La olvidada madre de la bomba atómica a la que Christopher Nolan ignora en 'Oppenheimer'

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Oppenheimer fue una de las películas más taquilleras en su temporada de estreno. Sin embargo, Christopher Nolan, que se adueñó de la mejor épica cinematográfica y se encumbró al podium, flaqueó en rigor histórico, al omitir la trascendental labor de la considerada como "madre de la bomba atómica". Lise Meitner es una figura imprescindible en la física que el cineasta no debería haber denostado de la forma en que lo hizo, reduciendo su presencia a una portada de periódico, fugaz y casi imperceptible por parte del público.

El director de Interstellar o Tenet se suma a la lista de profesionales del cine que invisibilizan a grandes figuras de la historia que, en un intento de crear una obra titánica, se queda en la superficie. La omisión y menosprecio de las mujeres, aunque en menor medida, también sigue presente en los guiones. Así encontramos personajes femeninos con poco recorrido narrativo, "esclavas románticas" frágiles y despersonificadas que nada tienen que ver con la realidad.

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En una sociedad donde cualquier atisbo de desigualdad es fácilmente reconocible, cualquier evasión de la realidad desata las alarmas. Lise Meitner fue la única mujer que dio nombre a un elemento en la tabla periódica, el meitnerio. Nacida en Viena en 1878, desde que era una niña sintió un creciente interés por la física y las matemáticas. Era judía y, junto a Otto Hahn, consiguió fisionar por primera vez el uranio. Sin embargo, eso ocurrió mucho después de que tuviera una gran dificultad para terminar su formación universitaria.

La "Marie Curie" de su época

La joven tenía prohibido el acceso a los Gymnasium, los institutos de enseñanza superior y se vio obligada a buscar otro camino para continuar sus estudios. Meitner comenzó a recibir clases particulares para ponerse el nivel de sus compañeros. Apodada por Albert Einstein como "la Marie Curie" de su época, Lise fue la primera mujer de la Universidad de Viena en doctorarse y se rodeó de los mejores profesores del campo científico. Uno de sus maestros fue Ludwig Boltzmann, pionero de la mecánica estadística.

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Ante los obstáculos de la época que eran para las mujeres una barrera infranqueable, como, en su caso, no tener derecho a tener un contrato y un sueldo digno o no poder usar los baños del Instituto de Física Experimental, Lise demostró su valía. La científica colaboró con Otto Hahn, con el que se complementaba a la perfección. Ambos tenían grandes ideas, pero las diferencias entre los dos eran evidentes. El químico alemán cobraba por su trabajo y ella lo hacía gratis, y nunca en el mismo laboratorio.

Sus investigaciones científicas fueron pioneras (aunque tuviera que hacerlo en un recóndito sótano) hasta llegar a su gran descubrimiento, la fisión nuclear, que fue ignorado por el comité de los Premios Nobel, que creyó más oportuno darle el galardón a Otto Hahn en 1944. Cuando Meitner que era judía, se vio amenazada por los nazis, huyó a Suecia. Desde allí prosiguió su trabajo con Hahn a través de cartas. Nunca volvió a Alemania y su compañero se quedó con un reconocimiento que le pertenecía a ella como responsable de sentar las bases del desarrollo de la bomba nuclear, tema central de la trama de Oppenheimer. Meitner fue la única científica que se negó a participar en el Proyecto Manhattan.

Nolan, en las tres horas de metraje de su película, reduce la presencia de Meitner a una portada de periódico, lo que, de nuevo, es un desprecio a su gran labor científica y contribución a la historia. "La vida no tiene por qué ser fácil, siempre que no esté vacía", es una de las frases más conocidas de la química. Lo cierto es que mientras rellenemos los huecos que otros se han empeñado en ocultar, habrá menos mujeres olvidadas.