La historia cruel del Dakar: los españoles atrapados 24 horas en una olla de arena

“Camiones de 1.000 caballos no pudieron salir. Nosotros con menos de 700 CV y 12 toneladas de peso, tampoco. El terreno era complicadísimo porque la arena estaba muy revuelta. Sólo cabía esperar un milagro, pero no llegó”. El piloto catalán Jordi Juvanteny narra su agónico adiós al Dakar 2018, atrapado en una trampa en forma de olla gigante donde cayeron unos 30 vehículos, la mitad de ellos camiones, como el KH-7 Epsilon Team de Juvanteny, José Luis Criado y Javier Tamayo. Al final salieron todos, muchos en parte a la ayuda de los españoles… a quienes nadie prestó auxilio.

El camión español se metió en el agujero en la segunda etapa y sus tripulantes estuvieron 24 horas intentando salir de allí hasta que fueron rescatados por un helicóptero de la organización. “Ahora toca organizar el rescate del vehículo, llevarlo hasta Argentina y volver a España”, se resigna Criado, quienes adelantan que la aventura no ha terminado para ellos. A día de hoy siguen en la localidad peruana de Pisco, cerca de la 'olla trampa'.

“Nos quedamos solos y no nos auxiliaron”

Son conocidos en el pelotón dakariano como los 'ángeles de la guarda' por las numerosas ocasiones en las que han servido de asistencia para otros vehículos y, en esta situación, también rindieron pleitesía a su apodo echando una mano a otras víctimas de las dunas de Perú. “Ayudamos a otros participantes a salir de allí, había muchísimos coches y camiones. Al final nos quedamos solos y no nos auxiliaron a nosotros. El último camión incluso se llevó nuestras eslingas y se fue porque si no llegaba tarde para reengancharse a la carrera. Nos abandonaron”, se lamenta Criado, el español con más participaciones en el Dakar, con 28.

“En tantísimas ediciones del Dakar como las que hemos disputado nos ha pasado de todo, pero las pocas veces que no hemos podido acabar ha sido siempre por fuerza mayor. De todas formas, es algo que no te esperas nunca. Ha sido imposible. Creíamos que íbamos a poder, pero no había forma”, se lamenta Juvanteny. Tamayo admite que están “un poco tocados anímicamente, como es lógico, pero no queda otra que asumir lo sucedido y mirar para adelante”.

¿Quién vela por el ángel de la guarda? Quizás, desde ya, algún participante eche de menos el espíritu de estos tres españoles en el Dakar.