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"El veto del Banco de Santander me provocó mucho dolor y frustración"
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entrevista al director de 'edificio españa'

"El veto del Banco de Santander me provocó mucho dolor y frustración"

Vuelve las salas el conflictivo documental sobre la decadencia del Edificio España que provocó un boicot temporal de la entidad bancaria

Foto: Víctor Moreno, director del documental 'Edificio España'
Víctor Moreno, director del documental 'Edificio España'

"No os esperéis una película de Michael Moore", advierte Víctor Moreno (Santa Cruz de Tenerife, 1981) antes del reestreno de su documental Edificio España tras quince meses de veto por el Banco de Santander en el ciclo de Fisuras Fílmicas organizado por el Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo (Cendeac) de Murcia. La advertencia es innecesaria, y Víctor se encuentra "feliz, pero también extraño ante la reacción del público frente a las proyecciones de 2012".

Tras la movilización de colectivos ciudadanos, medios de comunicación y manifiestos firmados por compañeros del mundo del cine el veto a la distribución del documental Edificio España fue levantado el pasado 16 de febrero por parte del Banco de Santander, propietario del edificio, que en 2007 permitió a Moreno hacer un documental sobre el lugar, entonces en obras y ahora en venta.

Se empezaba a armar demasiado ruido por la censura de una película rodada entre 2007 y 2008 que reflejaba las obras de demolición del primer rascacielos erigido en Madrid en pleno desarrollismo franquista y que finalmente no se encontró inversor para los nuevos planes de viviendas de lujo, hoteles y centro comercial. Un Edificio España vacío, desmantelado, desahuciado, parado. Como el país España.

"Desde el principio el apoyo fue increíble. También se trataba de una responsabilidad ciudadana de trabajar en común por solucionar cosas que, en definitiva, no benefician a ninguna sociedad. En ese sentido es una celebración, no sólo por poder ver la película, sino por la unión tan fuerte entre tanta gente", señala Víctor, repentinamente serio en contraste con su habitual disposición relajada y cordial.

"Si no hubiéramos tenido ese apoyo nos hubiera costado más que el público se enterara de lo que estaba ocurriendo. Tuvimos que valorar los riesgos [de la campaña de protesta], pero partíamos con una actitud moral fuerte, sentíamos que no habíamos hecho nada malo. Y entonces liberaron la película, lo que no se había conseguido hasta ese momento", añade Víctor.

Durante un año y tres meses he estado levantándome todos los días con una herida abierta

La decisión de salir a la plaza pública se mostró acertada, pero el dolor va a ser difícil de olvidar. "Durante un año y tres meses he estado levantándome todos los días con una herida abierta. Salvando las distancias es como tener un hijo secuestrado. Me han salido muchas más canas", dice el joven cineasta mientras se señala al cabello cortado casi al rape. Más aún teniendo en cuenta que se trata de un documental de creación que empezaba a encontrar visibilidad y reconocimiento en festivales de distintos países.

"Este proceso me ha marcado la vida para siempre. Por una parte, me reafirma en mi forma de hacer cine. Creo mucho en el cine documental como un principio básico de compromiso con la sociedad en la que vives. Pero me ha cambiado como persona. Ha sido un salto de madurez. Me llevo mucho dolor y frustración", indica el cineasta tinerfeño.

En el transcurso del documental conocemos a Herminio, un guarda jurado que no cree en las leyendas de fantasmas originadas a partir de los ruidos de las corrientes de viento y las goteras de la inmensa mole en proceso de destrucción, o a obreros ecuatorianos, polacos, dominicanos o nigerianos que comparten el almuerzo y el trabajo con un emocionante sentido de la fraternidad. Incluso al último inquilino del edificio España que se resiste a abandonarlo a pesar del ruido de las obras. En ningún momento se menciona el Banco de Santander o sus operaciones comerciales.

Me ajusté a lo que dije que iba a hacer, un retrato próximo del proceso de obras del edificio, aunque evidentemente con un sentido social y del momento histórico

"El veto del Banco le ha añadido otra dimensión a la película. El documental se ajustaba bastante a los hechos. En todo momento, yo me ajusté a lo que dije que iba a hacer, un retrato próximo del proceso de obras del edificio, aunque evidentemente con un sentido social y del momento histórico. Pero la película ya vuela sola, independientemente de mis expectativas. Representa y aúna muchas cosas extra cinematográficas de este país", admite entre dientes el cineasta canario.

