Luis Alberto Marco busca la gloria en Potchefstroom, tierra santa del fútbol español

El atletismo, como casi todos los deportes individuales, es cruel. Horas de entrenamiento se ponen en juego en segundos un día. Éxito o fracaso, pero lo que quedará será siempre el trabajo y el esfuerzo que se acumula durante todo el año y que se orienta para no fallar en un día, el que te da la gloria y, sobre todo, la beca para poder seguir adelante en un deporte amateur salvo excepciones como la de Bolt y sus millonarios ingresos cifrados en 20 millones de euros al año.

En estos días se inicia la temporada de pista cubierta, el paraíso de algunos atletas que encuentran la oportunidad que se les resiste al aire libre. Algunos españoles suelen aprovechar para sacar la cabeza y mostrarse internacionalmente llegando a finales y tocando metal, algo que en el atletismo de las ocho calles se ha convertido en una quimera. Uno de los habituales es Luis Alberto Marco, colaborador de El Confidencial en el pasado Mundial de Moscú. Con medallas al cuello era un fijo en los mejores ochocientos del invierno, pero en esta ocasión ha decidido cambiar, orientar 2014 de otra manera. Ha decidido arriesgar y acumular entrenamientos para no llegar fatigado al verano.

El sevillano hizo la maleta dos semanas atrás y puso rumbo a Potchefstroom, ciudad que cuatro años atrás dio cobijo a la selección española de fútbol en su conquista del mundo y que ahora está poblada de suecos, holandeses y franceses, pero sólo hay un español. El atleta, en una iniciativa que ha partido de él, de su ambición por mejorar y de su bolsillo, ha acudido a tierras sudafricanas buscando acumular experiencia y entrenamientos. Su entrenador, Paco Gil, respaldó su iniciativa, pero no pudo seguir al aventurero sevillano.

El polaco Lewandowski le tentó y acudió a uno de los templos del atletismo para intentar llegar al verano cargado de energía. No le ha importado renunciar a la pista cubierta, al Mundial que se celebra en Sopot. Hace cuatro años fue finalista, ahora deja pasar la oportunidad para llegar con más garantías al europeo de Zúrich.

Mo Farah, Thari, Baala... son algunos de los que eligen Potchefstroom para cargar pilas. La North West University ha sido el centro elegido para trabajar. En el viaje no le ha acompañado entrenador alguno, tan solo sus zapatillas Nike, jamón de Teruel (que a punto estuvo de quedarse en la aduana), un par de botellas de aceite y el ordenador para estar conectado. En el gimnasio del 'High Performance Institute' se encontró el primer recuerdo de la estancia española del pasado junio de 2010. Y es que dos banderas españolas presiden el recinto. "Yo digo que son por mí", comenta desde la ciudad sudafricana.

La universidad elegida cuenta con una pista de césped de atletismo de 400 metros, con seis calles y nueve en recta. Combina el calor, con la altura (1.400 metros) y la ayuda de grupos de entrenamientos de nivel como el que dirige el francés Pascal Chirac o la selección francesa al completo con el velocista Lemaitre a la cabeza. Nigel Amos, subcampeón olímpico de 800, es otro de los que se entrena junto al sevillano. "El ambiente es magnífico y es una experiencia que repetiré. Vine para entrenarme y para mejorar el inglés, pero por aquí hablan el Afrikaans".

El Europeo de Zúrich es el objetivo número de 2014. "Al no ser año olímpico ni de mundial, la opción del europeo está ahí. No hay africanos y se puede hacer algo", señala desde Potchefstroom, preparando las maletas de regreso, después de tres semanas en la ciudad santa del fútbol español. Zúrich espera.