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Tu perro ya puede ir a un concierto (y tú eres solo el acompañante)
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Tu perro ya puede ir a un concierto (y tú eres solo el acompañante)

Tras siete ediciones en España, los conciertos "candestinos" que promueve el empresario y músico Román Mosteiro buscan dar el salto a las Américas

Foto: Concierto "candestino" con Sole Giménez. (Cedida)
Concierto "candestino" con Sole Giménez. (Cedida)

Si crees que quieres a tu perro, a ver si es tanto como quiso Román Mosteiro a su golden retriever Golfo. "Durante 16 años fuimos juntos a todos lados. Al final no podía andar y le compré un carro. Le tuve que hacer una silla especial porque tenía megaesófago y tenía que darle de comer y de beber yo; imagínate eso con un perro de treinta y pico kilos". Cuenta este empresario hostelero y director ejecutivo de un grupo de restaurantes que tuvo ofertas de trabajo en Cuba, República Dominicana o México. "Y las rechacé por no dejar a Golfo en el hotel; un perro es un compañero de vida y quise estar con él hasta el final. Mis reuniones con el personal, proveedores y gente de negocios eran en el parque".

Un día, Mosteiro, paseando con su perro por el Parque Santa Margarita en A Coruña, tuvo la idea. "Y le dije a Golfo: un día haremos un concierto donde solo pueda venir gente con perro. Llamé una amiga mía que dibuja muy bien y le dije que necesitaba un logo para un concierto clandestino. Bueno, mejor candestino". Golfo no llegó a verlo, pero el empresario —también cantautor y músico— cumplió su palabra.

"Cuando estudié Dirección Hotelera", recuerda Mosteiro, "me enseñaron que lo primero era poner una misión y una visión al proyecto. Aquí la misión es ayudar a los perros a integrarse en la sociedad. Y la visión, crear una marca de conciertos que algún día sea reconocida por velar por el tándem humano-perro/perro-humano". Lector del autor de autoayuda Deepak Chopra, toma su concepto de sincrodestino: "Tienes que investigar lo que te hace feliz. En mi caso son tres cosas: amar a un animal, sumergirme en una canción y hacer reír a alguien. Esto me da las tres cosas. He dado con el punto de mi vida. La vamos a liar muy gorda con esto".

De los conciertos candestinos te enteras por redes sociales. El perro entra gratis, los humanos acompañantes pagan. El promotor lo explica: "Tú mandas un mensaje, por ejemplo, me llamo Bobby soy un alaska. Entonces te pasamos el link donde tú puedes comprar la entrada. Pero esta va vinculada a Bobby, alaska. Cuando llegas a la puerta y ahí lo comprobamos: un alaska con un humano. Adelante. Estos conciertos no son pet friendly: son human friendly".

"Y le dije a Golfo: un día haremos un concierto donde solo pueda venir gente con perro"

Para ellos hay un sofá con photocall —"quiero romper con lo de los perros que no se tienen que subir al sofá"— y de ahí ya te acompañan a tu zona. En cada área del recinto, cada 25 o 30 perros, hay asignado un adiestrador de perros. "Contamos con ellos para echar un ojo por si necesitan agua (comida no ponemos porque cada perro tiene una dieta y es meterle en un lío al acompañante humano). Si de repente ven un perro que se lleva mal con otro, a lo mejor te lo mueven de zona; les rellenan los bebederos y llevan un spray con agua y vinagre para anular y neutralizar el olor de la orina". Dentro, todo está a la medida de los canes. "No me gusta que haya mesas altas como las que usamos los humanos, las hacemos a su altura". "Nunca ha habido ninguna pelea de perros hasta ahora", añade. "Lo que sí es importante es que no venga ninguna perra en celo porque eso sí que te puede liar el concierto. O perros que suelan pelearse".

¿Y las actuaciones? En realidad estos conciertos son pequeños festivales en los que actúan varios artistas —que no son anunciados—, que hacen dos o tres canciones cada uno. El primer concierto (que se hizo en Alcobendas, en el restaurante Silk) fue en pandemia, el 16 de octubre de 2021, y contó con entre otros con Sole Giménez, Cepeda y miembros de Dvicio: "cantaron para ciento y pico perros y casi 200 humanos". Al segundo, en junio de 2022, "vinieron más de 200 perros, con 300 y pico personas. De artistas estuvieron Andrés Suárez, Marwan, Bely Basarte, Alex Granero…". En el séptimo, cantaron Rebeca Jiménez, Andrés Martín y Cris Rubio. El próximo tendrá lugar mañana, domingo 14 de enero, en la madrileña Iglesia de san Antón, el patrón de los animales.

