Es noticia
La mejor generación de la última década para una NBA necesitada de estrellas
  1. Deportes
  2. Baloncesto
'Draft' 2014: una hornada que promete

La mejor generación de la última década para una NBA necesitada de estrellas

La NBA vive una época de carestía en lo que a explosión de estrellas de primer nivel se refiere. Algo que terminará cuando se celebre el próximo ‘draft’.

Foto: Jabari Parker recibe instrucciones del entrador de Duke y actual seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski. (Reuters)
Jabari Parker recibe instrucciones del entrador de Duke y actual seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski. (Reuters)

Salvo contadas excepciones, en los últimos añosla NBA vive una época de carestía en lo que a explosión de estrellas de primer nivel se refiere. Algo que terminará dentro de escasos cuatro meses, cuando se celebre el próximo ‘draft’. Todas las predicciones apuntan a una camada de pedigrí contrastado. Para muchos, la mejor generación desde el draft de 2003 (LeBron, Carmelo, Wade, Bosh). En un curso marcado, en parte, por las sospechas más o menos serias de ‘tanking’ de algunos equipos, la lotería del ‘draft’ es el momento del año donde las franquicias con peores resultados buscan una piedra angular en la que depositar su fe y esperanza para el futuro. Un intento de sorteo donde cada año se trata de rifar, con más o menos éxito, al próximo Michael Jordan, LeBron James o Kobe Bryant. Con el ‘March Madness’, la parte decisiva del curso en la NCAA y uno de los eventos deportivos del año en Estados Unidos, a la vuelta de la esquina, los mirlos llamados a la gloria llevan meses perfilando sus candidaturas.

Muchos de ellos brillaron con luz propia en el último Nike Hoop Summit, evento anual que desde 1995 mide a la selección junior estadounidense con un combinado mundial también menores de 19 años. También se pudieron ver destellos de la calidad que atesoran en el McDonald’s All American Game, un ‘All-Star’ con sus correspondiente conferencias que congrega a la flor y nata del baloncesto de instituto del país. De haber nacido antes, los más atrevidos hubieran dado el salto directamente desde el 'High School' emulando a alguno de sus ídolos de infancia. El límite de edad impuesto en 2006 lo impide y les relega a saborear la emoción del baloncesto universitario, o empezar a cobrar fichando por un equipo profesional fuera de Estados Unidos, al menos durante un año (‘One & Done’). Con la venia, pasamos a desgranar a los máximos exponentes de esta prometedora hornada.

Andrew Wiggins (Kansas): alero, 19 años, 2.03 metros, 91 kilos.

En el mar de especulaciones que inunda a los meses previos al ‘draft’, muchos no dudaron en asegurar que se trata del fenómeno baloncestístico más importante desde que en 2003 LeBron James aterrizara en la NBA directamente desde el St. VincentSt. Mary High School de Akron.“Su talento refrenda completamente su 'hype'. Tiene todo lo que puedes desear en un atleta”. Una nube de halagos inunda la tranquilidad de un chaval con talento ilimitado. Explosivo y atlético, su salto vertical se sitúa en un metro, por lo que no le resulta difícil jugar por encima del aro. El tiro y su visión de juego son dos puntos a maquillar antes de asumir el reto. Tendrá que ganar peso para afrontar con garantías el cuerpo a cuerpo junto a los grandes. Salvando las distancias, un híbrido entre LeBron James y Kevin Durant a quien todavía le queda mucho camino por recorrer. Eso sí, tras un año en la universidad, el resto será en la NBA.

Tras su periplo en el instituto, la decisión de ir a Kansas estuvo rodeada de un aura ‘lebroniana’, con portadas y entrevistas varias que dejaban entrever una amplia maquinaria mediática funcionando a pleno rendimiento. Por si fuera poco, se habló de un contrato de 180 millones con Adidas que resultó ser un ‘fake’. De casta le viene al galgo. Aunque no tuvo el éxito que se le augura a su retoño, su padre, Mitchell Wiggins, también se dedicó profesionalmente a la canasta. Tras pasar por tres 'colleges' y disputar el Mundial de Cali (1982) con la selección americana (derrota en la final ante la URSS), llegó a jugar testimonialmente en la NBA durante seis campañas antes de recalar en Europa y hacer carrera en Italia, Francia y Grecia. Su madre, Marita Payne-Wiggins, consiguió para Canadá dos platas olímpicas (relevos 4x100 y 4x400) en los Los Ángeles ’84. La portada de la prestigiosa ‘Sports Illustrated’ supuso su confirmación. Una tapa que le erigía en el nuevo ‘mesías’ de los Jayhawks tras Wilt Chamberlain (1956-58) y Danny Manning (1984-88). Palabras mayores. En los 27 partidos disputados hasta la fecha (21-6), su hoja de servicio registra unos números de 16.4 puntos, 5.9 rebotes y 1.7 asistencias en 32.4 minutos por partido.

