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Rosa para ella, bombas para él: la tormenta perfecta de Hollywood para que vuelvas al cine
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VENGA AL PHOTOCALL, QUÉDESE A VER LA PELI

Rosa para ella, bombas para él: la tormenta perfecta de Hollywood para que vuelvas al cine

Las salas de cine se encuentran ante una de sus últimas oportunidades de retener a los espectadores: ¿serán los grandes eventos su salvación?

Foto: Cartel hecho por fans del 'Barbenheimer'. (Twitter)
Cartel hecho por fans del 'Barbenheimer'. (Twitter)
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¿Has ido alguna vez dos veces al cine en el mismo día? No hablamos de una sesión doble ni de un maratón de El Señor de los Anillos. Hablamos de entrar a ver una película, salir y comprar la entrada para otra. Si no lo has hecho nunca, no te preocupes, perteneces a una amplísima mayoría: los exhibidores estiman que menos de un 1% de sus espectadores ven dos películas en la misma jornada.

Y, sin embargo, este fin de semana, cientos de miles de personas en todo el mundo lo están haciendo. Lo llaman Barbenheimer y es el plan de Hollywood para que te levantes del sofá y vuelvas al cine.

La mezcla no puede ser más desigual: Barbie, una comedia ligera sobre la famosa muñeca de Mattel, junto a Oppenheimer, el exigente biopic de Christopher Nolan sobre el inventor de la bomba atómica. Parece que no tiene sentido, pero funciona: según las salas de Reino Unido, las primeras en ofrecer datos, en torno al 20% de los espectadores vieron las dos producciones en el día del estreno.

En España, uno de los primeros en acudir al Barbenheimer fue SitoCinema, un joven youtuber especializado en cine. "Antes que nada, hay que decir que el Barbenheimer no es igualitario: en el multicine al que fui había ocho salas de Barbie por dos de Oppenheimer", explica a este periódico. Fue Barbie la que contraprogramó a Oppenheimer, y la cosa tiene chicha. Nolan, después de rodar todas sus películas con Warner, productora de Barbie, decidió cambiarse a Universal. Así, cuando Warner situó el estreno mundial de su gran producción de 2023 el día de Oppenheimer, muchos atisbaron una vendetta por la fuga de Nolan.

placeholder Margot Robbie, protagonista de 'Barbie'. (Reuters)
Margot Robbie, protagonista de 'Barbie'. (Reuters)

Por sorpresa, la guerra cultural salvó a Nolan. La salvaje campaña de marketing de Barbie desatada por Warner, que incluye merchandising rosa licenciado a una centena de fabricantes, incluía un debate que había que abordar en público: ¿acaso ya no es Barbie el símbolo de una mujer de otro tiempo? En esta resignificación se ha afanado durante el último año la directora Greta Gerwig, directora de la nominada al Oscar Lady Bird. Gerwigw concibió el proyecto mientras leía la biografía de la creadora de la muñeca, Ruth Handle. Handle, que había sufrido dos mastectomías, diseñó para Barbie el cuerpo perfecto, el que ella nunca podría alcanzar. De esta premisa partió el proyecto, que Gerwig ha escalado hasta una producción que pretende "gustarle a los fans de Barbie, a los que odien a Barbie y a mí misma", declaró a The New York Times.

En paralelo, la película ha tenido que ir contando con la aprobación de Mattel en cada uno de los pasos. La juguetera californiana, que pugna con Hasbro por la primacía mundial del juguete, ha invertido 145 millones de dólares en la producción, porque para ellos es más que una película. Su plan pasa por relanzar toda su línea de productos y avanzar en la creación de un universo propio como Marvel o Disney.

De este modo, Barbie aterriza como un alegato feminista apto para todos los públicos. Y en torno a qué parte prima, si la política o la comercial, se ha organizado el debate en las redes sociales. Nadie sale indiferente de ver Barbie: o te encanta, o la detestas. O la ves una película, o un anuncio largo. O ves a Gerwig, o ves a Mattel. Marta Medina, crítica de cine del periódico, está más cerca de lo segundo: "Barbie viene a apuntalar el camino que ya han trazado previamente marcas como Lego, Nike y Cheetos; la publicidad ha desembarcado en Hollywood para quedarse, porque los estudios se han dado cuenta de que el dinero está en el merchandising, no en las películas. Cada vez más cerca de vivir en ese mundo distópico que presentaba Blade Runner en el que la realidad no será nada más que un anuncio interminable".

Foto: Ryan Gosling y Margot Robbie en 'Barbie', de Greta Gerwig. (Warner)

Sin embargo, para Desireé de Fez, crítica de El Periódico, prima la impronta Gerwig: "El valor de Barbie no está solo en el texto. La sensación al verla es de que todo fluye en la misma dirección, de que todos los implicados entendían el proyecto de la misma manera. Todo juega a favor de la fantasía feminista de Gerwig, de la interpretación de los actores a una dirección artística absolutamente apabullante (sorprende la fidelidad al universo de la muñeca y el nivel de detalle con el que se reproducen sus estilismos, sus objetos, sus casas) o una utilización magistral de la música".

El youtuber SitoCinema plantea otros matices: "Es difícil de valorar, porque Barbie funciona con dos guiones. Uno de corte feminista y otro existencialista, que corresponde al final de la película. Tiene partes ridículas, diría que hasta patéticas de lo mal que funcionan, pero al final es una película que no se toma en serio a sí misma".

placeholder Emma Thomas y Christopher Nolan, durante el estreno de 'Oppenheimer'. (EFE)
Emma Thomas y Christopher Nolan, durante el estreno de 'Oppenheimer'. (EFE)

Si hay opiniones tan dispares entre expertos que han visto la película, es fácil inferir que el debate anterior al estreno en redes sociales ha alcanzado cotas de intensidad notables. En la conversación, no se sabe bien cómo, se coló Oppenheimer, primero como convidado de piedra y finalmente como titular de la sesión doble. Un ticket perfecto, con rosa para ellas y bombas para ellos, que obsolesce socialmente, pero sigue funcionando a nivel comercial: "Aunque son las películas que puede disfrutar gente de cualquier género, no podemos negar que tienen unos targets específicos y que el público los sigue. En Barbie el 80% eran mujeres y niñas, mientras que en Oppenheimer el 80% eran hombre de cierta edad", dice SitoCinema.

Una vez vieron la ocasión, Warner y Universal han movilizado a sus huestes de marketing para hacer del Barbenheimer el evento cultural del verano. La tormenta perfecta para revisar el ritual de ir al cine: no son solo dos películas, sino un gran evento. Una reunión social donde posar en el photocall, lucir el outfit rosa y, por fin, disfrutar de la película. En un escenario apocalíptico para las salas, con la taquilla en caída libre y blockbusters infalibles como Indiana Jones estrellándose en recaudación, el Barbenheimer marcar el comienzo de una nueva era para Hollywood.

¿Has ido alguna vez dos veces al cine en el mismo día? No hablamos de una sesión doble ni de un maratón de El Señor de los Anillos. Hablamos de entrar a ver una película, salir y comprar la entrada para otra. Si no lo has hecho nunca, no te preocupes, perteneces a una amplísima mayoría: los exhibidores estiman que menos de un 1% de sus espectadores ven dos películas en la misma jornada.

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