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'La última primavera': así es la vida cotidiana de una familia en la Cañada Real
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'La última primavera': así es la vida cotidiana de una familia en la Cañada Real

Una docuficción de compleja sencillez que resigue las últimas semanas de los protagonistas en el hogar del que van a ser expulsados

Foto: Fotograma de 'La última primavera'.
Fotograma de 'La última primavera'.

No es la primera vez que Isabel Lamberti rueda en la Cañada Real. Esta directora afincada en los Países Bajos, de padre español y madre alemana, leyó hace unos años la noticia sobre unos niños que cada día caminaban varias horas para ir a la escuela. Lamberti preparaba su proyecto de fin de carrera para la Escuela del Cine de Ámsterdam y decidió contactar con la Fundación Secretariado Gitano para aproximarse a esta realidad. A través suyo conoció a los hermanos David y Jesús Gabarre Mendoza, a quienes acompañó en su itinerario diario para llegar al colegio desde la Cañada. De ahí surgió su corto 'Volando voy' (2015).

Lamberti mantuvo el contacto con la familia Gabarre Mendoza, a quienes visitaba durante sus escapadas a España para ver a su abuela paterna. Hasta el punto de que decidió dedicarles también su primer largometraje, este 'La última primavera', que obtuvo el Premio Nuevos Directores en la pasada edición del festival de San Sebastián. La película parte de un acontecimiento real: la demolición del hogar de la familia protagonista a partir de los planes urbanísticos que afectan la zona, y su posterior realojo. La directora no lleva a cabo un documental al uso, sino que trabaja desde las bases de la docuficción. Ha colaborado con los Gabarre Mendoza para desarrollar un filme en que los diferentes miembros de la familia se interpretan a ellos mismos para acercarse así a su realidad y a la de su entorno desde una puesta en escena consciente. Una estrategia que en nuestro país han utilizado otros cineastas que rehúyen las fronteras categóricas entre ficción y no ficción, como José Luis Guerin, Neus Ballús o Isaki Lacuesta.

'La última primavera' arranca con la celebración del tercer cumpleaños de otro David, el más pequeño de la familia, un festejo que se ve alterado por la irrupción de la policía. Los agentes entregan una notificación a los protagonistas, además de reprenderles por una edificación autoconstruida. Entendemos que es el aviso oficial de que deberán abandonar su casa. El filme resigue sus vidas hasta el día del traslado definitivo. Lamberti muestra cómo les afecta el proceso en su día a día. A pesar de las condiciones muy mejorables de su vivienda, para ellos este es el hogar que han levantado con muchos esfuerzos y no quieren verlo derruido. El padre, también David, intenta mantener a la familia unida, mientras inicia los trámites para solicitar una nueva residencia. Agustina, la madre, sigue cuidando de los suyos. David hijo ya ha acabado el colegio y asiste a clases de peluquería en una escuela de formación profesional, mientras le cortejan unos colegas de su hermano que se dedican a trapicheos varios. María, casada con Ángelo y madre del tercer David, el menor de todos, intenta hacer comprender a su madre, que reside en un piso en la ciudad y adivinamos un tanto ausente, por qué decidió casarse tan joven para irse a vivir a una 'chabola'.

A través del seguimiento de los diferentes personajes, la película lleva a cabo una reivindicación de los lazos familiares como forma de resistencia y centro de la vida. En una escena, la directora filma a David padre estirado en la cama con su nieto durmiendo entre sus brazos, en una poderosa imagen sobre la que resuena la noticia, emitida por una televisión fuera de campo, del descubrimiento tardío del cuerpo de un anciano que murió en la más absoluta soledad... La directora aguanta el plano hasta que se va la luz. En una de las diversas minitramas del filme, el protagonista intenta recaudar el suficiente dinero entre los vecinos para poder adquirir un transformador de segunda mano que les evite estos inconvenientes. David, por otro lado, no entiende que no pueda optar a una vivienda en la que sigan cohabitando todos los miembros de la familia, ya que el diseño estándar de los hogares responde a una visión paya de la unidad familiar que no tiene nada que ver con la suya.

La película reivindica los lazos familiares como forma de resistencia

Entre líneas, 'La última primavera' retrata las diferentes formas de segregación que sufren los protagonistas. La más evidente, la urbanística, que Lamberti ya había mostrado en 'Volando voy'. La directora evita los modos del reportaje al uso, y siempre filma la Cañada en relación con los personajes que habitan el lugar, sin recurrir a planos generales de situación objetiva. Así que tomamos conciencia de las distancias también a través de la experiencia de los protagonistas. Como cuando acompañamos al grupo de mujeres jóvenes que van de compras al centro comercial más cercano, al que se llega tras un largo itinerario por puentes larguísimos que cruzan autopistas más el consiguiente viaje en autobús. Las formas de segregación no solo son geográficas. El calvario burocrático por el que pasa David para cumplimentar la solicitud de una nueva vivienda pone en evidencia esa brecha digital que genera nuevas formas de marginación en la sociedad contemporánea.

Pero esta coproducción entre Holanda y España evita reducir la identidad de sus personajes a una condición social. Isabel Lamberti plasma desde un naturalismo de raíz humanista la vida que palpita en la Cañada Real, sin caer en estigmatizaciones ni amarillismos, pero esquivando también otras dos inercias en este tipo de propuestas, la idealización naíf de la pobreza y la típica fascinación de la mirada extranjera por la vertiente más racial-flamenca. La compleja sencillez de la película queda muy bien resumida en el plano final, que también obvia cualquier tipo de conclusión cerrada y reduccionista sobre el porvenir de los Gabarre Mendoza para mostrarlos en esa área de descanso en una encrucijada de carreteras donde comen antes de reanudar su viaje.

No es la primera vez que Isabel Lamberti rueda en la Cañada Real. Esta directora afincada en los Países Bajos, de padre español y madre alemana, leyó hace unos años la noticia sobre unos niños que cada día caminaban varias horas para ir a la escuela. Lamberti preparaba su proyecto de fin de carrera para la Escuela del Cine de Ámsterdam y decidió contactar con la Fundación Secretariado Gitano para aproximarse a esta realidad. A través suyo conoció a los hermanos David y Jesús Gabarre Mendoza, a quienes acompañó en su itinerario diario para llegar al colegio desde la Cañada. De ahí surgió su corto 'Volando voy' (2015).

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