España o Santa Mónica Fútbol Club

La Real Federación Española de Fútbol se encuentra en manos de Santa Mónica Sports, grupo empresarial que es la continuación de Dorna. En un principio esta empresa se dedicaba a la gestión de derechos y no entraba ni en los clubes ni en las organizaciones. Pero al reducírsele el mercado de la gestión de derechos por el empuje de Iso y, sobre todo, Mediapro, los responsables de Santa Mónica, cuyo máximo accionista es Jesús Samper, buscaron un acuerdo más amplio con la RFEF y en la actualidad este organismo esta absolutamente controlado por esta empresa. Más del 50 por ciento del presupuesto de la Federación está en manos de Santa Mónica. Ángel María Villar se puso en manos de esta compañía ante los problemas financieros que se cernían sobre el máximo organismo del fútbol español (parece que el Consejo Superior de Deportes ya le va a descongelar las subvenciones y las volverá a cobrar) y la dependencia de la RFEF de Santa Mónica es absoluta, vamos, que Samper maneja más que Villar. ¿Es necesario que una empresa privada gestioné una federación deportiva? Esa es la cuestión.

Esa dependencia total se palpa en la concentración de la selección española en Neustif. Más que España, a veces da la sensación de que se trata de Santa Mónica Fútbol Club. Porque es la gente de Santa Mónica la que maneja hasta el último detalle de la carpa habilitada para los periodistas enviados especiales a cubrir la información de España. “La carpa depende de la Federación”, asegura una fuente federativa autorizada. Pero los hechos dicen lo contrario. Hasta un operario de Santa Mónica se tomó la libertad de amenazar a los fotógrafos con echarles de la carpa por no hacer las fotos desde donde pretende obligarles la compañía que gestiona los derechos de la RFEF. La ubicación obligatoria pasa por captar el cartel publicitario en el que se anuncian los patrocinadores de Santa Mónica cuando los internacionales participan en ruedas de prensa. Tras la mediación de la UEFA, se ha llegado a un acuerdo con los redactores gráficos, pero el rifi-rafe puede provocar que los compañeros fotógrafos no capten sistemáticamente el panel publicitario. También influye Santa Mónica en los entrenamientos de Luis Aragonés. La decisión del seleccionador de que el equipo se ejercitara en uno de los dos campos con los que cuenta el complejo, en el campo en el que no hay vallas publicitarias, provocó malestar entre los que mandan en la Federación, que indicaron a Luis Aragonés que el calentamiento del entrenamiento vespertino del jueves lo realizara en el otro campo para que las cámaras captaran la publicidad.

La carpa habilitada para los periodistas, dicho sea de paso, la han montado muy bien y salvo el alto precio que pagan las emisoras de radio por las líneas RDSI necesarias para conseguir un sonido perfecto, la cosa va funcionando bastante bien. Las radios españolas están pagando al contratar la línea 1.800 euros y no han tenido la posibilidad de hacerlo con la compañía telefónica austríaca porque, según ha explicado los responsables de Santa Mónica, un particular de la zona compró todas líneas y las ha revendido. La misma línea RDSI cuesta unos 160 euros en el hotel donde se alojan los periodistas y el precio ha aumentado por 10 por la aparición de un espabilado intermediario supuestamente austríaco. O sea, que, de alguna manera, las radios españolas han tenido que pagar una especie de derechos para sonar bien desde la carpa de Neustif. Aunque fuentes federativas aseguran que el precio es mucho mayor y que la diferencia la ha pagado la propia Federación, los comisionistas han hecho el agosto. Igual que los suministradores de los WC portátiles que dan servicio en el exterior de la carpa. Primero pedían 30.000 por la contratación de estos inodoros móviles y negociaron para cerrar el precio en 8.000 euros. Las micciones de los informadores les han salido muy caras en este caso a la Federación. O a Santa Mónica, vaya.

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