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El rap del trabajador: Midas Alonso quiere dinero
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El rap del trabajador: Midas Alonso quiere dinero

El rapero de la sierra madrileña deslumbra con sus letras sobre comida rápida, apuestas deportivas y otros aspectos de la realidad obrera

Foto: Midas Alonso, el rapero madrileño que se ha vuelto viral con sus canciones. (Instagram/@midasalonsoaparicio)
Midas Alonso, el rapero madrileño que se ha vuelto viral con sus canciones. (Instagram/@midasalonsoaparicio)

Midas Alonso ha entrado en la escena del rap español como suelen hacerlo las grandes estrellas: sin que a usted le importa un comino. El rap en castellano ha sido siempre una música secreta, casi prohibida, de poca radio y nula publicidad, que escuchan los mismos desgraciados que lo cantan. Yo lo escucho bastante. Como dicen palabrotas, hablan de drogas y la mitad de las palabras parece que se las inventan, los raperos no alcanzan popularidad gracias a las radiofórmulas o a un tuit del presidente del gobierno. La ganan calle a calle, barrio a barrio y nicho a nicho. Ahora, con YouTube, algo de dinero hacen. Sin ir más lejos, Natos y Waor o Ayax y Prok tienen más suscriptores en la plataforma de vídeo que Arcade Fire, Moby o Wilco.

Que el rap lo tenga que hacer el hijo del parado, y deba tratar de fumar porros en el parque, es tan discutible como que el flamenco lo tengan que cantar y bailar únicamente españoles, o el jazz esté reservado a hombres y mujeres de raza negra. Eventualmente, alguien desde un chalet con piscina puede hacer buen rap, pero en general el rap se hace para acabar viviendo en un chalet con piscina, y ver rabiar a otros raperos. Ser rico o de padres acomodados es empezar por el final en esto de las rimas. Para querer hacer rap, lo importante es querer hacerse rico.

placeholder Así es 'Mariví Bilbao', el nuevo tema de Midas Alonso que se ha vuelto viral. (Twitter/@midasalonso)
Así es 'Mariví Bilbao', el nuevo tema de Midas Alonso que se ha vuelto viral. (Twitter/@midasalonso)

Así las cosas, la realidad obrera, barrial y marginalota que los raperos reflejan en sus letras no es producto (salvo cuando el rapero es muy malo) de compromiso político alguno. Es que no tienen otra cosa sobre la que rapear. Es el puro talento verbal, abiertamente literario, el que le hace a uno un buen rapero. Esto mucha gente no lo entiende y hoy hemos venido a explicarlo.

Midas Alonso, entonces. Se trata de un hombre de treinta años de físico imponente cuyos vídeos dan algo de yuyu. Cuesta creer que, luego de darle al play, ahí va a sonar literatura, y no una misa negra. Y suena literatura. Fíjense si será literatura lo suyo, que en todas sus letras encontramos (respiren) calambures, anadiplosis, polipotes, políptotos, aliteraciones, epíforas y paronomasias. No es imprescindible que el propio Midas Alonso sepa de qué estamos hablando.

Fíjense si será literatura lo suyo que en todas sus letras encontramos (respiren) calambures, anadiplosis, polipotes, políptotos, aliteraciones

Midas Alonso simplemente hace malabares con las palabras. "Ven, bebé, vete con tus amigas a beber", por empezar flojitos, con una simple aliteración. Y vean esto: "Chavales sueñan con un A3 y yo a tres/ pasos de ponerte a cuatro/ en un cuarto oscuro de un motel de Bucarest/ o de un hotel de Budapest/ Buda apesta, no me acompañó en la apuesta del Alavés/ anda, ves, cuéntale a tu parienta que te has pasado con la tarjeta que ya no te funciona el contactless/ contáctales a tus chavales…"

Calambur: "Budapest/Buda apesta"; paronomasias: "Contactless/ contáctales", "Alavés/ anda, ves"...

Si ponen esto en el examen de selectividad, suspenden todos.

En una entrevista a los mucho más famosos Ayax y Prok, los gemelos granadinos dieron su definición muy acertada de qué es rap del bueno: el que tiene calle y lírica, barrio en vena, pero también alguna virguería verbal. Si sólo es barrio (pienso en Jarfaiter o El Jincho), resulta un tanto crudo; si sólo es virguería (Nach), es el peor rap del mundo. Midas Alonso tiene, sí, más que barrio, sierra; y barroquismo verbal ya ven que no le falta.

Fuera del chalet que todo el mundo tiene en la sierra, hay una vivienda común y de aluvión donde vive gente que no le gustan tanto las montañitas

Su creciente fama quizá tenga que ver con el espacio social que hace aflorar en sus canciones. Salen coches, talleres, burgers, apuestas deportivas y afters, pero siempre desde el punto de vista de los jóvenes que viven en los municipios asalvajados de la sierra madrileña. Hablamos de Moralzarzal o Villalba, no de los pueblos "bonitos". Es una juventud no exactamente provinciana ni exactamente capitalina, una juventud que quiere vivir en Madrid, pero sólo puede ir a la capital de España en autobús o Cercanías. Fuera del chalet que todo el mundo tiene en la sierra, hay una vivienda común y de aluvión donde vive gente que no le gustan tanto las montañitas. A lo mejor están hasta las narices de las montañitas y del senderismo y de los visitantes de fin de semana, que se pierden todos y hay que salir a buscarlos. Esas cosas.

Esta hartura del pueblo/barrio es la que refleja indecentemente bien Midas Alonso en sus letras. Basura blanca serrana, diríamos. "Mi vida es como que lanzo, pero nunca me devuelven el maldito frisbee" (Pessoa: "Mi vida es como si me golpearan con ella"). Y todo un argot que seguramente no encontramos ya en ninguna novela: "jari", "jayén", "pella", "entallar", "se fue del keli cuando se acabó la zarpa", "tu crush te comió el cris"…

"Mi abuelo me enseñó que aquí se fuma hasta el filtro", en resumen.

Midas Alonso ha entrado en la escena del rap español como suelen hacerlo las grandes estrellas: sin que a usted le importa un comino. El rap en castellano ha sido siempre una música secreta, casi prohibida, de poca radio y nula publicidad, que escuchan los mismos desgraciados que lo cantan. Yo lo escucho bastante. Como dicen palabrotas, hablan de drogas y la mitad de las palabras parece que se las inventan, los raperos no alcanzan popularidad gracias a las radiofórmulas o a un tuit del presidente del gobierno. La ganan calle a calle, barrio a barrio y nicho a nicho. Ahora, con YouTube, algo de dinero hacen. Sin ir más lejos, Natos y Waor o Ayax y Prok tienen más suscriptores en la plataforma de vídeo que Arcade Fire, Moby o Wilco.

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