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Carlos Marzal, el poeta al que le desaparecieron los poemas
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Entrevista

Carlos Marzal, el poeta al que le desaparecieron los poemas

Después de trece años sin que le saliera un verso, un día se sentó, cogió un folio y la poesía comenzó a brotar de nuevo. 'Euforia' es la historia gozosa de ese reencuentro con el poema

Foto: El poeta Carlos Marzal (Víctor González)
El poeta Carlos Marzal (Víctor González)

A finales de los noventa y principios de los 2000, Carlos Marzal (Valencia, 1961) era uno de los nombres estelares de la poesía española. Poesía de la experiencia, de la vida cotidiana, aquella que canta a los detalles más pequeños, limpia y clara. De la época son libros como Los países nocturnos (1996) y Metales pesados (2001). Fueron premiados y leídos, cosa no menor. Después, en 2009, su voz poética se apagó. El poema se largó por donde había venido. Hasta que trece años más tarde, regresó.

Euforia (Tusquets) es la historia de este reencuentro. De cómo los versos volvieron llenando de felicidad el papel y al poeta. Porque este un libro para cantar de alegría, de gozo. Un libro que se detiene en el amor a las personas queridas, a los amigos, a las situaciones en las que nos sentimos bien aunque sea salir a comprar al supermercado. Nada de lloros, dramones ni malditismos. Marzal es el poeta que apunta a las cosas que no vemos para que las veamos y las disfrutemos. Para eso están los poetas y no las máquinas, como queda constancia en esta entrevista amable y tranquila hecha por teléfono.

placeholder 'Euforia', de Carlos Marzal
'Euforia', de Carlos Marzal

PREGUNTA: Llevaba más de diez años sin publicar poesía. ¿Qué pasó?

RESPUESTA: Hacía 13 o 14 años que ni publicaba ni escribía. He estado mucho tiempo sin escribir ningún poema. Me he dedicado a otros géneros, novela, cuento, ensayos, aforismos, pero hacía mucho tiempo que no escribía poesía. Creo que ha sido porque la poesía es muy especial, muy suya, muy caprichosa y hay veces que nos abandona. No es que yo la hubiera querido dejar sino que fue ella la que se marchó y ahora ha vuelto y en el último año y medio, dos años, he escrito este libro. Y sí, hay euforia, alegría, voluntad de cantar los aspectos más intensos y gratos de la vida, cantar a las personas que uno ama, a los amigos, a las pequeñas cosas que nos hacen felices. Pero también hay euforia en el sentido etimológico de la palabra. En griego no es la alegría extrema que ha terminado por significar sino que es una capacidad para resistir las adversidades del mundo. Una fuerza para soportar las penalidades de la vida. Y en este libro hay de las dos cosas.

P: En los noventa y principios de los 2000 era muy prolífico…

R: Sí. Mayor regularidad. Ahora publico cada cierto tiempo, pero libros abundantes. Este tiene 116 poemas, que son muchos para un libro del género, que tienen entre 30 y 50 poemas.

"Para un poeta escribir un poema es la justificación de un día"

P: ¿Cómo nota uno que la poesía se va?

R: Porque no la escribe. Se sienta y no es capaz de escribir un poema. Yo no soy capaz de sentarme con una idea y forzarme a escribir un poema. Lo puedo hacer con un artículo que tengo que entregar. Lo puedo hacer con una novela que tenga en marcha. Pero no lo hago con la poesía. Yo necesito un clima especial, no solo tener la música, la idea, estructura… es algo que no sé explicar muy bien, pero se puede resumir en un clima espiritual.

P: ¿Le daba rabia cuando se sentaba y no le salían los poemas?

R: Yo soy muy poco dramático. Procuro no ponerme estupendo. No lo veo como una tragedia. Para mí escribir es muy importante, fundamental, pero si no lo hago tengo muchas otras cosas en la vida que me apasionan y hacen feliz. Los poetas cuando no escribimos poesía la echamos de menos, no terminamos de estar todo lo contentos que deberíamos, pero yo no quiero hacer nunca un drama ni un episodio trágico de todas estas cosas. He pensado mucho en que me habría gustado escribirla, en que empezaba a ser mucho tiempo el que había pasado sin hacerlo. Pero por una parte me curaba con otros géneros y tengo muchas aficiones y gustos, cosas que me distraen de las penalidades.

