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Pau, a punto de cerrar su etapa 'laker' de la forma más triste
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sus problemas de vértigo le obligan a parar

Pau, a punto de cerrar su etapa 'laker' de la forma más triste

Inactivo por sus problemas de vértigo, la agencia libre le abrirá de par en par las puerta de salida de una franquicia con la que logró sus dos anillos

Foto: Pau Gasol trata de progresar en el uno contra uno ante la defensa del incombustible Tim Duncan. (Reuters)
Pau Gasol trata de progresar en el uno contra uno ante la defensa del incombustible Tim Duncan. (Reuters)

“La vida nos recuerda lo frágil y vulnerables que somos algunas veces. La salud es lo más importante. Espero recuperarme pronto”. Fue el premonitorio mensaje que Pau Gasol lanzaba el pasado jueves a través de su perfil de ‘twitter’. A sus 33 años, y tras casi dos semanas sufriendo mareos y náuseas supuestamente debidos a problemas de vértigos que no gozan de una evaluación médica definitiva ni convincente, el pívot español se despide de la temporada y quién sabe si de los Lakers. Un equipo al que llegó en febrero de 2008 y con el que alcanzó la final de la NBA en tres ocasiones (2008, 2009 y 2010), haciéndose con el anillo en dos de ellas (2009 y 2010).

Las últimas informaciones provenientes del otro lado del charco así lo corroboran. El prestigioso 'Los Angeles Times' abordaba el tema sin tapujos, dando por sentada la salida de la franquicia del mayor de la saga Gasol el próximo verano. Los herederos del mítico Jerry Buss junto al 'ahijado' Mitch Kupchak, el General Manager del equipo que aguanta estoicamente los cotidianos escarnios sobre la cancha, llevan tiempo haciendo cábalas para revertir una situación deportiva insostenible. Una reconstrucción estructural en la que no aparece el nombre de Pau Gasol. Desde el próximo e ilusionate 'draft', donde el desastroso año podría (o no) ser compensado con una acertada elección en primera ronda, hasta los sueños húmedos de la parroquia oro y púrpura de ver a Kobe Bryant escudado por un Carmelo Anthony, LeBron James o Kevin Love, ni rastro del fiel lugarteniente de la Mamba Negra durante las últimas seis temporadas y media.

Nueva Orleans, Atlanta, Chicago, Houston, Cleveland, incluso una hipotética vuelta a Memphis, fueron algunos de los supuestos nuevoshogares que acogerían a Gasol. Pero, después de infinidad de conversaciones y noches con el cartel de 'traspaso inminente', ninguna de estas propuestas terminó cuajando.Actualmente, los 19.285.850de dólares que se embolsará este año le convierten en el octavo jugador mejor pagado de la Liga. Algo insostenible ahora que el de Sant Boi empieza a vivir el ocaso de su prolífera carrera. Cuando se abra el mercado de agentes libres en los primeros días de julio, Gasol, con 34 años recien cumplidos, podrá negociar el último gran contrato de su exitoso periplo estadounidense. Una rúbrica que, a fin de mantener su estatus en un equipo contendiente, deberá reducir pretensiones hasta situarse en torno a los 10 millones por temporada. Ya sea en los Lakers o lejos de su querida California, como todo parece indicar.

Pese a los 16 títulos en su haber, logros que le convierten en la segunda franquicia más laureada sólo por detrás de los Celtics (17), y una marca de incalculable impacto mundial, el otrora vecino rico de Los Ángeles navega a la deriva. Una imagen impropia de la pomposidad y los fuegos de artificio que siempre acompañaron a su exitosa historia. De eso hoy, a siete partidos del final de la temporada regular, nada queda. Los Lakers, que al cierre de estas líneas firman un paupérrimo balance de 25-51 (32,9% de victorias) convirtiéndose en el sexto peor equipo de la Liga, tienen ante sí la posibilidad de ser el peor equipo en la historia de la franquicia. Corría 1960 cuando los Lakers, en su último año en la fría Minneápolis antes de acudir al calor y el glamour de Hollywood, registraron 25 victorias en 75 partidos, un 33,3% de efectividad.

Ante el desolador panorama al que se lleva enfrentando más tiempo del deseado Pau ha sacado pecho y se ha dejado la piel en todo momento. Sus 17,4 puntos por partido le convierten en el máximo anotador de un roster difícilmente gobernable. La hoja de servicio la completan sus 9.7 rebotes, 3.4 asistencias, 1.5 tapones y un 48% de acierto en tiros de campo, el segundo peor registro en sus 13 temporadas en la Liga. La conclusión de este coktail explosivo de injusticias, falta de química, crisis deportiva y problemas de salud parece fácil de deducir: el abanderado del basket patrio escribe su epílogo en Los Angeles Lakers de la manera más triste.

