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La penúltima batalla de la guerra de sexos
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¿eS 'Perdida' UNA PELÍCULA MISÓGINA?

La penúltima batalla de la guerra de sexos

Expertas en cine y género analizan la polémica cultural generada por la presunta misoginia de ‘Perdida’, nueva película de David Fincher

Foto: Problemas matrimoniales en la nueva película de David Fincher
Problemas matrimoniales en la nueva película de David Fincher

Basta darse una vuelta rápida por Twitter para comprobar que el debate sobre si Perdida es una película misógina ha calado. Hay decenas y decenas de opiniones contrapuestas. El filme, en el que David Fincher cuenta en clave de thriller policial la descomposición de un matrimonio, ha generado una mezcla de entusiasmo y ampollas. Por ejemplo:

Mayka: “Misógina, patética, tópicos machistas peligrosos, yo sí que me siento perdida ante estos mensajes”.

Judit: “Jodido y brillante Fincher… Calificar Perdida de misógina me parece una enorme idiotez".

David Marzal: “Muchos dirán que Perdida es misógina. Para mí es desde ya el culmen del cine feminista”.

Mary Carmen Rguez: “Resulta curioso que la mayoría de los que califican a Perdida de misógina sean hombres”.

Y así hasta el infinito.

Mucho tomate que cortar, por tanto, para teóricas feministas y expertas en representación de la mujer en la gran pantalla. ¿Es Perdida una película misógina? ¿Es feminista? ¿O ninguna de las dos cosas? Antes de entrar en el debate, un aviso: este artículo contiene muchos spoilers. Si no han visto aún el filme, dejen de leer.

Trula desarrolla así su argumento: “El discurso anti ‘cool girl’ de la película, la posición de dominio de Amy, el hecho de que sea una mala mujer arruina-hombres... son cuestiones cargadas de connotaciones feministas y machistas, pero a mi modo de ver tanto Fincher como el guion de Flynn (aunque no he leído el libro) las utilizan más para mover la acción que como mensaje moral, que si lo hubiera sería el de la misantropía y el cinismo”.

No obstante, a Trula le parecen sospechosas algunas de las imágenes de Perdida:

“Nuestros prejuicios sobre los roles de género en los crímenes y delitos afloran mientras vemos el filme. Por ejemplo: al principio pensamos que Nick Dunne es totalmente culpable de haber matado a su mujer y luego nos sentimos traicionados por esa mujer manipuladora que es Amy, y acabamos tildándola en nuestras mentes como lo que es, como la llama su marido en el original, una ‘cunt’ o una zorra, vaya”.

Déborah García, historiadora y codirectora de Visual 404, abunda en esa dirección: “Creo que el relato es totalmente misógino porque hace hincapié en mostrar lo retorcido de lo femenino (encarnación de lo diabólico). Amy es una especie de deformación del arquetipo de femme fatale, una femme fatale casera. Pero toda la moral de Perdida está enmarcada dentro de la misoginia: la amante del marido también aparece como culpable”.

El contraataque feminista

No obstante, no han sido pocas las voces en el mundo anglosajón que han hecho una lectura feminista de la película de Fincher. Resumiendo: estamos ante uno de los personajes femeninos más fuertes del mainstream hollywoodiense de los últimos años. Lo contrario de una víctima. O el empoderamiento a través del mal.

Sin embargo, Prado sí ve rastros de feminismo en el filme: “Encuentro mucho más fácil defender su feminismo que su misoginia. Tanto Amy como Nick deciden utilizar lo que la sociedad espera de ellos por razones de supervivencia. Su manera de llevar al extremo ciertos roles de género puede hacernos pensar que trata a la mujer como villana y al hombre como víctima, pero en realidad ese discurso no está desarrollado en la historia. Es más bien nuestra percepción, basada en unas ideas preconcebidas de la feminidad y la masculinidad que, en mi opinión, la película pone en duda”.

El filme da a entender que los roles de género son disfraces que la sociedad nos obliga a utilizar para vivir en ella; un rasgo sin duda feminista

Prado argumenta así el feminismo de Perdida: “Puede parecer que la pasividad de Nick lo exculpa, pero las acciones de Amy están bastante justificadas por las situaciones que la rodean… En muchos momentos creo que la película empatiza incluso con sus ansias de venganza, lo que significaría que la víctima objetiva es ella. Por supuesto que esto no es el alegato por los derechos de la mujer que se suele asociar al cine feminista pero, en mi opinión, crear un personaje femenino que se niega a ser victimizado y la manera en la que nos da a entender que los roles de género son disfraces que la sociedad nos obliga a utilizar para vivir en ella son dos rasgos sin duda feministas. Un detalle curioso que tampoco debemos olvidar es que la detective, el único personaje presentado como independiente, honesto y sin duda positivo en toda la película, es una mujer”.

“La película no es feminista aunque tiene ciertas características positivas. Amy usa las armas que le brinda la feminidad tradicional para conseguir sus fines, y esto tiene algo de subversivo. Lo más feminista es la genial y certera crítica a la ‘cool girl’ o ‘la chica guay’, que demuestra que ella es muy consciente del modelo que asume. Y su crítica al matrimonio heterosexual también es feminista”, afirma Castejón.

Por último, vamos con la opinión de la mujer que está detrás de la novela adaptada y del guion del filme. Gillian Flynn lleva enfrentándose a las acusaciones de misoginia desde que publicó el libro. Acostumbra a defenderse con argumentos heterodoxos: “Hay muchas mujeres que luchan tanto como los hombres por ser buenas, pero que no pueden. Hacen el mal y son violentas. Yo quería hablar sobre ello. Todavía existe un contexto dominado por estereotipos y culturalmente seguimos pensando que las mujeres no hacen esa clase de cosas, que son más amables y mucho menos proclives a la violencia. La realidad no es así”.

Basta darse una vuelta rápida por Twitter para comprobar que el debate sobre si Perdida es una película misógina ha calado. Hay decenas y decenas de opiniones contrapuestas. El filme, en el que David Fincher cuenta en clave de thriller policial la descomposición de un matrimonio, ha generado una mezcla de entusiasmo y ampollas. Por ejemplo:

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