Los Tigres del Norte, reyes del narcocorrido: "Estamos abiertos a hacer cosas con los jóvenes"

Cuatro hermanos y un primo forman uno de los grupos más carismáticos, singulares y rentables —30 millones de discos vendidos, seis Grammys y doce Latin Grammys, más de 40 películas como protagonistas— de América Latina. Los mexicanos son también los más longevos: llevan activos desde 1968, año en que, buscando salidas para la rampante pobreza que vivían en su Sinaloa natal, Jorge Hernández y los suyos montan un conjunto musical. Ni nombre tienen en esa época, recuerda el hermano mayor, cantante, acordeonista y líder de los Tigres del Norte.

PREGUNTA. ¿Es cierto que les bautiza un agente de inmigración en Estados Unidos?

RESPUESTA. Sí. Nos habían invitado a hacer un concierto gratuito en una prisión en Soledad, California, en el año 68. Cuando llegamos a la frontera nos pregunta, ¿cómo se llaman estos niños? Y yo le digo: pues como usted quiera, no tenemos nombre. Y el agente dice: pues en la visa vamos a poner The Little Tigers from the North, “Los tigritos del Norte”. Y luego dice: ¿sabes qué? Vamos a cambiarlo porque ustedes van a crecer y no van a ser tigritos, van a ser Tigres: le vamos a poner Los Tigres del Norte. Fuimos y nos presentamos así en la prisión.

P. ¿Y qué tal les fue?

R. Pues ya nos quedamos ahí, en una ciudad que se llama San José, porque las personas con las que íbamos se fueron con nuestros pasaportes. El señor que se había ocupado de nosotros nos dejó una casita para que nos quedáramos, y nos pusimos a tocar en los clubs y los restaurantes. Y como a los cuatro o cinco días otro un señor, que era inglés, nos dijo: “¿ustedes son los niños que cantan? Yo grabo música, me gustaría que grabaran para mí”. Nos llevó a un estudio y ahí empezó la carrera de nosotros. Nos quedamos en San José y hasta la fecha ahí estamos ubicados. Estuvimos 16 años grabando con él.

P. En el 72 registran uno de sus primeros éxitos, “Contrabando y traición”.

R. Para nosotros es una historia de amor entre Emilio Varela y Camelia la Tejana, dos personajes que cruzaron la frontera de México con Tijuana y San Isidro con droga dentro de las llantas del auto. Pero el público se apodera de la historia y la hace corrido: pasa de una historia de amor a una de narcotráfico. Y de ahí empezamos a ver cómo reacciona la gente y decimos: tenemos que usar esas temáticas. Los corridos tienen algo verdadero, no son ficticios, son historias que la gente pasa y que la gente vive.

P. Los narcocorridos plantean una mitología cantada de esos personajes. ¿Cómo se sale indemne de ahí? ¿Cómo se mete uno a cantar esas sin que le vengan a…?

R. ¿…a reclamos? Desde nuestros inicios —después hicimos una historia que se llama “La banda del carro rojo”— fuimos haciendo historias pero siempre para el público, con la disciplina de no hacer actividades fuera de lo que hasta ahorita el grupo hace, ¿no? Siempre hacemos temas que tengan doble sentido y si tenemos que cantar algo nunca nos referimos a un personaje. Lo hablamos diferente y nunca especificamos que es Fulano de Tal. El grupo nunca ha recibido propuestas de “oye, quiero que vengas a tocar aquí, te voy a pagar porque hagas un tema”… Nunca ha sucedido eso, hasta ahorita hemos estado respetando a esos personajes y ellos nos han nos respetado.

"Siempre hacemos temas que tengan doble sentido y si tenemos que cantar algo nunca nos referimos a un personaje"

P. Eso respecto a los narcotraficantes. ¿Y los políticos? ¿Nunca les han hecho propuestas deshonestas?

R. En la cuestión política hemos hecho historias muy fuertes. Por ejemplo, hicimos una historia sobre Raúl y Carlos [Salinas de Gortari, hermano y presidente de México entre 1988 y 1944; ambos asociados a crímenes diversos], una canción que se llama El circo. La hicimos no más para que lo escuchara nuestra gente, pero un compadre trajo a una gente de la radio, y ellos se fueron por ese tema. Todavía estaban en el gobierno esos personajes. Uno era el presidente y el otro el hermano del presidente. Ahí sí teníamos bastante miedo, se puede decir.