"La poesía es muy especial, muy suya, muy caprichosa y hay veces que nos abandona. No es que yo la hubiera querido dejar, fue ella la que se marchó"

P: ¿Y cómo nota uno que la poesía vuelve? ¿Se sienta uno delante del folio y eso brota?

R: Exactamente. Fluye. Uno nota que tiene una apetencia superior para sentarse y cuando se sienta los poemas vienen. Y a veces vienen en cascada. Yo he llegado a escribir tres y cuatro poemas en un día, cosa que es rara. Otras veces pasa una semana y solo escribes uno. O estás dándole vueltas a unos versos… Pero estás con esa predisposición del ánimo especial, y luego encuentras una habilidad que antes no existía para escribir.

P: Uno de sus poemas se titula ‘El iluso’ y comienza: “Hoy he escrito un poema y eso basta”.

R: Para un poeta escribir un poema es la justificación de un día. Hay una famosa carta de Flaubert donde dice que ha pasado todo el día trabajando enloquecidamnete para al final consegir cambiar una coma de sitio. Bueno, pues eso es muy real. Un escritor se siente justificado y que ha trabajado lo que debía trabajar cuando está contento con el trabajo que ha hecho aunque sea mover una coma, cambiar un adjetivo, aclarar una oración que resultaba confusa… Y no digamos ya cuando escribe un poema y ese poema le deja satisfecho.

P: Precisamente hay otro poema que se titula ‘Una temperatura del espíritu’ y que comienza: “Mi escritura requiere un cierto clima/una temperatura del espíritu/ que se aproxime a la felicidad”. Por lo del clima espiritual.

R: Yo hace mucho que renuncié a llorar demasiado en los poemas. Hace mucho tiempo que renuncié a escribir desde el lado oscuro que todos tenemos, desde la amargura o desde la decepción. Todo eso sé que existe. De todo eso participo yo, como todos. Pero creo que la labor del poeta es la de cantar más que la de llorar. A veces cantar con llanto, pero un llanto festivo, celebratorio.

"Creo que la labor del poeta es la de cantar más que la de llorar. A veces cantar con llanto, pero un llanto festivo, celebratorio"

P: Antes me contaba que euforia también remitía a euphoría o cómo enfrentarse a las adversidades.¿Durante todos estos años sin escribir poesía ha habido muchas adversidades que han impedido esa felicidad que hiciera brotar los poemas?

R: Bueno, no… Yo necesito ese clima pero no quiere decir que en mi vida diaria, mi intimidad haya sido infeliz, todo lo contrario, me considero una criatura muy bien asentada en el mundo, un huésped muy agradecido para con mi vida y lo que me ha tocado vivir. Pero el clima de la escritura sí ha de ser de alegría, de felicidad. Y por lo que sea no lo conseguía a la hora de escribir poemas.

P: ¿Ha tenido algo que ver que cumpliera 60 años? Habla de eso en otro de los poemas.

R: La edad es un inconveniente siempre. Envejecer no tiene demasiada gracia. Yo tengo la suerte de estar envejeciendo físicamente bien, sin demasiados trastornos ni molestias, pero cuando se tienen 60 uno sabe que no tiene 20 y que las cosas que uno podía hacer y que le entusiasmaban a los 20 y las sorpresas sobre el mundo van decayendo. Pero como soy alguien fundamentalmente optimista, aun envejeciendo quiero seguir aquí durante muchos años.

placeholder Carlos Marzal (Víctor González)
Carlos Marzal (Víctor González)

P: Optimista, pero tiene otro poema que dice: “Da miedo ser feliz”. Y sí, hay cierto vértigo cuando uno está bien.

R: Sí, hay veces en las que la felicidad nos parece inmerecida. Cuando uno mira el mundo y lo que hay alrededor se da cuenta de que la vida que le ha correspondido, cuando está de acuerdo con ella es obra del azar. Y eso da un poco de vértigo, da miedo la felicidad propia.

P: Al Carlos Marzal que empezó en esa poesía de la experiencia hace más de 30 años, ¿qué le parecerían estos últimos poemas?

