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Orlando Ortega, el atleta que nunca se rinde, no vino a España "a quitar el trabajo a nadie"
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la mejor baza de la delegación española

Orlando Ortega, el atleta que nunca se rinde, no vino a España "a quitar el trabajo a nadie"

El vallista español, plata en los Juegos Olímpicos de Río, no parte entre los favoritos a medalla. Su primera plaza en la Diamond League, y su capacidad competitiva, hacen albergar esperanzas

Foto: Orlando Ortega, en Estocolmo (EFE)
Orlando Ortega, en Estocolmo (EFE)

La última vez que Orlando Ortega compitió en el Estadio Olímpico de Londres fue en los Juegos del 2012 y como cubano; fue sexto en la final. Justo después comenzó a tener problemas con la Federación, que le sancionó con seis meses por no acudir a una competición y le levantó el castigo justo para que pudiera acudir al Mundial de Moscú. Por entonces, la situación ya estaba tan enquistada que Orlando ni siquiera se clasificó para la semifinal y desertó junto a su entrenador Kelvis Antúnez. Los últimos mundiales del 2015 en Pekín los vio por la tele ya en Madrid, pero sin tener todavía la nacionalidad, que le llegó un mes antes de los Juegos de Río donde se proclamó subcampeón y se deshizo en lágrimas abrazado a una bandera de España. Estos días, por lo tanto, se estrena en un Mundial como español y el primero en el que tiene opciones de medalla aunque no está entre los favoritos.

“Me da igual, es en la pista donde hay que ver quién es el mejor”, ha declarado con su seguridad habitual. Ha llegado a Londres con la novena mejor marca de la temporada (13.15), y después de haber sufrido una lesión en los isquiotibiales de ambas piernas hace un mes, pero con la ambición intacta y tomándose la opinión de los expertos, que le sitúan sin medalla por detrás del campeón olímpico el jamaicano Omar McLeod, el plusmarquista mundial, el norteamericano Aries Merritt, y el campeón del mundo en Pekín 2015, el ruso Sergey Shubenkov. “Es un reto, algo que me motiva más aún para seguir dando lo mejor de mí” afirma. Porque si algo le va a Orlando como ha demostrado ya no sobre la pista, sino en su vida, son los retos.

Foto: Orlando Ortega, en su última carrera en Madrid (EFE)

Tiene, además, motivos para ser optimista ya que es líder de la prueba en la Diamond League y en Estocolmo el pasado mes de junio ya batió al ruso Shubenkov después de una gran reacción en los metros finales tras una mala salida, algo típico en él. En mejorar la salida ha estado trabajando de forma incansable con su padre y entrenador, Orlando Ortega, que le sigue llamando “Orlandito” aunque acaba de cumplir 26 años. Un hombre hecho y derecho de 1,85, subcampeón olímpico, pero para su padre siempre será su niño.

La familia española

Orlando Ortega senior fue vallista en la distancia de 400 metros y su abuela Cristina Echevarría -a la que dedica sus triunfos señalando al cielo- compitió como velocista en México 68. Tiene el atletismo en los genes, aunque de niño en su Artemisa natal comenzó primero con el taekwondo y el boxeo hasta que a los 12 años ya se puso en manos de su padre, técnico de la Federación cubana, que cuando su hijo desertó estaba entrenando en Barbados y no pudo viajar a España hasta un año y medio después. Pero Orlando no estuvo solo. Conocía Guadalajara de las concentraciones con Cuba y fue su primer destino hasta que el técnico cubano Alexis Sánchez, que reside y entrena en España, le pidió ayuda a Vicente Revert, expresidente de la Federación valenciana y fundador del CAVA-Ontinyent.

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2016 Rio Olympics - Athletics - Final - Men's 110m Hurdles Final - Olympic Stadium - Rio de Janeiro, Brazil - 16 08 2016. Orlando Ortega (ESP) of Spain celebrates after winning silver REUTERS Phil Noble FOR EDITORIAL USE ONLY. NOT FOR SALE FOR MARKETING OR ADVERTISING CAMPAIGNS.

En la Navidad del 2013 llegó el atleta a Ontinyent a casa de Vicente Revert y Dolores Domenech a los que considera como “sus segundos padres”. Le ofrecieron un hogar durante un año y medio y toda la ayuda que necesitó porque al principio, deprimido y con la nostalgia golpeándole duro, se pasaba el día en su habitación. Vicente, poco a poco, le sacó del agujero y le apuntó al club CAVA donde comenzó de nuevo a entrenarse y a pensar que había un futuro para él como atleta en nuestro país, que era posible, que no se iba a rendir. Vicente Revert fue también quien le ayudó en los primeros trámites para que pudiera nacionalizarse. “Nunca olvidaré lo que hicieron por mí”, afirma Orlando, que sigue manteniendo contacto con Vicente y Dolores a los que visita siempre que puede para disfrutar de la compañía y de una paella como dios manda.

Los años en la Blume

En el 2015, el año en el que se celebraba el Mundial de Moscú y sin los papeles para poder competir, el atleta se fue a Madrid a vivir y entrenarse en la Residencia Blume. Fue entonces cuando llegó su padre y afrontaron juntos la carta firmada por los principales vallistas quejándose a la Federación española por las “frecuentes nacionalizaciones de atletas de élite”. Siempre que se le ha preguntado a Orlando al respecto dice lo mismo, que no les guarda ningún rencor “porque yo no vine aquí a quitarle el trabajo a nadie, sino a buscarme la vida”.

Nunca ha sentido que tenga que dar muchas explicaciones sobre lo que siente o deja de sentir, no ha impostado, pero tras lograr la plata en los Juegos de Río y abrazarse a una bandera española se ganó a todos con su llanto inconsolable ante los micrófonos de TVE. La sincera emoción con la que vivió ese momento fue argumento suficiente como para que los que le veían como un extraño, un extranjero, empatizaran inmediatamente con él mientras se deshacía entre lágrimas dando las gracias a todos los que le habían ayudado.

Este lunes, en la final de las 22:30 horas, Orlando Ortega quiere por fin consagrarse en un Mundial después del amargo recuerdo que tiene del único en el que compitió, en Moscú, justo antes de desertar con lo puesto, una mano delante y otra detrás y su empeño en no rendirse jamás.

No está entre los favoritos, pero si algo sabe es pelear y asegura estar muy tranquilo después de haber pasado unos días en Lisboa para desconectar antes de viajar a Londres. Vicente y Dolores saben mejor que nadie todo lo que ha pasado para poder estar hoy ahí y su padre Orlando le acompaña, entrena y arropa. “En la pista se verá quién es el mejor y yo estoy preparado”, ha repetido ‘Orlandito’ durante estos últimos días. Que hable la pista, pues.

La última vez que Orlando Ortega compitió en el Estadio Olímpico de Londres fue en los Juegos del 2012 y como cubano; fue sexto en la final. Justo después comenzó a tener problemas con la Federación, que le sancionó con seis meses por no acudir a una competición y le levantó el castigo justo para que pudiera acudir al Mundial de Moscú. Por entonces, la situación ya estaba tan enquistada que Orlando ni siquiera se clasificó para la semifinal y desertó junto a su entrenador Kelvis Antúnez. Los últimos mundiales del 2015 en Pekín los vio por la tele ya en Madrid, pero sin tener todavía la nacionalidad, que le llegó un mes antes de los Juegos de Río donde se proclamó subcampeón y se deshizo en lágrimas abrazado a una bandera de España. Estos días, por lo tanto, se estrena en un Mundial como español y el primero en el que tiene opciones de medalla aunque no está entre los favoritos.

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