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El Estudiantes confía en la fuerza de un niño para salir del descenso
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EL CLUB ESTÁ CONVENCIDO DE QUE EL PATIO DE COLEGIO SEGUIRÁ SIENDO DE PRIMERA

El Estudiantes confía en la fuerza de un niño para salir del descenso

Hace cuatro años, tras un partido frente al Fuenlabrada, el Estudiantes sufrió un golpe moral que arrastraría hasta el último partido de temporada, cuando logró una

Foto: El Estudiantes confía en la fuerza de un niño para salir del descenso
El Estudiantes confía en la fuerza de un niño para salir del descenso

Hace cuatro años, tras un partido frente al Fuenlabrada, el Estudiantes sufrió un golpe moral que arrastraría hasta el último partido de temporada, cuando logró una apurada permanencia en León. Este martes, el equipo colegial sufrió una dolorosa derrota también ante el Fuenlabrada que le mantiene en puestos de descenso a falta de siete jornadas. Hoy, sin embargo, nadie va arrastrando los pies por el patio del Ramiro de Maeztu gracias a la llegada del “bombero” Trifón Poch y, sobre todo, de la ilusión y el poder que han recibido de 1.000 niños. La alegría de un niño se ha convertido en un aspecto más motivador para el vestuario que fichar al mejor jugador de la liga.

De una de las fotografías más representativas del deporte español, la de los 1.000 canteranos del Estudiantes con la plantilla del primer equipo, se tiene el concepto de que es un día muy especial para los niños. Sin embargo, resulta ser a la inversa. Este año, se adelantó la fecha de dicha foto para que el equipo de la Liga Endesa recibiera toda la energía que desprenden los ‘peques’.

La cantera es al Asefa Estudiantes lo que un plato de espinacas a Popeye  o la poción mágica para Asterix. Un poder con el que los rivales no cuentan. Esa fuerza se traduce en las gradas. Los jugadores estudiantiles son los más privilegiados de la Liga Endesa: son los que más afición atraen cada jornada.

Un espíritu único

El espíritu del Estudiantes se ha mantenido intacto durante sus 65 años de historia. Esa unión ha provocado, entre otros logros, que sea uno de los tres únicos equipos que no haya descendido de la máxima categoría nacional.

Restan siete encuentros, la salvación está a dos victorias y, sin embargo, en los pasillos del Ramiro nadie habla de descenso. Ni se lo plantean. ¿Para qué perder el tiempo? La marcha de Pepu Hernández y la llegada de Poch han supuesto el “inicio de una nueva temporada”, como cuentan a El Confidencial fuentes del club. Y para esta “nueva temporada” aterrizaron otras caras nuevas como Willie Deane, Tariq Kirksay y Daniel Clark, que sabe bien a lo que viene: “Vencer o morir”. Con ellos ha cambiado el juego en la cancha.

Como estar ‘depre’ no sirve de nada, desde el pasado 16 de marzo cuentan con las risas que provocan Gomaespuma y el dúo ‘Vaya por Dios’. “Cuanto peor están las cosas, más humor se necesita”, admiten desde el club. La confianza, la actitud y el optimismo está al máximo. “Saldrá adelante”, asegura el presidente de la entidad Juan Francisco García.

¿Qué hay más importante que el primer equipo?

Es a través de esta filosofía como el Asefa Estudiantes continúa siendo un equipo de patio de colegio y, a la vez, un club que se ha mantenido siempre en la segunda mejor liga de baloncesto del mundo. El conjunto de la Liga Endesa, en el peor (e impensable) de los casos, podrá bajar de categoría… pero nunca perderá su mejor arma: la cantera y su manera de entender la vida a través de un aro de canasta.

Al fin y al cabo se trata de un colegio con alumnos y lo más importante, lo que se aprende gracias al balón de baloncesto, está siempre vivo en la educación de cada Estudiante. Es una llama que nunca se apagará por muchas crisis -económicas y deportivas- que afecten al equipo de los ‘mayores’ y que, en esta temporada, les dará un impulso con el que sus rivales de la Liga Endesa no pueden contar.

Hace cuatro años, tras un partido frente al Fuenlabrada, el Estudiantes sufrió un golpe moral que arrastraría hasta el último partido de temporada, cuando logró una apurada permanencia en León. Este martes, el equipo colegial sufrió una dolorosa derrota también ante el Fuenlabrada que le mantiene en puestos de descenso a falta de siete jornadas. Hoy, sin embargo, nadie va arrastrando los pies por el patio del Ramiro de Maeztu gracias a la llegada del “bombero” Trifón Poch y, sobre todo, de la ilusión y el poder que han recibido de 1.000 niños. La alegría de un niño se ha convertido en un aspecto más motivador para el vestuario que fichar al mejor jugador de la liga.

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