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'Los Estados Unidos contra Billie Holliday': cómo el FBI quiso liquidar la cultura negra
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'Los Estados Unidos contra Billie Holliday': cómo el FBI quiso liquidar la cultura negra

En un año en que Hollywood intenta compensar la infrarrepresentación histórica de la comunidad negra, la actriz Andra Day opta a un Oscar por interpretar a Billie Holiday

Foto: Andra Day ya ganó el Globo de Oro a mejor actriz principal por 'Los Estados Unidos contra Billie Holiday'. (eOne)
Andra Day ya ganó el Globo de Oro a mejor actriz principal por 'Los Estados Unidos contra Billie Holiday'. (eOne)

Hollywood lleva los últimos años queriendo saldar sus cuentas con el sector afroamericano de su industria y su público, al que hasta hace muy poco —en 2001, Halle Berry fue la primera ganadora afroamericana del Oscar a mejor actriz protagonista— habían, si no marginado, menospreciado. Este esfuerzo por recompensar la infrarrepresentación de la población negra estadounidense en el cine ha dado en los últimos años desde superproducciones marvelianas como 'Black Panther' hasta proyectos minúsculos e independientes como 'Moonlight', de Barry Jenkins, ganadora del Oscar a mejor película en 2017. Sin embargo, en los últimos años, muchas de las producciones dirigidas e interpretadas por afroamericanos con aspiraciones a nominación en la Academia han querido recuperar ciertos hitos de la cultura y la historia negra que hasta entonces se habían tenido en cuenta, como mucho, como una cara B del relato oficial dominante, anglosajón, masculino y blanco.

De ese intento de reparación han surgido títulos arriesgados, nerviosos y sorprendentes como 'Judas y el mesías negro', de Shaka King, que se estrenó en España el fin de semana pasado, pero también melodramas complacientes y olvidables como 'Los Estados Unidos contra Billie Holiday', que es un ejercicio lastimoso y desganado que pierde la oportunidad de hacer interesante una historia real ya interesante de por sí, protagonizada por un icono musical universal del tamaño de Billie Holiday. Sin embargo, la manera en que el director Lee Daniels —quien tras 'Precious' (2009) y 'El mayordomo' (2013) lleva casi una década centrado en la pequeña pantalla— narra la persecución del FBI contra Holiday es tan televisiva y tan ampulosa que uno no puede si no desconfiar de los hechos que se le presentan. Incluso el título remite a aquellos 'true crimes' al estilo de 'El pueblo contra O.J. Simpson', a camino entre el programa de sucesos y la telenovela turca tan de moda ahora. Todo es postizo, de cartón piedra, recién salido de la tintorería, como de aquellas ficciones que nos tragábamos antes de que buscásemos el realismo cuasi documental en la gran pantalla.

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'Los Estados Unidos contra Billie Holiday' tiene más en común con 'Judas y el mesías negro' de lo que parece tras un primer vistazo: la primera transcurre entre finales de los años cuarenta y finales de los años cincuenta, la última década de vida de la cantante, y la segunda en torno al final de los sesenta, es decir, el inicio del movimiento por los derechos civiles y su fin. Y lo hacen a través de dos iconos: Holiday consiguió el éxito más allá de la comunidad afroamericana a través de su talento en el jazz —el mundo del espectáculo era de los pocos sectores donde los afroamericanos podían rascar la aceptación de los blancos—, mientras que Hampton representaba la versión política y radical de una lucha que no buscaba la aprobación, sino la dignidad, pero a la que la prensa establecida presentaba como un peligro para la supervivencia de los valores tradicionales americanos.

A su manera, Holiday también quiso contribuir al movimiento y en 1939 hizo uno de los primeros temas que se convirtieron en himno para la comunidad afroamericana, 'Strange Fruit', una crítica a la costumbre sureña de colgar de los árboles es decir, ahorcar a afroamericanos sospechosos de haber cometido crímenes contra blancos. Por eso, cuando su popularidad empezó a crecer, el FBI vio a Holiday como una figura controvertida e intentó meterla en medio de una investigación que utilizó su adicción a las drogas —en especial, a la heroína— para acabar con su reputación, según cuentan Daniels y su guionista Suzan-Lori Parks, que toman como punto de partida de la historia un capítulo del ensayo 'Tras el grito: un relato revolucionario y sorprendente sobre la verdadera historia de la guerra contra las drogas', del periodista británico Johann Harris.

placeholder Natasha Lyonne es Tallulah Bankhead y Andra Day interpreta a Billie Holiday. (eOne)
Natasha Lyonne es Tallulah Bankhead y Andra Day interpreta a Billie Holiday. (eOne)

Al parecer, el FBI persiguió por un lado a la cantante por su adicción, pero por otro lado la fomentó. Holiday, que murió con 44 años, totalmente consumida por la heroína y la marihuana, fue uno de los objetivos de Edgar J. Hoover, conocido racista que dedicó gran parte de su carrera a aplastar cualquier atisbo de insurrección. Las autoridades deciden que, si bien no pueden arrestar a una cantante por una canción, sí pueden utilizar su adicción para atornillarla. Si bien la narración es superficial, confusa en sus tiempos y manipuladora, el descubrimiento de la cantante Andra Day como Billie Holiday es —junto a la banda sonora— de lo poco que hace que este 'biopic' olvidable sea reseñable. Porque Day consigue amalgamar las contradicciones de una mujer dura que, a su vez, vive sometida por todos quienes la rodean, especialmente por sus parejas sentimentales, que casi siempre la maltrataron.

Holiday se confesó bisexual en una época en que tal declaración supuso un escándalo y tras su muerte en 1959 se puso en entredicho su amistad con la 'famosérrima' Tallullah Bankhead, estrella de las estrellas de Hollywood, interpretada aquí por Natasha Lyonne en un papel diminuto. 'Los Estados Unidos contra Billie Holiday' retrata su ascenso a la fama, su paso por la cárcel, sus matrimonios convulsos, sus 'todo vendido' en el Carnegie Hill, pero no consigue un relato mayor y más profundo que el de los propios hechos y, cuando intenta buscar la emoción, lo hace de una manera tan burda que sonroja. Pero Andra Day consigue, en su primer papel para la gran pantalla, que, al menos, distraigamos la atención de la voz de Daniels para centrarnos en la suya y encontrar en ella la mayor fuente de verdad de toda la película, que no es poco.

Foto: Fotograma de 'Cowboy de asfalto'.
Foto: Fotograma de 'La última primavera'.

Hollywood lleva los últimos años queriendo saldar sus cuentas con el sector afroamericano de su industria y su público, al que hasta hace muy poco —en 2001, Halle Berry fue la primera ganadora afroamericana del Oscar a mejor actriz protagonista— habían, si no marginado, menospreciado. Este esfuerzo por recompensar la infrarrepresentación de la población negra estadounidense en el cine ha dado en los últimos años desde superproducciones marvelianas como 'Black Panther' hasta proyectos minúsculos e independientes como 'Moonlight', de Barry Jenkins, ganadora del Oscar a mejor película en 2017. Sin embargo, en los últimos años, muchas de las producciones dirigidas e interpretadas por afroamericanos con aspiraciones a nominación en la Academia han querido recuperar ciertos hitos de la cultura y la historia negra que hasta entonces se habían tenido en cuenta, como mucho, como una cara B del relato oficial dominante, anglosajón, masculino y blanco.

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