Jabari Parker (Duke): alero, 18 años, 2.03 metros, 107 kilos.

Con el amarillo característico del Simeon High Schoolde Chicago, más de un año antes que su máximo rival por hacerse con la etiqueta de ‘el mejor jugador de instituto desde LeBron James’, Jabari Parker ocupó la primera plana de la emblemática ‘Sports Illustrated’. Un amplio reportaje en el que se presenta a uno de los hombres más maduros, por juego y cabeza, para llevar a cabo un ‘one & done’ de garantías’. Tras dominar en su Chicago natal se fue a Duke donde completa su año ‘Freshman’. Se le ha comparado con Carmelo Anthony por su habili. Su gran manejo de balón y la no menos depurada mecánica exterior le permiten ocupar las tres posiciones de perímetro sin problema. Además, su fortaleza física no supone un obstáculo a la hora de cargar el rebote y acometer eventuales incursiones en la pintura como ala-pívot.

Lola, la madre de Jabari (valiente en swahili), de origen polinesio, crió a su hijo en la fe mormona. Enrolado en el dogma de la iglesiadesde muy joven, ha decidido no cumplir con los dos años de misionero que marcan los cánones de su religión. "La NBA es el mayor sueño para los jugadores de baloncesto, y yo no soy la excepción". No será el primero. Jimmer Fredette y Dannie Ainge tomaron la misma senda. Un punto de conflicto en su candidatura reside en los rumores que le sitúan otro año en Duke. La llegada de su colega Jahill Okafor al equipo dirigido por el seleccionador estadounidense, Mike Kryzewski, y el aliciente de hacerse con el campeonato universitario alimentan las supuestas dudas sobre si esperar para cumplir su sueño. Mientras tanto, él a lo suyo: en 28 partidos (22-6) con los ‘Blue Devils’, sus guarismos por noche son de 19.1 puntos, 8.8 rebotes y 1.2 asistencias en 30.3 minutos de juego.

Joel Embiid (Kansas): pívot, 19 años, 2.13 metros, 113 kilos.

De ser un jugador con margen de mejora y carencias por pulir a liderar las prospecciones del próximo ‘draft’ según ‘DraftExpress’ y ‘DrafNet’, dos de las webs más prestigiosas a la hora de hacer valoraciones sobre el futuro de las promesas. Hijo de un Coronel del ejército camerunés, su romance con el baloncesto arranca en 2011. Hasta entonces jugó al fútbol y al voleibol. Su tío le convenció para ir al campus que su compatriota Luc Mbah a Moute, actual jugador de los Timberwolves, organizaba en Yaundé. Tras destacar gracias una envergadura y un potencial descomunales, le llega la beca de un instituto de Florida. Y de ahí a estrenarse en el baloncesto universitario de la mano de Kansas.

Sin ser muy atlético, su estatura le convierte en un pívot dominador. Sorprende su coordinación y su capacidad para bailar en la pintura. Los osados se atreven a compararle con Hakeem Olajuwon. Otros hablan de una versión mejorada de Bynum. El tiempo, como siempre, será el encargado de dictar sentencia. Todo, en dos años de desarrollo ininterrumpido. Una de las esperanzas para repoblar una liga huérfana de ‘centers’ puros. En 26 de los 27 (21-6) disputados por Kansas, sus prestaciones se elevan hasta los 11.1 puntos, 7.7 rebotes, 2.6 tapones, 1.3 asistencias en 22.6 minutos por choque. Ello con un enorme 62.5% de acierto en tiros de campo. A pesar de los buenos augurios, la indecisión sobre si completar su año ‘sophomore’ en la universidad sobrevolará una mente en construcción. A diferencia de otros, en su caso, la pasta no ejercerá de leitmotiv para poner rumbo a la NBA. “Está considerando volver el año que viene y, obviamente, también irse. No puede tomar una mala decisión”, destaca su técnico, Bill Self . El sueño del continente negro ya está aquí.

Julius Randle (Kentucky): ala-pívot, 19 años, 2.06 metros, 115 kilos.

