Los Oscar homenajean a 'El Mago de Oz' para evitar una fiesta antiesclavista
La ceremonia honrará el 75 aniversario del filme de Victor Fleming por encima de 'Lo que el viento se llevó' o 'La diligencia', ambas del mismo año
El Sur claudicando frente a la Costa Oeste. Hace apenas unas semanas, la Academia de Hollywood anunciaba a bombo y platillo que El Mago de Oz sería honrada por su 75 aniversario en la ceremonia de los Oscar de este año. Teniendo en cuenta que 1939 fue el año de gracia para la meca del cine, ¿por qué esa película y no otras como La diligencia o Caballero sin espada? El tirón popular podría explicar la omisión. Sin embargo, ¿por qué no Lo que el viento se llevó? En número de entradas vendidas, la superproducción de Selznick sigue siendo la película más vista de la historia en Estados Unidos y en todo el planeta.
La cinta que sirvió de manual para casi todas las superproducciones que habrían de llegar después. La respuesta estaría clara al tener en cuenta cuál es la favorita para arrasar este año: 12 años de esclavitud, una película que muestra, por primera vez y en toda su violenta crudeza, cuál era el verdadero estado de las plantaciones sureñas de Estados Unidos en el siglo XIX: una madriguera de esclavos, terratenientes crueles y latigazos que mezclaban el sudor del trabajo con la sangre. Imposible encajar esa visión con la de una esclava bonachona apretando el corsé a Escarlata O’ Hara.
La ausencia de homenajes hacia Lo que el viento se llevó es una especie de expiación pública tras un pasado lleno de películas que incluyeron, en mayor o menor medida, caricaturas racistas. Ejemplos los hay a montones. Ha hecho falta que John Lasseter reivindique Dumbo (1941) como su película preferida para que la crítica y los expertos de turno olviden que el grupo de cuervos que ayudan al pequeño elefante a volar a través de sus enormes orejas eran un calco de los black swingers de la época.
Menos piedad se ha tenido con otro clásico del canon Disney como Canción del Sur. Disney ha evitado que esa película, una especie de Cabaña del Tío Tom que mezcla animación con imagen real, aparezca una sola vez en formato DVD. El único ‘pecado’ de la cinta, rodada en un lejano 1946, es el de mostrar a felices esclavos que nunca reniegan de su servilismo, ayudan a los blancos y comen sandía en dosis abundantes.
Disney no es el único adalid de lo políticamente correcto (llegaron a eliminar a un centauro negro que limaba las uñas de otro blanco en las reediciones de Fantasía), sino que la fiebre por enmendar el pasado ha contagiado a otros estudios y a la crítica, siempre pendiente de no sacar demasiados fantasmas del armario. Jezabel, el melodrama sureño de William Wyler en el que Bette Davis desafiaba a toda una sociedad gracias a un rojísimo vestido que destacaba entre una pléyade de virginales jovencitas, también ha sufrido ese mal.
Los estudiosos del melodrama evitan caer en la cuenta de que, tiempo ha, la película fue considerada una de las cumbres del machacado género. También evitan sacar del baúl de los recuerdos a Recuerdo de una noche, tragicomedia navideña de Mitchell Leisen con Bárbara Stanwyck y Fred McMurray. No vaya a ser que el público de hoy sea testigo de un horrible personaje de ayer, el del criado bobalicón.
En Estados Unidos piensan que pocos espectadores del siglo XXI entenderían escenas como aquella de La pequeña coronela, cinta protagonizada por la recientemente desaparecida Shirley Temple, en la que el bautizo de una esclava en el río, envuelta en elegíacos cantos afroamericanos, remite a una poesía rara vez vista en el cine actual.
Quizá de entre todos esos clásicos, Lo que el viento se llevó sea el único al que lo políticamente correcto no ha podido sepultar. Demasiado famosa como para convertirla en un objeto de culto ‘de tapadillo’, los miembros del American Film Institute han sido los encargados de intentar ponerla en el sitio que creen que le corresponde. Eso explicaría que en las encuestas del AFI realizadas en los años 70, la historia de Escarlata O’ Hara ocupase el primer puesto como la mejor cinta del cine americano y que, en 1998, hubiese descendido al cuarto.
En 2007, la última encuesta la colocó en sexto lugar. Mucho mejor colocar en el ‘top’ a Ciudadano Kane, ya que la historia del magnate Charles Foster Kane es tan innovadora como Lo que el viento se llevó provinciana. Además, su trama tiene mucho más que ver con el cinismo imperante que la arcaica e idealizada visión del Viejo Sur de la cinta producida por Selznick. Parece que, en cuestión de homenajes, la Academia de Hollywood no quiere ni oír hablar de galantes caballeros, bellas damas y magnolias a la luz de la luna. Una niña que busca a un mago en compañía de un espantapájaros, un león cobarde y un hombre de hojalata parece ser la consensuada alternativa. No vaya a ser que los viejos sueños de antaño contagien a la crispada realidad de ahora.
El Sur claudicando frente a la Costa Oeste. Hace apenas unas semanas, la Academia de Hollywood anunciaba a bombo y platillo que El Mago de Oz sería honrada por su 75 aniversario en la ceremonia de los Oscar de este año. Teniendo en cuenta que 1939 fue el año de gracia para la meca del cine, ¿por qué esa película y no otras como La diligencia o Caballero sin espada? El tirón popular podría explicar la omisión. Sin embargo, ¿por qué no Lo que el viento se llevó? En número de entradas vendidas, la superproducción de Selznick sigue siendo la película más vista de la historia en Estados Unidos y en todo el planeta.