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El buzo de combate de la Armada española que ahora 'lucha' por los inuit en Groenlandia
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tres semanas de expedición por el ártico

El buzo de combate de la Armada española que ahora 'lucha' por los inuit en Groenlandia

Manuel Calvo, malagueño de 52 años, arranca este domingo un viaje de 400 kilómetros con 16 perros y un trineo. Cruzará hasta Canadá con temperaturas de 30º bajo cero

Foto: Manuel Calvo, con las botas que se llevará al Ártico, uno de sus perros y un trineo primitivo, en los jardines de su casa de Málaga (Agustín Rivera)
Manuel Calvo, con las botas que se llevará al Ártico, uno de sus perros y un trineo primitivo, en los jardines de su casa de Málaga (Agustín Rivera)

Convive con perros. Su pasión, su trabajo. Una vida. Dentro de unos días lo hará con 16 y con Storm Odak, un inuit. Serán sus guías en tierras heladas, al límite de la supervivencia: atravesarán un territorio con el 95% de sus aguas congeladas. Las temperaturas alcanzarán los 30 grados bajo cero. Manuel Calvo Villena, de 52 años, que mide 1,80 y pesa 90 kilos, disfrutará/intentará/sufrirá a partir de la próxima semana de una de las grandes aventuras que hoy puede tener un ser humano: durante 21 días cruzará desde el norte de Groenlandia hasta Canadá. Son 400 kilómetros. El riesgo está ahí, latente. Y los problemas en este formidable viaje anual por el Ártico que arrancó en 2015 siempre aparecen.

Desde el salón de su chalé a las afueras de Málaga, en la zona Oeste de la ciudad, habla con El Confidencial a una velocidad de vértigo (nada que ver con los 7 kilómetros por hora a los que circulará su trineo) y dando meandros en la conversación, como los perros que le guiarán hasta su destino. El objetivo es concienciar al público en general y a los colegios del cambio climático y de la importancia de los perros y que una raza (los inuit de Groenlandia: no les gusta que se les llame esquimales) se han conservado gracias a los caninos.

placeholder Manuel Calvo, en unos de sus Desafío Ártico.
Manuel Calvo, en unos de sus Desafío Ártico.

Habla Calvo con un entusiasmo desbordado de esta misión y de su experiencia como capitán de remolcadores y buceador de combate de la Armada española. Pero antes, con tan solo 16 años, estuvo seis meses pelando patatas, fregando cacerolas y limpiando pasillos y cubiertas de un barco mercante. Eran 30 marineros gallegos y un capitán vasco.

Tras dos años en la escuela náutica de Almería y otros dos en la de Alicante, se sacó el título de patrón mayor de cabotaje hasta conseguir ser capitán de remolcadores. Ahí empezó su carrera como especialista en la supervivencia en el mar. Durante el servicio militar fue buceador de combate en la Armada española. Corría el año 1989. Pidieron voluntarios y se presentaron 3.000 de toda España. En el acceso solo aprobaron 30. Le enviaron a Cartagena. Estuvo año y medio.

De esta corta pero intensa etapa se queda con que los mejores buceadores profesionales siempre han sido de la Armada, que el centro de buceo donde entrenan miembros del ejército de todo el mundo, Guardia Civil y Policía Nacional. Desde los 15 años, por su cuenta, sin ninguna preparación, ya buceaba a pulmón y practicaba la búsqueda submarina. En Cartagena le enseñaron a no bucear solo, a hacerlo en equipo, con aire comprimido a no más de 40 metros, según cada profundidad y la velocidad de ascenso y descenso para evitar embolias gaseosas.

"De conejillo de indias"

“Eran operaciones arriesgadas donde te jugabas la vida. Nos tenían de conejillo de indias y te llevaban al límite”, cuenta Calvo. En estos tiempos vio la riqueza arqueológica de los precios del Mediterráneo, cuna de tantas civilizaciones. Como capitán de remolcadores, dirigió las maniobras de entrada a puerto de Cartagena de los militares españoles que participaron en Bosnia por primera vez en una misión humanitaria.

Navegó en barcos de la II Guerra Mundial, ha buceado en zonas vírgenes y recuerda la contaminación cero y la fauna marina en Alborán y la foca monje en las islas Chafarinas. Su padre también fue patrón de remolcadores. Fue quien le enseñó a pescar. Ha tenido zodiacs, lanchas, ha competido en clase Optimist. Cuenta con la licencia de monitor nacional de esquí náutico. Nada más entrar a su despacho a mano izquierda tiene enmarcado un diploma de su abuelo de la Sociedad española de salvamento del náufrago.

Tiendanimal, líder en el sector de mascotas, que factura casi 100 milones de euros y tiene 41 tiendas abiertas en toda España y una en Portugal

“El salitre me corre por las venas”, suelta, con descaro, tras moverse de un lado a otro del sofá. ¿Y los perros? ¿Cuál es el origen de esa afición canina del actual responsable de Relaciones Institucionales de Tiendanimal, líder en el sector de mascotas, que factura casi 100 milones de euros y tiene 41 tiendas abiertas en toda España y una en Portugal? El perro de agua español, también denominado turco andaluz, ha estado siempre ligado a los pastores y los marinerso. Su familia paterna siempre ha tenido perros. Ahora tiene siete. Dice que son pocos. Como viaja mucho, no puede atender a tantos.

placeholder Ruta del Desafío Ártico.
Ruta del Desafío Ártico.

A las 5 de la mañana suena el reloj de su despertador, tras tomarse un café y comprobar las redes sociales de Tiendanimal. Les gusta salir con uno o dos de sus perros de la raza Alaska (Alaska malamuten) de nombre Norte, Alaska y Ventisca por los Montes de Málaga o por la playa de Guadalmar, lindante ya con el término municipal de Torremolinos. Engancha sus perros a un patinete de rueda y entrenan para la aventura del Ártico. Es la modalidad de Cani-Cross, donde el perro va por delante y con una cuerda amarrado a su cintura.