Esperando un diagnóstico

Todo empezó el pasado 23 de marzo en el descanso del partido que los Lakers dispurtaron ante los Orlando Magic. Gasol comenzó a sentir mareos y náuseas que le obligaron a pasar la noche en observación en un hospital. La resonancia magnética que se le practicó no reveló ningún daño cerebral. El pívot barcelonés recibió tres litros de suero intravenoso en el tiempo que pasó en vestuarios tratando de recuperarse. Pese a la incertidumbre, ocho días después, y tras cuatro partidos ausente, Pau volvía al parqué."No sabemos el origen. Las pruebas descartaron cosas graves pero no dieron con la causa real y los médicos tampoco me pueden asegurar que no volverá a ocurrir. Espero que no sea así y pueda volver a la normalidad", explicaba Pau tras la derrota de los Lakers ante los Blazers (112-124). En su esperada vuelta, el técnico angelino, Mike D’Antoni, mantuvo en pista al pívot español durante 29 minutos (9 puntos, 4 rebotes, 7 asistencias y 2 tapones).

En la habitual comparecencia ante los medios, el catalán reconoció que tal vez pudo ser precipitado regresar a la competición sin haber tenido al menos una sesión de contacto con sus compañeros. Pese a ello, su incomparable casta le llevó a saltar a la pista. "Me gusta jugar. Me tiro al ruedo y a los leones y que pase lo que Dios quiera. ¿Por qué arriesgar? Porque me gusta jugar, disfruto. Me da envidia cuando mis compañeros juegan y yo no. Para mí es una responsabilidad grande formar parte de esta Liga y tener este privilegio", finalizó.

Según informaba el pasado sábado el diario ‘Marca’, la franquicia angelina no habría puesto todo de su parte a la hora de someter a las pertinentes pruebas médicas a su jugador. Tras casi desmayarse en los vestuarios del Staples Center y pasar la primera noche en observación en el hospital, Gasol regresó a su domicilio para visitar al médico. Allí, unos análisis de sangre bastaron para completar la revisión. Más allá del infortunio que gobierna los destinos de los jugadores en lo que a lesiones se refiere, en el ‘Caso Gasol’, según el mismo diario deportivo, habría que añadir la deficiente política de tratamiento y recuperación de la franquicia angelina con sus pacientes. Echando la vista atrás, durante la presente temporada el internacional español ha sufrido dos infecciones respiratorias y una conmoción cerebral fruto de un codazo del excéntrico pívot de los Denver Nuggets, JaVale McGee. Incidentes que no hacen sino apuntillar la complicada campaña a la que ha tenido que hacer frente el mejor jugador español de todos los tiempos.

Normalmente, un problema de este tipo hubiera requerido, como mínimo, tres semanas de inactividad y no los escasos ocho días que el de Sant Boi estuvo en reposo. En lugar de optar por ser conservadores y aplicar la máxima cautela, lo cabal visto lo visto tras un curso nefasto, Pau se entrenaba el lunes y jugaba el martes pese a la persistencia del problema. Con todo, el jugador voló con el equipo a Sacramento, donde, ante la insistencia de los problemas, le incluyeron en la lista de lesionados.Aunque su malestar se repitió en el hotel de la capital californiana donde se alojaba el equipo, más allá de su malestar, a Pau le duele el alma. Sin un diagnóstico claro y convincente del problema, Pau, arropado por sus allegados en todo momento, vive entre la preocupación por su salud y la impotencia de ver como la luz que le iluminó como uno de los mejores europeos de todos los tiempos se va apagando de manera irremediable.

“La vida nos recuerda lo frágil y vulnerables que somos algunas veces. La salud es lo más importante. Espero recuperarme pronto”. Fue el premonitorio mensaje que Pau Gasol lanzaba el pasado jueves a través de su perfil de ‘twitter’. A sus 33 años, y tras casi dos semanas sufriendo mareos y náuseas supuestamente debidos a problemas de vértigos que no gozan de una evaluación médica definitiva ni convincente, el pívot español se despide de la temporada y quién sabe si de los Lakers. Un equipo al que llegó en febrero de 2008 y con el que alcanzó la final de la NBA en tres ocasiones (2008, 2009 y 2010), haciéndose con el anillo en dos de ellas (2009 y 2010).

Pau Gasol
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