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Pasó el 'marrón' para Orenga: ya piensa en un Mundial junto a todas sus estrellas
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SE ESPERA QUE TODOS LOS CRACKS VUELVAN

Pasó el 'marrón' para Orenga: ya piensa en un Mundial junto a todas sus estrellas

Pasado este Europeo de transición, la Federación de Baloncesto ha redoblado la confianza en Orenga, que será el seleccionador en el Mundial de España

Foto: Orenga durante el Eurobasket (Efe).
Orenga durante el Eurobasket (Efe).

No quedará para el recuerdo el reciente Europeo de Eslovenia. Sin púrpura, con pabellones semivacíos en muchos encuentros, no tuvo el esplendor que se le supone a una cita de tanta enjundia como un Campeonato de Europa de selecciones. A ello contribuyó la ausencia de muchas estrellas. Jugadores como el francés Noah, el alemán Nowitzki o el serbio Teodosic dimitieron de su presencia por distintos motivos. España no fue ajena a esta ausencia de primeras espadas y llegó con notables ausencias. La columna vertebral que ha permitido vivir la época dorada del baloncesto español, con un oro mundialista, dos europeos y dos medallas de plata en los últimos Juegos Olímpicos, se caían de la lista. Pau Gasol, Navarro, Ibaka o Felipe Reyes renunciaban a su participación en este campeonato con la mente puesta en el próximo mundial, donde la condición de anfitrión de España eleva las expectativas de la cita mundialista, señalada como la definitiva despedida de la mejor generación del baloncesto. Un círculo mágico que comenzara en el Mundial de 2006 y se cerraría en el Mundial de España.

Se prestaba por tanto esta cita para medir el pulso de algunos noveles en citas de gran cuajo. Hombres como Xavi Rey, Pablo Aguilar o Víctor Claver presentaron credenciales de cara a la próxima lista. También Juan Antonio Orenga midió su gestión en una cita absoluta tras un gran rendimiento en categorías inferiores y en el staff técnico de Sergio Scariolo. No se consiguió el oro, hecho que hubiera sido histórico pues hubiese sido el tercero consecutivo, pero se agrandó la leyenda de esta generación irrepetible. Al margen de determinadas decisiones que el propio Orenga ha reconocido no saber gestionar con eficacia el problema de fondo en el combinado nacional se puede observar más desde el plano físico que desde el conceptual. El equipo no fue tan rotundo ni desde el plano mental, incapaz de abrochar los partidos de tanteo igualado, ni desde el físico, donde los puntales no tuvieron el relevo preciso de la segunda unidad, bisoña en partidos de colmillo.

Pasado el tiempo para valorar debidamente esta presea conseguida, se hace necesario también atender a las dificultades que se encontró Juan Antonio Orenga, fuertemente criticado. Nada nuevo por otra parte en un país tendente a perder la memoria. No hace mucho un metal habría sido apreciado como un triunfo sin reparos. En cualquier caso, es parte del éxito, del crecimiento de un grupo que siempre dio la cara cuando fue necesario. En su haber, reside el haber conseguido levantar a un grupo tras derrotas que añadían más fuego si cabe a las dudas que prestaban un equipo sin la jerarquía que ofrecían hombres de la experiencia de Pau o Navarro. El equipo, en ese viraje necesario ante la ausencia de sus principales estandartes, ha encontrado un estilo atractivo enguantado en las características del grupo, más preparado para correr que para ir al choque.

Su ascendencia en el grupo, algo a tener en cuenta en un grupo con tantas estrellas, permite creer que con una mayor amplitud en los recursos a utilizar la gestión del equipo en los encuentros tendrá mayores réditos. “"Para ser su primer campeonato internacional con la selección, conseguir una medalla de bronce en un equipo con tantas bajas y con tanto jugador nuevo que debutaba también en un campeonato así, lo que ha conseguido ha sido muy bueno. Veo normal que se confíe en él para el año que viene porque se lo ha ganado", reflexionaba Felipe Reyes este martes.

Sin estridencias, pero con nota, acaba España este curso de transición. La medalla, que hablar muy bien del buen trabajo de la federación, deja a la claras que esta selección seguirá siendo competitiva, al margen de que los Pau, Navarro y compañía puedan aspirar el próximo curso a cerrar ese círculo mágico que iniciaran en 1999. Entonces eran la generación Júnior. Ahora, hace tiempo que han pasado a ser la generación de oro.

No quedará para el recuerdo el reciente Europeo de Eslovenia. Sin púrpura, con pabellones semivacíos en muchos encuentros, no tuvo el esplendor que se le supone a una cita de tanta enjundia como un Campeonato de Europa de selecciones. A ello contribuyó la ausencia de muchas estrellas. Jugadores como el francés Noah, el alemán Nowitzki o el serbio Teodosic dimitieron de su presencia por distintos motivos. España no fue ajena a esta ausencia de primeras espadas y llegó con notables ausencias. La columna vertebral que ha permitido vivir la época dorada del baloncesto español, con un oro mundialista, dos europeos y dos medallas de plata en los últimos Juegos Olímpicos, se caían de la lista. Pau Gasol, Navarro, Ibaka o Felipe Reyes renunciaban a su participación en este campeonato con la mente puesta en el próximo mundial, donde la condición de anfitrión de España eleva las expectativas de la cita mundialista, señalada como la definitiva despedida de la mejor generación del baloncesto. Un círculo mágico que comenzara en el Mundial de 2006 y se cerraría en el Mundial de España.

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