Foto: El padre Ángel. (EFE/Zipi)

Sobre el público canino y su percepción de la música, Mosteiro ha indagado a fondo. "Trabajé con un estudio de la Universidad de Glasgow en el que le ponían distintos tipos de música a los perros y veían sus reacciones. La música clásica y la ambient les relaja y les duerme. Les da buen rollo el reggae y el pop-rock suave. Que no haya guitarras eléctricas ni baterías potentes. Más de 80 decibelios les molestan. Teo Mariscal —que es una eminencia mundial en conducta animal— me recomendó que no se aplaudiera mucho. En algunos conciertos aplaudimos moviendo las manos. En todo caso, cuando tú te pones a cantar el perro se calla, es increíble".

"Vamos a hacer muchísimos conciertos candestinos por el mundo", asegura, y cuenta que ya ha cerrado para febrero Guadalajara, Vallarta, Puebla y Ciudad de México, donde "estamos pensando en 5.000 personas. Normalmente, el ratio de perro por humano suele ser de uno cada dos personas. 2.500 perros es el sueño". Luego vendrán Colombia y Estados Unidos. Para todo esto, Mosteiro cuenta con cierto motor económico (dos patrocinadores y la productora mexicana Viva Música) y una motivación solidaria: "las recaudaciones siempre van destinadas a fundaciones: Bocalán, Misioneros de la Paz, Cuencanimal…".

placeholder Éxito de los conciertos para perros. (Cedida)
Éxito de los conciertos para perros. (Cedida)

El modelo es exitoso, presume, "porque es más corto, porque tiene ese germen que es ayudar a los perros, porque el perro es parte de la familia, porque es diferencial". Su anhelo es, "en vez de estar ayudando a propias fundaciones, poder crear nuestro propio organismo, sin ánimo de lucro, que se dedique a certificar que una ciudad es apta para animal visitante y para animal residente". Ya está en ello, dice: "Hablé con la directora de Cultura Deporte y Turismo de la CEOE, Inma de Benito, que me puso en contacto con la Organización Mundial de Turismo".

Golfo no llegó a asistir a los conciertos, pero los inspiró. El 9 de agosto de 2021, Román Mosteiro le despidió por todo lo alto. "Mi madre hizo tarta de manzana. Comió y dormimos la última siesta juntos —los últimos 362 días había dormido con él porque no sabía cuándo se iba a morir—y fuimos a la playa por última vez. Luego le hice unos huevos fritos con patatas, porque el perro había comido mil cosas en la vida pero nunca eso, y nadie se puede morir sin haberse comido unos huevos fritos con patatas. Luego nos tomamos una cerveza juntos —le encantaba la cerveza—, lo acosté y unas amigas veterinarias le pusieron la inyección en casa, en la misma habitación donde murió mi abuelo. El perro estaba roncando, en la gloria".

Mosteiro lleva el nombre de Golfo tatuado, y dice de pasada algo de una médium. Sale el tema de Javier Milei y su difunto perro Conan y, tras confesar que no sabe mucho del personaje, el gallego se entusiasma: "Pues haremos un candestino en Argentina". Al saber sobre los perros clonados del presidente, se echa atrás: "Hostia, eso ya no mola. Un perro es parte de la familia, pero cada perro es diferente".

Si crees que quieres a tu perro, a ver si es tanto como quiso Román Mosteiro a su golden retriever Golfo. "Durante 16 años fuimos juntos a todos lados. Al final no podía andar y le compré un carro. Le tuve que hacer una silla especial porque tenía megaesófago y tenía que darle de comer y de beber yo; imagínate eso con un perro de treinta y pico kilos". Cuenta este empresario hostelero y director ejecutivo de un grupo de restaurantes que tuvo ofertas de trabajo en Cuba, República Dominicana o México. "Y las rechacé por no dejar a Golfo en el hotel; un perro es un compañero de vida y quise estar con él hasta el final. Mis reuniones con el personal, proveedores y gente de negocios eran en el parque".

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