrenador serbio firmaba dos años con el Fenerbahçe, a razón de tres millones de euros netos por temporada, y con una consigna clara: acabar con los disgustos de los últimos años y aupar al equipo otomanoa lo más alto del basket continental. Para la aventura turca reclutó a su viejo amigo Josep María izquierdo,segundo de abordo durante la temporada que el serbio estuvo al frente del Joventut de Badalona.

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