'Birdman': sin mayoría absoluta para el Oscar

No suena igual de potente decir ‘la ganadora de 11 Oscar’, que ‘la ganadora de dos Oscar’. La cantidad en los Premios de la Academia es más importante que la calidad. Todo el mundo sabe que Ben-Hur y Titanic lograron 11 estatuillas marcando el récord, pero nadie se acuerda de que Rebeca y El mayor espectáculo del mundo tienen la marca contraria, haber logrado sólo dos Oscar –incluyendo Mejor filme-.

La ganadora de esta noche no pasará a la historia como una de las más premiadas, y probablemente se encuentre en la parte baja de esa lista. La más nominada de la noche, El gran hotel Budapest, tiene 10 candidaturas y ni siquiera es favorita para los premios gordos. Entre Birdman y Boyhood anda el juego, y ninguna de ellas tiene gas para llevarse más de seis premios.

A pocas horas de la gala la película de Alejandro González Iñárritu es la mejor colocada para el triunfo final. Se da por seguro su triunfo en la categoría de Mejor fotografía (sería el segundo premio consecutivo para Emmanuel Lubezky), y nadie descarta que caiga algún Oscar en los apartados técnicos o incluso Mejor guion original. Nadie apuesta porque arrase, y de sus nueve nominaciones se haría con seis en el mejor de los casos (incluyendo Película y director). Si estos fueran unas elecciones generales Birdman y Boyhood representarían el bipartidismo, y ambas luchan por una victoria ajustada por unos cuantos escaños.

Más difícil lo tendrá Michael Keaton, que tiene enfrente a Eddie Redmayne y su transformación en Stephen Hawking. Keaton tiene a su favor que a la Academia le encanta premiar al hijo pródigo, pero Redmayne ha ganado casi todos los premios anteriores. Sin duda una de los momentos más reñidos de la noche.

Igual de reñido estarán los de Mejor director y Mejor película. ¿Optará la Academia por dividirlos y así poder premiar a Birdman y Boyhood? La lógica y la costumbre hacen que los dos galardones vayan juntos, y tras hacerse con el premio del sindicato de Productores y Directores, el filme de Iñárritu es la primera en las apuestas.

Si Boyhood pierde en las categorías importantes siempre le quedarán sus dos Oscar de consolación, el de Patricia Arquette, que se da por casi asegurado, y el de montaje, premio a la ardua labor de dar continuidad a 12 años de rodaje y material. Perder cualquiera de esos dos premios sería un fracaso para Linklater y dejaría claro que la noche es del hombre pájaro.

Una gala de perfil bajo, con unas nominadas más propias de festivales internacionales y del circuito de autor que de los premios de la Academia, que suelen acordarse de apuestas más comerciales y taquilleras.

Los premios cantados

No todos los premios de la noche están tan disputados como el de Mejor actor o Mejor director. Como cada año hay unas cuantas categorías que se podrían ahorrar, ya que están decididas. Entre ellas casi todas las de interpretación. El gran número de galardones previos a la gala han acabado matando la emoción en muchas ocasiones. Sólo una victoria sorpresa puede animar los premios de Mejor actriz, actor de reparto y actriz de reparto.

En la primera de ellas se espera con ganas que Julianne Moore suba por fin al escenario a recoger un Oscar que se le ha escapado en cuatro ocasiones. Incluso en 2003, cuando hizo doblete al ser nominada como actriz protagonista por Lejos del cielo y como secundaria por Las horas y se acabó yendo de vacío. Su papel en Siempre Alice es la forma de recompensar a una eterna perdedora.

También J.K. Simmons está buscando ya hueco para su Tío Oscar. Desde que Whiplash se presentó en Sundance nadie ha tenido duda de que el eterno secundario de las películas de Jason Reitman sería uno de los favoritos como Mejor actor de reparto. Es su primera nominación, y nunca tendrá una oportunidad como está de llevarse el Oscar. La Academia lo sabe y la potencia e importancia de su papel lo convierten en un premio casi cantado.

Relatos Salvajes intentará también dar la sorpresa y ganar como Mejor película de habla no inglesa. La favorita: Ida, una de las revelaciones del año. Pero que a nadie le extrañe que el poder de Almodóvar y de Sony Classics la hagan dar la campanada.