Una auténtica mole. En el instituto hacía lo que quería y nada más aterrizar en la universidad de Kentucky sigue refrendando su cartelde ‘animal’. Un cuatro con especial predilección por el juego en el poste bajo. Se encuentra cómodo recibiendo de espaldas y gracias a su peso y movilidad sella a los rivales, unas veces para resolver y otras para doblar al compañero mejor situado. Con su poderío físico no escapa a la brega bajo los tableros al tiempo que escuda su tiro de brazos con propósitos indecentes. Su capacidad reboteadora es directamente proporcional a la intensidad que imprime en su juego. Detrás del foco de los otros tres, puede ser el tapado del próximo ‘draft’. En sus 27 apariciones (21-6) con los ‘Wildcats’, sus estadísticas son de los 15.7 puntos, 10.3 rebotes y 1.5 asistencias en 30 minutos por encuentro.

Dante Exum (Australia): base, 18 años, 1.98 metros, 85 kilos.

Foto: FIBA.comLa esperanza aborigen. Criado como jugador en el Instituto Australiano del Deporte, de donde salieron Patty Mills o Joe Ingles, estamos ante un base alto de gran envergadura que lee el juego con maestría. Sus largas extremidades le impulsan para sortear rivales con un primer paso letal, así como para achuchar en defensa. El tiro exterior y una mecánica poco ortodoxa son sus principales obstáculos. Los precedentes del joven Dante no son nada desdeñables. Su padre, Cecil, formó parte del equipo de Carolina del Norte que se proclamó campeón de la NCAA en 1982. Allí compartió vestuario con Michael Jordan, James Worthy y Sam Perkins. Para su desgracia, su carrera en la NBA fue efímera y recaló en Australia, donde su vástago empezó a fraguar una fama que espera ser confirmada.

El jugador se deja querer y, tras declararse elegible, ha revelado su ilusión de recalar en unos Lakers que, si nadie lo remedia, aspirarán a la mejor elección en un draft desde 2005: “Si tengo la oportunidad de ir y jugar con los Lakers, sé que querré a la ciudad. Sólo el hecho de jugar en un equipo donde está un gran jugador como Kobe, donde puedes tener un gran mentor como novato, creo que sería la mejor opción". De momento, ya ha llegado a un acuerdo de representación con Rob Pelinka, agente de la Mamba Negra entre otras grandes estrellas de la Liga (Harden, Iguodala o Boozer). En el Mundial Sub-19 celebrado del pasado verano fue uno de los hombres más destacados del torneo con unos promedios de 18.2 puntos, 3.6 rebotes y 3.8 asistencias.

Al aparentemente consensuado ‘Top-5’ habría que sumar otros jugadores de primer orden como: Marcus Smart, base ‘Sophomore’ de Oklahoma State; Aaron Gordon, alero/ala-pívot de Arizona o Tyler Ennis, director de orquesta de los ‘Orange’ de Syracuse. Desde Europa, el jugador de la Cibona, Dario Saric (de lo poco potable en Europa de cara al draft) y el posible aterrizaje de Nikola Mirotic en los Bulls suponen un valor añadido para una clase sobrada de talento. El jugador del Real Madrid parece tener todo listo para emprender su particular versión del sueño americano. Elegido por la franquicia de Illinois en el sorteo de 2011, en junio se cumplen los tres años sin recalar en un equipo NBA que le permiten liberarse de la escala salarial aplicada a los ‘rookies’. Un aliciente para poder optar a un jugoso contrato que le permita abonar al equipo blanco su claúsula de salida, fijada en 2,5 millones de euros, sin quedarse en la ‘miseria’.

A propósito del ‘tanking’

Dejarse ganar, configurando (o no) una plantilla de limitadas prestaciones por aquello de no dar el cante, a fin de adquirir más papeletas para el próximo draft. Grosso modo, una definición sin demasiada enjundia sobre el concepto de ‘tanking’. En la práctica, consumido casi el 70% de la temporada regular, un ramillete de equipos (Sixers, Bucks, Kings, Jazz, Magic o Celtics)conplantillas muy justas, deambulan sobre la pista sin demasiada energía, asumiendo el papel de principales sospechosos. Otros, como Lakers o Knicks, con mejor plantel pero decepcionanterendimiento, piden la vez para hacerse con un caramelo casi sin quererlo. Otro tema será si éste ya se encuentra comprometido en aras de saldar obligaciones contraídas en intercambios pasados con otras franquicias.

Este fenómeno, con mucho de mito y poco demostrable en la práctica, empezó a tomar forma durante la temporada 1983-1984. Hasta ese año, el preciado número uno del siguiente draft se dirimía con un simple ‘cara o cruz’ entre los peores equipos de cada Conferencia. Con pocas aspiraciones sobre el parqué, Chicago Bulls cerró el curso con 14 derrotas en 15 partidos. Houston Rockets, a rueda, cedió 14 de sus últimos 17 compromisos. Con dos rosters de clase media-baja y con Olajuwon, Jordan, Barkley o Stockton aguardando para dar el salto era la única opción para crecer.

