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Riquelme III, el Rey de Boca Juniors
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Riquelme III, el Rey de Boca Juniors

Boca es su club. Su casa. Y allí se siente amo y señor. Román Riquelme es un rey que regresó por sus fueros. Y su regreso

Foto: Riquelme III, el Rey de Boca Juniors
Riquelme III, el Rey de Boca Juniors

Boca es su club. Su casa. Y allí se siente amo y señor. Román Riquelme es un rey que regresó por sus fueros. Y su regreso al club xeneize como ídolo absoluto de la institución, lo situó en una posición de privilegio gracias a la cual el “Diez” acaparó más poder en decisiones fundamentales que el mismísimo presidente recientemente electo, Pedro Pompillo.

Su predilección se fundamenta, en parte, desde lo futbolístico. Es uno de los mejores en su puesto en el mundo. Y desde la idolatría que despierta siendo la máxima estrella de Boca Juniors en actividad. Pero, sobre todo, porque consiguió que la dirigencia cediera a sus altísimas pretensiones económicas. Y con ello, le dieran potestad para hacer y deshacer en su nueva etapa en Boca.

El rey Román III (es el tercer período de Riquelme en Boca) regresó triunfal al club de sus amores de su penitencia de seis meses en Villarreal por sus caprichos. Amado y adorado por los hinchas xeneizes, su millonaria contratación por una cifra superior a los 9 millones de dólares– irracional para las empobrecidas economías de los clubes argentinos- no generó ningún tipo de cuestionamiento, más que nada porque Boca no pagaba apenas traspaso y fue el Villarreal el que le pagó la ficha que le debía. Román necesitaba sentirse mimado después de marcharse de manera despechada del club de Castellón. Y nada mejor que regresar a su casa. Eso si, sin ceder un euro en su contrato europeo (se la pagarán aplazado en 18 meses, si no llega a garantizarse el pago no se habría movido del Villarreal). Y hoy es el jugador mejor pagado del fútbol argentino, aunque juegue un año ‘gratis’, el último de su contrato, superando al hasta ahora mejor pagado del torneo doméstico, su compañero Rodrigo Palacio, quien percibe 1 millón de dólares al año.

Ese particular trato de galáctico lo convierte en el oráculo de las decisiones fundamentales de la institución. Su opinión, hoy, gravita más allá de las líneas de cal.

Riquelme pone y saca técnicos

Riquelme apoyó la no continuidad del técnico Miguel Ángel Russo, después de la derrota sufrida en el Mundial de clubes frente al Milan. Y también impidió el regreso de otro ídolo del club, Guillermo Barros Schelotto. E incluso se atrevió a desoír a Diego Maradona -asesor del club- , para propiciar el regreso de Carlos Bianchi. Riquelme hace las veces del soberano que decide que tierras va a invadir. Y avanza si reparos apoyado en sus convicciones de estrella galáctica. Sus decisiones no requieren ser consensuadas.

La polémica suscitada en torno al despido de Miguel Ángel Russo como técnico de Boca, dejaron algo más que un banquillo vacante. Pusieron de manifiesto que Román Riquelme será mucho más determinante los próximos tres años que tiene de contrato con el club, que lo que dure su participación cada domingo en los campos de juego. Y que la dirigencia de Boca se alineará de ahora en adelante detrás de los designios del Diez.

Boca es su club. Su casa. Y allí se siente amo y señor. Román Riquelme es un rey que regresó por sus fueros. Y su regreso al club xeneize como ídolo absoluto de la institución, lo situó en una posición de privilegio gracias a la cual el “Diez” acaparó más poder en decisiones fundamentales que el mismísimo presidente recientemente electo, Pedro Pompillo.