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Cómo engañar a un productor de Hollywood para que suelte la pasta
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estreno del documental 'seducidos y abandonados'

Cómo engañar a un productor de Hollywood para que suelte la pasta

Alec Baldwin y James Toback muestran en este documental lo difícil que es conseguir financiación y producir una película en EEUU actualmente

Foto: Fotograma del documental 'Seducidos y abandonados'
Fotograma del documental 'Seducidos y abandonados'

Orson Welles se quejó una vez de que había dedicado el 95% del tiempo a encontrar dinero para sus películas y solo el 5% a rodarlas. El guionista y director James Toback le toma la palabra al inicio del documental Seducidos y abandonados. Si conseguir el capital necesario para rodar un film es tan laborioso e importante, ¿por qué casi nunca se habla de ello? Welles fue la prueba viviente de que ni tan siquiera un cineasta norteamericano aplaudido por la crítica lo tiene fácil en este sentido. Porque... ¿cómo se consigue dinero en Hollywood? ¿Qué tienen que hacer una estrella reconocida como Alec Baldwin y un director/guionista con cierto prestigio en ámbitos cinéfilos como James Toback para financiar un proyecto?

Después de darle un par de vueltas, ambos profesionales lo tienen claro. Deben escaparse al lugar que concentra más productores y millonarios por metro cuadrado durante dos semanas al año: el festival de Cannes. Y de paso, filmar todo el proceso.

Toback y Baldwin aterrizan en la Costa Azul con un esbozo de película demasiado loca para tomársela en serio. Quieren rodar una suerte de revisión de El último tango en París ambientada en Iraq durante la era Bush. El último tango en Tikrit. “Una aventura romántica y política en Oriente Medio”, resume Toback. “Y con mucho sexo”, remata Baldwin. Con estas tres líneas de argumento, el nombre de Baldwin como principal reclamo y el compromiso de una actriz, Neve Campbell, de unirse al rodaje, emprenden la búsqueda de dinero. Así, su proyecto deviene un hilarante macguffin para llevar a cabo una incursión en una de las vertientes menos visibilizadas del festival más importante del mundo: la de los negocios.

Quizá el proyecto de guion de Toback y Baldwin no resulte demasiado atractivo. Pero su agenda de contactos es digna de envidia. Durante su estancia en Cannes aprovechan para reunirse con directores, intérpretes, guionistas, productores, críticos de cine, financiadores y millonarios a secas con la supuesta intención de vender la película. De reunión en reunión, de fiesta en fiesta, de yate en yate y de mansión en mansión, los dos aventureros emprenden su quijotesca búsqueda de un capital que pocos parecen dispuestos a ceder. Por el camino entablan conversaciones apasionadas en torno al cine como arte y en torno al cine como negocio.

Estas dos facetas del cine, la artística y la empresarial, conviven durante quince diez días en el certamen francés. De cara a los periodistas y al gran público se presentan algunos de los films más importantes del mundo. Como resume el crítico Michel Ciment, en un par de semanas se ven en Cannes la mitad de las películas que valdrán la pena a lo largo del año. Pero más allá de la alfombra roja, se extiende otro mundo: el Mercado. Un punto de encuentro internacional que congrega a todos aquellos profesionales que no enfocan las cámaras de televisión ni los paparazzi: productores, distribuidores, agentes de venta, representantes de film offices nacionales, financiadores... Los que manejan el dinero.

Para dedicarte a este negocio tienes que convertirte en un egoísta hijo de puta

De la mano de Toback y Baldwin llevamos a cabo un recorrido por esta doble personalidad del mundo del cine. Por un lado, las charlas con Martin Scorsese, Bernardo Bertolucci, Francis Ford Coppola, Roman Polanski, Ryan Gosling, Jessica Chastain, Bérenice Béjo, Diane Kruger o James Caan trufan el film de jugosas anécdotas. Bertolucci recuerda que Marlon Brando estuvo cinco años sin hablarle tras El último tango en París, enojado porque consideraba que el cineasta lo había manipulado para explotar su lado más oscuro. Scorsese explica que Tennessee Williams, presidente del jurado el año que él presentó Taxi Driver (1976), odió su película. Fue gracias al entusiasmo de otros miembros como Sergio Leone y Costa-Gavras que finalmente consiguió la Palma de Oro.

Coppola relata cómo tiró por la ventana todos sus Oscar furioso porque no conseguía financiación para sus nuevas obras. El crítico Todd McCarthy fue testimonio de los insultos de Robert Altman a su amiga Pauline Kael, la crítica más influyente de su época, porque el jurado del que ella formó parte no le concedió la Palma por Tres mujeres (1977). Gosling confiesa que sus inicios en la interpretación fueron de la mano de su tío, un imitador profesional de Elvis...

Mientras cineastas, actores y periodistas desgranan anécdotas cargadas de cinefilia, productores y empresarios sueltan comentarios más prosaicos, pero también más ilustrativos sobre cómo funciona el cine como negocio. Una actriz como Neve Campbell “no tiene valor en el mercado”. Se puede conseguir dinero de los países más inesperados, de Rusia a Arabia Saudí, pero solo con nombres atractivos en el reparto.

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Aunque incluso los actores más populares cotizan a la baja: ahora no venden tanto los rostros como las franquicias, como bien se encarga de ilustrar una comparativa entre las recaudaciones de la saga Piratas del Caribe y los films independientes protagonizados por el mismo actor, Johnny Depp. Ni tan siquiera el sexo es un gancho seguro en la era del porno totalmente accesible por Internet.

“Lo único que me interesa de un film es el beneficio que me va a dar”, “jamás me leo un guion”, “¿así que no hay explosiones ni persecuciones de coches en este film?” o “¿por qué no metes también un submarino en la película?”, esto último dirigido a Baldwin, protagonista de La caza del octubre rojo, son algunas de las perlas que se oyen en las reuniones de negocios en Cannes. Baldwin y Toback no solo confirman que ahora se maneja menos dinero sino que constatan que ha desaparecido ese formato de producción intermedio que permitía a un cineasta como Martin Scorsese rodar Toro salvaje. O se mueve mucho dinero, o muy poco. Y a los productores de cine hace tiempo que no les interesa el cine.

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Este recorrido por la personalidad escindida del séptimo arte se beneficia del ingenio de los dos protagonistas. Aunque no lleven a cabo el documental definitivo sobre el cine como mercado, todas las conversaciones que entablan Toback y Baldwin resultan como mínimo entretenidas y en la mayoría de los casos muy ilustrativas. Mientras que Baldwin concluye que para dedicarte a este negocio “tienes que convertirte en un egoísta hijo de puta”, para Toback la relación con el cine equivale a la que se mantiene con una amante que te seduce y te abandona. Así titula este documental que enfoca de una manera francamente divertida una visión por otro lado pesimista sobre la cada vez más difícil convivencia entre quienes entienden el cine como arte y quienes lo ven como un simple negocio.

Orson Welles se quejó una vez de que había dedicado el 95% del tiempo a encontrar dinero para sus películas y solo el 5% a rodarlas. El guionista y director James Toback le toma la palabra al inicio del documental Seducidos y abandonados. Si conseguir el capital necesario para rodar un film es tan laborioso e importante, ¿por qué casi nunca se habla de ello? Welles fue la prueba viviente de que ni tan siquiera un cineasta norteamericano aplaudido por la crítica lo tiene fácil en este sentido. Porque... ¿cómo se consigue dinero en Hollywood? ¿Qué tienen que hacer una estrella reconocida como Alec Baldwin y un director/guionista con cierto prestigio en ámbitos cinéfilos como James Toback para financiar un proyecto?

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