Barbie contra Christopher Nolan: cómo una muñeca silenció a los chicos de internet
El debate cinematográfico en redes suele estar liderado por hombres, pero la película de 'Barbie' parece haber cambiado la situación. Ahora las chicas hablan
"Desde los albores del tiempo, desde que ha habido niñas, ha habido muñecas. Pero las muñecas siempre habían sido bebés, hasta que…" dos descomunales y esbeltos pies en tacones se erigen sobre un paisaje desértico. Mientras suena Así habló Zaratustra, de Richard Strauss, decenas de niñas se acercan a esas gigantescas piernas de plástico brillante: es un tótem, es el futuro, es Barbie.
Con este jubiloso y referencial tráiler —parodia y homenaje a su vez de 2001: Odisea en el espacio— comenzó la campaña de promoción de la película de Barbie que se estrena el 21 de julio en cines. El pistoletazo de salida a la competición por la taquilla —principalmente contra Oppenheimer de Christopher Nolan y la nueva entrega de Misión Imposible— ha sido también el inicio de la expectación en redes, que se han llenado paulatinamente de #Barbie. La cinefilia ha alabado el aspecto colorido y luminoso de la película, una demanda común en los últimos años, pero también han reconocido la inteligencia de la publicidad. La campaña apela tanto a aquellos que adoran a la muñeca como a los que la detestan, porque la ironía, como todo refugio, es de naturaleza ambivalente.
Es un tipo de hombre que comparte todas las noticias, que contesta a todas las encuestas o que comenta todas las actualizaciones
Lo interesante es que este debate tan activo ha sido protagonizado, mayoritariamente, por mujeres. Como público objetivo de la película, muchas seguidoras de Barbie mostraron entusiasmo en cuanto se anunció el proyecto. Otras aficionadas al cine comentaron su interés al enterarse más adelante de que la dirigía Greta Gerwig, talentosa directora que ya demostró su habilidad para modernizar iconos clásicos femeninos en su versión de Mujercitas (2019). Las últimas interesadas en sumarse a la conversación han sido captadas a través de tres tráileres que apelan con sentido del humor a todo lo que una mujer adulta puede sentir de forma muy profunda ante la figura de Barbie: recuerdos agridulces, sentimientos encontrados, purpurina y disforia corporal.
Así tenemos a un montón de mujeres francamente motivadas por un producto cultural de masas, prometiendo su dinero como ofrenda a Warner en las salas y liderando un debate público al respecto. Envalentonadas por lo animado y aparentemente ligero de la conversación, comentan sobre todo: fotografía, iluminación, decorados, vestuario, música, guion, casting. Comparten información y perspectivas, se lanzan preguntas las unas a las otras y se responden.
Cualquiera que siga en redes la actualidad cultural, especialmente cinematográfica, sabrá que este contenido tiene siempre un tipo de perfil que monopoliza sus comentarios. El usuario más activo en torno a estos debates suele ser masculino y descarado. Se trata de un tipo de hombre que comparte todas las noticias, que contesta a todas las encuestas, que comenta todas las actualizaciones, vota en todas las listas, habla en todos los pódcast. Su figura está tan definida que tiene incluso un nombre: es el filmbro.
El filmbro es ese tío que te engancha en una fiesta y te da una chapa descomunal sobre El caballero oscuro y te sepulta el móvil en enlaces sobre rumores de "inserte aquí una franquicia" a la mañana siguiente. Le gustan mucho las calificaciones y categorías, y tiene, por supuesto, una opinión formada e inamovible sobre la infame lista de Sight & Sound de las mejores películas de la historia del cine (él tiene claro su podio), aunque no haya visto un filme dirigido por una mujer desde American Psycho. Si te recomienda a Coppola lo hará con El Padrino o Apocalypse Now, pero no con, por ejemplo, Corazonada o Peggy Sue se casó. Si te varea para ver a Scorsese es invariablemente con sus películas de mafia, no La invención de Hugo o New York, New York.
Siempre activo en Twitter, Letterboxd, Filmaffinity, e iMDB, el filmbro va con su opinión por delante, puntuando sin pudor todo lo ve, ya sea mediante número, estrellas, likes o reseñas. El resultado es un internet que hace las veces de foro cultural plagado de la sobrerrepresentación de un grupo poblacional versus la realidad del consumo de cultura, mayoritariamente femenino, según las estadísticas.
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Más allá de lo que realmente termine siendo Barbie (recordemos ante el entusiasmo que se trata de otro caso de cine corporativo, esta vez de Mattel), la película es ya un triunfo como evento cinematográfico, como fenómeno cultural y como oportunidad bien aprovechada: aquella que ha permitido que una masa de mujeres reconozcan cultura hecha por y para ellas. Por fin, amparadas por la pretendida frivolidad de la pintura rosa y la purpurina, se han visto validadas para hablar libre y despreocupadamente sobre imágenes, y esto es algo de lo que todos nos enriquecemos y podemos celebrar. Larga vida a la filmsis.
"Desde los albores del tiempo, desde que ha habido niñas, ha habido muñecas. Pero las muñecas siempre habían sido bebés, hasta que…" dos descomunales y esbeltos pies en tacones se erigen sobre un paisaje desértico. Mientras suena Así habló Zaratustra, de Richard Strauss, decenas de niñas se acercan a esas gigantescas piernas de plástico brillante: es un tótem, es el futuro, es Barbie.