Al año siguiente, el ya ex Comisionado David Stern decidía implantar la Lotería del Draft. En un primer momento, cada equipo fuera de ‘playoffs’ tenía su nombre dentro de un sobre que se introducía en un bombo. En medio de los rumores de amaño, los Knicks elegían a Patrick Ewing en primera posición, en el que fue un animado episodio piloto del nuevo formato. Los sobres duraron hasta 1989 (año en el que se instalan las dos rondas en el sorteo), aunque desde 1986 el azar sólo determinaba el orden de las tres primeras elecciones. El resto de equipos fuera de ‘playoffs’ obtenían su turno de manera inversa a su clasificación final en la temporada. Fue en 1990 cuando se da vida al método actual, un sorteo ponderado con bolas de ping-pong virtuales para regir el orden de elección. Aunque la extracción de las bolas se realiza en privado, con el fin de asegurar su transparencia, a ella asisten representantes de los 14 equipos involucrados además de auditores independientes y miembros de la prensa. En resumidas cuentas: el peor equipo de la temporada atesora el 25% de probabilidad de hacerse con el número uno. Por su parte, el último equipo sin billete para la postemporada se reserva un 0.5% de las opciones.

“Lo que fue creado en base a una buena idea, como algo bueno, ahora está sirviendo para abusar. Uno nunca quiere dar un incentivo para perder en cualquier deporte”. Es Jeff Van Gundy, el mítico entrenador de Knicks y Rockets y actual comentarista de la ESPN. La última voz en hablar claro acerca de un runrún que rompe los moldes de la rectitud moral que debería regir el mundo del deporte. Algunos equipos son así de malos a conciencia“, sentenciaba Van Gundy. Sin embargo, las cifras discuten esa teoría. Desde 1990, sólo tres equipos que acabaron últimos la temporada regular dispusieron de la primera elección en el sorteo. El año pasado, los Cavaliers (24-58), que ostentaban a priori el 15,6 % de las opciones, eligieron a un bluff como Anthony Bennett en primer lugar por delante de los Magic (20-62), el peor equipo según la clasificación. En 2012, los Bobcats ganaron 7 de los 66 partidos disputados durante la segunda temporada con asterisco de la historia pero el número uno, Anthony Davis, recaló en New Orleans, franquicia propiedad de la NBA. Les tocó ‘comerse’ a un Michael Kidd-Gilchrist que ni fu ni fa.

El pasado mes de diciembre, el prestigioso portal asociado a la ESPN 'Grantland' especulaba con una propuesta proveniente de la NBA. Emulando al rosco de ‘Pasapalabra’, una rueda iría rotando una posición cada temporada, de manera que en los próximos 30 años todas las franquicias tuvieran su momento de gloria, independientemente de sus resultados. Una hipótesis con demasiadas aristas que limar y que en la práctica multiplicaría la especulación existente bajo el actual modelo. Además, como ha quedado patente en la actualidad, jugárselo todo a una carta no siempre supone una garantía de éxito a corto plazo. En cualquier caso, las dudas quedarán disipadas cuando el próximo 26 de junio, ya sea en el Barclays Center de Brooklyn o en el Madison, cuando Adam Silver, flamante nuevo Comisionado de la NBA, pronuncie el esperado: "Y con la primera elección en el Draft de la NBA 2014, los… seleccionan a...".

Salvo contadas excepciones, en los últimos añosla NBA vive una época de carestía en lo que a explosión de estrellas de primer nivel se refiere. Algo que terminará dentro de escasos cuatro meses, cuando se celebre el próximo ‘draft’. Todas las predicciones apuntan a una camada de pedigrí contrastado. Para muchos, la mejor generación desde el draft de 2003 (LeBron, Carmelo, Wade, Bosh). En un curso marcado, en parte, por las sospechas más o menos serias de ‘tanking’ de algunos equipos, la lotería del ‘draft’ es el momento del año donde las franquicias con peores resultados buscan una piedra angular en la que depositar su fe y esperanza para el futuro. Un intento de sorteo donde cada año se trata de rifar, con más o menos éxito, al próximo Michael Jordan, LeBron James o Kobe Bryant. Con el ‘March Madness’, la parte decisiva del curso en la NCAA y uno de los eventos deportivos del año en Estados Unidos, a la vuelta de la esquina, los mirlos llamados a la gloria llevan meses perfilando sus candidaturas.

El redactor recomienda