P. A propósito de otro de sus éxitos: ¿quién es el Jefe de Jefes?

R. Pues el Jefe de Jefes, como dice mi compadres, es un personaje X. La historia nace de que un día estábamos ahí en San José y me habla un primo hermano mío, Olegario, y me dice: “Te traigo una canción que grabaron en Sinaloa para que la escuches”. Patrón de patrones se llamaba la canción. Yo estaba trabajando con un compositor que nos hacía canciones y le digo: “quiero hacer algo más grande que lo que acabo de recibir, ¿qué se te ocurre?” Y me dice: pues “Jefe de jefes”. Y yo le cuento que cuando vamos a trabajar a México, en la puerta del hotel siempre hay un niñito que limpia los zapatos, un bolero que le decimos nosotros, acá limpiabotas, y cada vez que llegamos el niñito corre con nosotros y nos dice “jefes”. Bueno, yo me acuerdo y le platico a este compositor la historia del niñito. Así es como nace esa canción, con el título por un lado, pero la inspiración que ya la traía yo del niño. Él es realmente el Jefe.

"Nosotros no nos metemos mucho con la cuestión política. Creo que el pueblo lo aclama (a Andrés Manuel López Obrador) y lo sigue, y que lo puso ahí"

P. Por terminar con la política, ¿cómo ve usted la gestión del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué opina de AMLO?

R. Yo creo que cada quien tiene su forma de ver las cosas. Nosotros no nos metemos mucho con la cuestión política. Creo que el pueblo lo aclama y lo sigue, y que lo puso ahí. Todos en cierta forma dicen que ha trabajado bien, otros que… Yo me quedo en el medio; no sé qué opinar porque no vivo en México, aunque soy mexicano y leo y… Pero no es lo mismo que vivirlo y tener una experiencia. No nos gusta mucho la política.

P. No les gusta la política pero sí están en la lucha contra las injusticias. De hecho tienen su Fundación Los Tigres del Norte.

R. Sí, tenemos una fundación con la UCLA. La ubicamos hace años para hacer la historia de la música del corrido, toda la historia de cómo y de dónde vienen esas historias. Recuperamos las canciones de antes, que estaban en acetatos, y las digitalizamos para que el público de la actualidad, de la nueva tecnología, lo tenga y pueda meterse. Queremos poner aparte una escuela para que los alumnos tengan clases de música del estilo que nosotros cantamos.

P. Aparte de la conservación del patrimonio cultural mexicano, ustedes han mostrado una posición contraria a Trump. ¿Qué postura tienen con Biden?

R. Nosotros nos unimos con Hillary Clinton para ayudarla, hicimos conciertos y anduvimos en la campaña, pero lo hicimos por las declaraciones que Trump hizo contra los latinos. Desgraciadamente él salió triunfador y bueno, ahí ya nos quedamos. Después nos habla Biden, y cuando compite con él empezamos unas campañas de publicidad, televisivas, con los congresistas… En diferentes estados: Texas Carolina, California, Nevada… No decimos a la gente por quién votar, pero sí que voten.

P. Volviendo a los corridos, últimamente se escuchan los llamados “corridos tumbados”, que incorporan elementos del hip hop y un lenguaje más crudo y violento. ¿Cómo lo ve?

R. Son historias ficticias, imaginarias, que se colocan en el gusto de la nueva juventud. Son también una referencia de lo que nosotros hacemos, pero con otra visión y con otro lenguaje.

P. Ustedes también son adorados por un público joven. Seguramente muchos han llegado a partir del Unplugged que grabaron para MTV en 2011, repleto de colaboraciones con otros artistas de otros géneros…

R. Creo que fuimos de los primeros con estas uniones entre artistas de diferentes géneros, del pop, de la música urbana; con René de Calle 13, Paulina Rubio, Zack de la Rocha [Rage Against the Machine], Calamaro… Creo que fue una gran idea hacer este trabajo, y sigue la esperanza de hacer otras cosas para estas nuevas generaciones; nunca sabe uno hasta dónde llega la vibra. Siempre digo que hay que estar abiertos a hacer cosas con ellos, porque siempre hay temáticas que se pueden trabajar que puedan ser del gusto del público y tener impacto.

