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Mourinho deja que Cristiano Ronaldo se 'confiese' en Copa: juega, marca y puede ir en paz
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ALINEÓ AL PORTUGUÉS ANTE LA PONFERRADINA TRAS LAS CRÍTICAS DESPUÉS DEL CLÁSICO

Mourinho deja que Cristiano Ronaldo se 'confiese' en Copa: juega, marca y puede ir en paz

Cristiano Ronaldo no celebró su gol como en otras ocasiones. Ayer, en el estreno copero del Real Madrid ante la Ponferradina, estaba obligado a hacerlo y

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Mourinho deja que Cristiano Ronaldo se 'confiese' en Copa: juega, marca y puede ir en paz

Cristiano Ronaldo no celebró su gol como en otras ocasiones. Ayer, en el estreno copero del Real Madrid ante la Ponferradina, estaba obligado a hacerlo y tras anotar el que fue el segundo tanto de su equipo, el gesto del portugués fue una mezcla de rabia y alivio más que de alegría, como si ese gol le redimiera del pecado de no marcar en el Clásico. La derrota ante el FC Barcelona en el Bernabéu fue dolorosa, pero no fue el único motivo por el que CR7 se encontraba decaído. Como en la mayoría de las grandes citas, no estuvo a la altura de las circunstancias. Lo sabe él y lo sabe la afición de Chamartín, que se encargó de recordárselo con pitos en el campo y críticas fuera de él. No se encontraba en paz y quizá por eso fue el único jugador (junto a Marcelo) al que Mourinho no dio descanso.

El técnico luso dejó en Madrid a buena parte de los titulares habituales y para enfrentarse a un segunda B en lo que consideró “un partido difícil” diseñó un once plagado de suplentes, pero con Cristiano Ronaldo. Cuando Mourinho le incluyó en la convocatoria lo justificó diciendo que “ayudaría a ganar un partido difícil en Ponferrada”. Y así fue. Su gol sirvió para sentenciar el encuentro y encarrilar la eliminatoria, pero el técnico madridista también sabe que tratándose de tipos como CR7 a veces es mejor darles lo que necesitan con tal de pasar página cuanto antes y poder volver a sonreír como lo hacían todos antes del 10-D. Y lo que necesita Cristiano no es otra cosa que partidos, protagonismo y goles. Esa es su terapia y Mourinho ayer aplicó la psicología.

Ayer, el portugués salió concienciado de lo que tenía que hacer para reconciliarse con la parroquia madridista. Buscó el desmarque, habilitó a compañeros y persiguió el gol, aunque éste no llegó hasta el minuto 74. En ese momento cumplió con la tarea que se le había encomendado e inmediatamente después fue sustituido. Como si de una confesión se tratase, ya podía ir en paz. El gol no cambiaba lo sucedido el fin de semana, pero era un consuelo.

El Clásico cuestionó la tendencia de los últimos meses. En lo que llevamos de temporada, Cristiano se estaba esmerando por quitarse la etiqueta de jugador egoísta que se olvida de jugar en equipo en busca del reconocimiento personal. Este año se había mostrado igual de ambicioso pero sí más participativo y de esa metamorfosis el equipo salió beneficiado. Sin embargo, su actuación frente al Barça le sentenció y las mismas críticas de la pasada volvieron para darle donde más le duele: en su orgullo.

En el club sí defienden a su figura

Prensa y afición encontraron en el portugués la figura ideal en la que descargar sus iras. Y es que los dos peros que se le pueden poner a este grandísimo jugador salieron a relucir de nuevo ante el Barça. Su actitud individualista no gusta y a eso hay que sumar su falta de capacidad para aguantar la presión. En ocasiones, los nervios le superan y acaba anulado. Afortunadamente para él, tanto los compañeros como el cuerpo técnico y la directiva han salido en su defensa. No quieren que se trate de forma “injusta” a uno de sus jugadores más valiosos y que solo se tenga ahora en cuenta un mal partido frente a tantos otros en los que ha resultado decisivo. De ahora en adelante, es Cristiano quien debe seguir trabajando y debe hacerlo codo con codo con el resto del equipo. Si lo hace, será venerado como en tantas ocasiones, si no, ya sabe lo que toca.

Cristiano Ronaldo no celebró su gol como en otras ocasiones. Ayer, en el estreno copero del Real Madrid ante la Ponferradina, estaba obligado a hacerlo y tras anotar el que fue el segundo tanto de su equipo, el gesto del portugués fue una mezcla de rabia y alivio más que de alegría, como si ese gol le redimiera del pecado de no marcar en el Clásico. La derrota ante el FC Barcelona en el Bernabéu fue dolorosa, pero no fue el único motivo por el que CR7 se encontraba decaído. Como en la mayoría de las grandes citas, no estuvo a la altura de las circunstancias. Lo sabe él y lo sabe la afición de Chamartín, que se encargó de recordárselo con pitos en el campo y críticas fuera de él. No se encontraba en paz y quizá por eso fue el único jugador (junto a Marcelo) al que Mourinho no dio descanso.

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