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Diego Maradona, diez años buscando la pelota
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Diego Maradona, diez años buscando la pelota

Ayer hicieron diez años -el 25 de octubre de 1997- que Diego Armando Maradona disputó su último partido oficial. Acosado por un positivo en el control

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Diego Maradona, diez años buscando la pelota

Ayer hicieron diez años -el 25 de octubre de 1997- que Diego Armando Maradona disputó su último partido oficial. Acosado por un positivo en el control anti-doping tras el partido frente a Argentinos Juniors disputado cinco días antes (y donde anotó su último gol, de penalty), 'El Diego' anunció su retirada, el mismo día que cumplió 37 años. Han sido diez años durísimos para el astro argentino, donde en cada aparición pública no hacía otra cosa que manchar su imagen. Pero ‘El Pelusa’ es el mejor futbolista de todos los tiempos. Y su aportación al deporte es más importante que la degradación personal de la que tanta gente hace noticia.

La frivolidad de la sociedad actual tiende a recordar a Maradona como un “drogadicto”, “loco”, “protagonista de un escándalo más”, etc. Sus apariciones públicas, desde que colgó las botas, son tratadas como una noticia de la prensa rosa. Y la acusación más flagrante que se hace de él es la de “un mal ejemplo para los niños y la sociedad en general”. Sin embargo, pocas personas en la historia han sabido desarrollar un arte o actividad acercándose tanto a la perfección, marcando tantas diferencias entre él y el resto de compañeros de gremio. Su carrera debería ser conocida por todos los deportistas en general, y los futbolistas en particular. Está llena de ejemplos de superación, liderazgo, búsqueda y consecución del triunfo (objetivo último en cualquier deporte) y comprensión de los códigos del trabajo en equipo. Pero todo está empañado por grandes prejuicios y su maldita adicción. Por ello, hay que dar a conocer a las nuevas generaciones quién era Diego Armando Maradona cuando entraba a una cancha.

‘El Pelusa’ llegó al profesionalismo días antes de cumplir 16 años. Era un chico de arrabal, pobre y sin apenas formación más allá de la futbolística. En la primera jugada que cogió el balón aquel miércoles de octubre de 1976 -en su debut con Argentinos Juniors- le hizo un caño al defensor. Se marchó al equipo de sus amores, Boca Juniors, y allí ganó su primera liga. Era ya una figura en su país y el eco de su magnífico juego llegaba con cuentagotas al viejo continente (la globalización estaba aún lejos). Con 21 años pronunció algunas frases que definen al Maradona futbolista mejor que nada: “Prefiero hacer un gol al costado del arquero que tirarle un túnel”. “Cambio diez caños por hacer un gol”. “Confío en mi habilidad a muerte, pero me gusta ganar siempre”. Esta visión del juego como vía para la victoria es la que le diferencia de la mayoría de los aspirantes a mejor jugador del mundo. No se trata de ‘resultadismo’, por eso ganó con Menotti, ni tampoco de juego ‘preciosista’, por eso ganó con Bilardo. Se trata de la mezcla perfecta de las dos tendencias dentro de un frasco pequeño y rebelde. ‘El diez’ tenía todas las armas para superar al rival, asistir a un compañero o definir un partido. Estas armas las usaba con el único fin de ganar y punto.

No se trataba de hacer la jugada más bella

Se trataba de conseguir la victoria. Si el gol contra Inglaterra salió como salió fue porque Diego se fue metiendo en un callejón sin salida del que sólo pudo salir así. De hecho, confesó a Valdano en la ducha que le vio a la izquierda pero que no pudo pasarle: simplemente, impresionante. Pero el problema es que existe una creencia general (que contagia a algunos buenos futbolistas, profesionales y en formación) basada en pensamientos tales como que una vaselina se hace porque es más bella que definir al palo, o que un taconazo es una frivolidad o un lujo (cuando es un buen recurso para dar un pase en la trayectoria contraria a la que se corre) o que en un campo embarrado no se puede jugar (no se podrá desarrollar buen fútbol, pero para jugar un partido sólo es necesario un terreno de juego, un árbitro, un balón y dos equipos).

Ayer hicieron diez años -el 25 de octubre de 1997- que Diego Armando Maradona disputó su último partido oficial. Acosado por un positivo en el control anti-doping tras el partido frente a Argentinos Juniors disputado cinco días antes (y donde anotó su último gol, de penalty), 'El Diego' anunció su retirada, el mismo día que cumplió 37 años. Han sido diez años durísimos para el astro argentino, donde en cada aparición pública no hacía otra cosa que manchar su imagen. Pero ‘El Pelusa’ es el mejor futbolista de todos los tiempos. Y su aportación al deporte es más importante que la degradación personal de la que tanta gente hace noticia.

Diego Armando Maradona