Porque en 2007 Víctor vivía en la Calle San Bernardo en Madrid y pasaba por delante del edificio España casi todos los días. En una ocasión vio un camión de obras en la puerta y su intuición le impulsó a registrar el proceso de transformación. "En un primer momento la decisión se debía más al espacio, no sabía que el edificio es del año 53. Y es entonces, grabando, cuando descubro las connotaciones históricas y que el edificio está siendo demolido por trabajadores de diferentes nacionalidades que en la época de Franco eran difícil de imaginar en el país", cuenta el director.

En 2008 se produce la quiebra de Lehman Brothers, la burbuja inmobiliaria estalla en España. Mientras tanto, Víctor estrena su primer largometraje documental, aunque segundo rodaje, Holidays(2010). La crisis es más que evidente en 2010 y las obras de reconstrucción no se ponen en marcha. "Es entonces cuando entiendo que ese material no es sólo el testimonio del lugar, sino que trasciende y es testimonio de la historia de nuestro país", añade Víctor.

placeholder Fotograma del documental

El documental comienza con un plano del edificio España en medio del caos de la gran ciudad y ya no sale de ahí, excepto para seguir en un momento un camión de escombros. "El edificio era el contenedor, pero también el protagonista de la historia. La estructura es muy caleidoscópica y nos vamos asomando más que a personajes o historias, a momentos vividos en el edificio durante su proceso de transformación", explica el director.

Víctor Moreno se dedica entonces a inventariar las oficinas, viviendas, habitaciones del hotel y galerías comerciales, estancias que iban a desaparecer hasta que se produce un giro. "Cuando cogí confianza con los trabajadores del edificio me di cuenta que la esencia de la historia era, por una parte, la memoria del lugar y, por otra, los trabajadores que lo estaban llevando a cabo. En ese diálogo con esas dos realidades fue cómo conformé la película. También con la idea de no salir del edificio, no ver el material mientras grabo y de incorporarme como un elemento más".

Era una torre de Babel a la inversa: la fraternidad entre los obreros del edificio

"El edificio entró en otra metáfora, la idea de la torre de Babel a la inversa: la comunicación, la fraternidad que había entre toda la gente que había dentro del edificio trabajando para mí fue una lección de humanidad tremenda", explica Víctor, quien durante ocho meses grabó las obras de demolición del edificio con el mismo horario de entrada y salida que los obreros, muchos de ellos inmigrantes que tuvieron que abandonar el país a raíz de la crisis.

El director se siente inspirado por el concepto de intrahistoria de Unamuno a la hora de hacer cine. "No me interesa construir una épica o una narrativa, que pocas veces me parece orgánica. Para mí el logro del cine es en ese encuentro directo con lo real, desde donde brota cierta verdad, y casi constituye la mayoría de mis películas. Además, nos propone mirar el mundo en el que vivimos y eso hoy es muy importante", señala Víctor.

"Me interesa la memoria y el paso del tiempo, no tanto con unos fines nostálgicos, sino para ver la deriva hacia la que nos dirigimos. En España es evidente que hay un proceso de cierre con respecto a los cuarenta años de franquismo, que llamaron consenso. Tiene que ver con una cierta tradición oscurantista española de falta de capacidad dialéctica. Si el 15-M tuvo una gran virtud fue la de visibilizar ciertas cosas que se habían ocultado a raíz de los pactos del 77", dice Víctor. "Me gusta mucho la escena en la que el guarda jurado que pasó su noche de bodas en el edificio no es capaz de encontrar la habitación más de treinta años después. De una forma muy sutil puede llevarte a pensar en la memoria de este país perdida en su propia estructura. Esa amnesia es colectiva", zanja el cineasta.

Reestreno en Madrid

Cineteca: 22, 23, 24 y 26 de marzo

Pequeño Cine Estudio: Desde el 28 de marzo todos los días de la semana

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