P. Ahora, sin ir más lejos, tienen una canción nueva sobre las redes sociales: “She is wow”.

R. Hace tiempo nosotros hicimos un tema —cuando recién salieron los celulares, que eran unas cajas grandotas con una antena— y se nos ocurrió hacer una canción que se llame El celular, y funcionó muchísimo. Y ahora con las redes estábamos tratando de hacer algo y llegamos a la conclusión de que teníamos que hacer un tema que hable de las jóvenes y cómo les gusta verse en el espejo del teléfono para verse bonitas y hacer toda esta cosa que se mueve todos los días en las redes, no? E igual los hombres, ¿eh? El tema apenas tiene dos semanas y ahí va, ahí va despertando intereses. Esperamos que cuando regresemos aquí en abril podamos cantarlo.

P.¿Es cierto que tienen cerca de dos mil canciones guardadas, que van sacando de ese fondo de armario?

R. Sí, grabamos y dejamos cosas guardadas. Y tenemos ahí temas muy interesantes: temas para mujeres, temas para jóvenes con un lenguaje completamente diferente… Siempre buscamos la sorpresa para que el público se divierta y que pueda escuchar algo diferente. Están en la computadora, que ahora con la nueva tecnología las podemos guardar. De repente te encuentras canciones que pueden ser usadas en la actualidad y que hay canciones son de antes y dices: ah, pues esta puede funcionar. Como con lo del rap: mucho antes que salieran los americanos a rapear nosotros ya teníamos canciones habladas.

"Siempre buscamos la sorpresa para que el público se divierta y que pueda escuchar algo diferente"

P. A propósito de su mención de las mujeres, esta música de corridos y norteño es un mundo muy masculino, ¿no? ¿No hay bandas de mujeres? ¿No hay Tigresas del Norte?

R. Ese pregunta es muy importante. Yo siempre me fijo mucho en el área femenina. Y en las historias que nosotros cantamos siempre hay una mujer: “Camila tejana”, “La reina del sur” [serie basada en el libro homónimo de Arturo Pérez-Reverte], “Las mujeres pueden”… siempre buscamos un personaje en cual se refleje la mujer. Inclusive hicimos un documental muy interesante en la prisión de Folsom, donde nos llamaron para tocar y que tuvo autorización de la familia de Johnny Cash en el 50 aniversario de sus conciertos allá. Cuando me dieron el permiso le digo, ¿te puedo hacer a la última petición? Me encantaría cantarle también a las mujeres presas. Y conseguimos el permiso.

P. ¿Quién fue mejor público?

R. Creo que los dos. Los varones tenían sus récords de estar en esas prisiones: más de 30 años. Entonces sus comportamientos eran un poco más serios, más tristes. Al día siguiente le cantamos a las mujeres, que tenían lo máximo ocho o diez años; ellas están más relajadas, como que se sentía otro ambiente. Ahí está en la filmación, nos pueden ver en Netflix.

P. Hablando de récords, ¿es verdad que llegaron a tocar una vez más de seis horas seguidas?

R. Pues una vez empezamos a las una de la mañana y terminamos a las nueve de la mañana, en Monterrey, Nuevo León. Después de ahí hemos hecho de dos a ocho de la mañana, en León, Guanajuato. Cantamos cinco, seis, siete horas…

P. A su gira de abril, ¿traerán un repertorio cerrado o también irá por peticiones del público?

R. La costumbre de nosotros es que el público va a escuchar sus canciones; entonces de repente pues te ponen papelitos y nosotros se la dedicamos. La mayoría son canciones que han sido éxito de unos servidores de muchos años, de los 70s a los dos miles. A veces no tenemos tiempo de cantarlas completas, entonces les cantamos un pedazo de la canción para que se vayan contentos a casa. Tenemos un montón de canciones que el público nos pide y nosotros complacemos.