Admite que va a esta playa infringiendo la ley. “Está prohibido y no debería estarlo”, relata, “pero en invierno se debería habilitar que se pudiera pasear con perros desde la salida del sol a las 11 de la mañana. Lo que sí entiendo es que en carriles y pistas forestales no los puedas llevar sueltos”. Ahora aspira a competir en el campeonato de España de trineo con nieve.

La aventura de 2020

Llegar hasta Qaanaaq, en el norte de Groenlandia, vía Copenhague, es la primera fase de esta gran aventura. Llegarán a Cape Isabella (Canadá). Para 2020 tiene un proyecto más ambicioso: se trataría de viajar a Alaska con sus propios perros y su hijo (Manuel Calvo Ariza, de 18 años, se convirtió en 206 en el más joven explorador polar español), con la práctica de la Pulka Escandinava, una modalidad parecida al Cani Cross en la que el esquiador está atado con una cuerda, va con unos skies y luego el esquiador arrastra un trineo, “una especie de bañera”, detalla.

Amante de todos los deportes de invierno, ha realizado travesías con raquetas de nieve y lo recomienda para cualquier principiante. “Me gusta mucho y lo bueno es que no necesitas preparación física especial”. Esta adrenalina por lo desconocido llegó en forma de oportunidad en 1989 en la Antártida en la primera expedición del Hespérides, pero tenía novia (la que luego fue su mujer) y decidió renunciar a esos seis meses de ruta. No quería estar tanto tiempo sin verla.

Groenlandia acaba de terminar un periodo de cuatro meses de noche oscura absoluta y ahora ya hay noche y día

El Ártico es el lugar más extremo del planeta, donde el hombre le debe mucho al perro. La tierra de los inuit, que necesitan al perro groelandés. Su obsesión es que los niños y jóvenes conozcan la cultura canina y cómo han ayudado al desarrollo de la humanidad, ayudando en terapias para detectar enfermedades, como perros policía y como compañero del hombre antes que el caballo. “Nos han protegido de las fieras”, apunta.

La aventura le cuesta 15.000 euros. Los dos primeros años se lo financió él mismo. Ahora cuenta con el respaldo de Tienda Animal y otros esponsors. Va con un trineo de tres metros de largo, como lo hacían hace 100 años, con dos patines y traviesas. Ahora es el momento de iniciar el viaje. Groenlandia acaba de terminar un periodo de cuatro meses de noche oscura absoluta y ahora ya hay noche y día. Si espera dos meses más, el mar ya no estará congelado.

Deseando contarlo

¿Los peligros? Para evitar la congelación lleva cuatro o cinco capas, forros y parka polar. “El frío duele, pero donde he pasado más frío en mi vida no ha sido en el Ártico, sino a 60 metros de profundidad en Cartagena”. Bebe y come sin parar para no deshidratarse, lleva termos y toma trozos de hielo y los descongela. Realizan paradas continuas para que los cuerpos (y los perros) descansen. Es el canon que tienen que pagar para ver ese paisaje tan soberbio que está al alcance de pocos.

Una vez el hielo se rompió y se le clavó el trineo en una grieta y los perros pudieron saltar. Los animales van en abanico, no en línea de tiro, por las grietas que se encuentran. Debajo no hay tierra, sino agua. Duermen muchas horas en las tiendas de campaña aguantando las temperaturas. “Sí, el frío es muy duro, pero lo que estoy deseando es llegar y contarlo”.

placeholder Manuel Calvo, posando con uno de sus perros (Agustín Rivera).
Manuel Calvo, posando con uno de sus perros (Agustín Rivera).

Tiene claro que algún día su hijo tomará el relevo. También que, desgraciadamente, el cambio climático está más cerca de lo que parece y que en los dos polos cada vez está menos tiempo el mar congelado y el hielo marino está más fino. Los inuit están dejando de criar perros y los utilizan ahora para ir a cazar y pescar. Calvo Villena, que tomará fotografías con su cámara Canon, también recopilará datos para elaborar un censo de perros autóctonos que canaliza a través de MaratónDog, una asociación sin ánimo de lucro que nació con el objetivo de contar la historia y la cultura del perro.

Le acompañan su bota de piel de foca. Libros de aventuras, de los primeros descubridores: 'La última generación' (Fred Pearce) y 'Polo Sur' (Roald Amundsen) se los llevará al Artico. Y por si la cosa sale mal, lleva un teléfono satélite para pedir “el comodín del helicóptero”. “No se trata de jugarte la vida. Hay que tenerlo todo controlado”. “El fracaso es no intentarlo”, remata justo antes de acariciar a uno de sus perros. En el jardín, brindando el sol un día estupendo de marzo, hace 20 grados. Dentro de unos días soportará 50 grados menos…

Convive con perros. Su pasión, su trabajo. Una vida. Dentro de unos días lo hará con 16 y con Storm Odak, un inuit. Serán sus guías en tierras heladas, al límite de la supervivencia: atravesarán un territorio con el 95% de sus aguas congeladas. Las temperaturas alcanzarán los 30 grados bajo cero. Manuel Calvo Villena, de 52 años, que mide 1,80 y pesa 90 kilos, disfrutará/intentará/sufrirá a partir de la próxima semana de una de las grandes aventuras que hoy puede tener un ser humano: durante 21 días cruzará desde el norte de Groenlandia hasta Canadá. Son 400 kilómetros. El riesgo está ahí, latente. Y los problemas en este formidable viaje anual por el Ártico que arrancó en 2015 siempre aparecen.

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