R: Yo creo que no le disgustarían porque mi idea de la poesía no ha cambiado tanto. Los fundamentos de mi idea de la literatura son muy parecidos a los que tenía a los 18-20 años, cuando me estaba formando como lector o aprendiz de escritor. Buscaba hablar de ls asuntos importantes de la vida. Entiendo la poesñia desde entonces como algo autobiográfico. Una poesía que aspira a la claridad. A mí me interesa mucho que me entiendan, me ha interesado siempre. No me parece razonable que un poeta aspire a la oscuridad, a convertirse en ininteligible,m aunque sé que hay muchos partidarios de la oscuridad y del sinsentido. Y esto el poeta de 18 años lo pensaba de una forma similar. Este libro lo habría podido leer sin sentirse avergonzado de lo que leía ni enfadado con el autor.

"Al Carlos Marzal de 18 años yo creo que no le disgustarían estos poemas porque mi idea de la poesía no ha cambiado tanto"

P: En este mundo vertiginoso en el que hablamos y opinamos sin pensar, ¿qué lugar ocupa la poesía, un género que exige pararse un poco?

R: Es un género importantísimo para aquellos que consideramos importantísima la poesía. Es decir, para los lectores. Como decía Paco Brines, la poesía no tiene público, no es la música pop, no es el cine, ni siquiera es la novela, pero tiene devotos, incondicionales, que son los buenos lectores. Y para esos lectores es una forma de estar en el mundo, en enfrentarse a la realidad, entender la vida… Yo entiendo el mundo en parte gracias a los poetas que me han enseñado a mirarlo, a sentirme conforme o disconforme con la realidad.

P: ¿Se imagina un mundo al que vamos o más bien estamos ya en el que el robot sustituya al poeta?

R: Llevamos muchos años con muchas infraestructuras y maquinarias que aspiran a suplantar al artista. Pero esto es una quimera y un absurdo. La IA, como casi todos los avances de la tecnología, lo que hará será cambiar el soporte, modificar la transmisión, pero no lo que hacemos los seres humanos. Eso es absurdo. Por mucho que hayan cambiado las cosas los intereses humanos son los mismos que los del hombre de las cavernas. Desde el punto de vista sentimental no hemos avanzado mucho desde el hombre de las cavernas hasta el viajero a la Luna. Nos movemos por amor, por desamor, por odio, por codicia, ambición… Las pasiones van a seguir siendo las mismas y las van a seguir cantando y contando los hombres.

"Llevamos muchos años con muchas maquinarias que aspiran a suplantar al artista. Pero eso es una quimera y un absurdo"

P: Sí hay poemas de robots, no obstante.

R: Sí, sí, ya lo han hecho. Y han pintado cuadros…. Son cosas que se pueden hacer con unas instrucciones determinadas… Sí, esas máquinas combinatorias han existido siempre desde hace muchos siglos, pero me parece que no podrán suplantar la inspiración, ese no se sabe qué que termina siendo la verdad del arte.

P: Volviendo al libro, ¿se ha dejado algún poema fuera?

R: Me he dejado fuera bastante poemas, 20 o 30. Yo siempre someto todos los libros al escrutinio de buenos amigos que los leen con cariño pero tambien con dureza, con las tijeras en la mano, y suelo hacer caso cuando me recomiendan que cambie el título, modifique unos versos, no incluya determinados poemas… Y les he hecho caso.

P: Hay que hacer caso a los amigos.

R: Si uno tiene buenos amigos que a la vez son buenos lectores tiene un tesoro.

placeholder El escritor vasco Kirmen Uribe (d),  poeta valenciano Carlos Marzal y la poetisa catalana Laia Noguera, en 2009 (EFE)
El escritor vasco Kirmen Uribe (d), poeta valenciano Carlos Marzal y la poetisa catalana Laia Noguera, en 2009 (EFE)

P: ¿Qué poema resume mejor la Euforia de este libro?

R: La imagen, el retrato moral del escritor que aparece en el libro sale del conjunto. Pero hay un poema que me gusta mucho que es La lista de la compra. Me da la impresiónd e que resume la idea de lo autobiográfico. Para mí lo autobiográfico es todo, desde la poesía confesional a la lista de la compra. La lista de la compra tiene su poesía como tiene su poesía y encanto todo un universo menor que parece que no es digno de ser cantado por los poetas, pero que a mí me parece que sí que lo merece. Los poetas lo que hacemos es colocar una lente de aumento sobre lo que es minúsculo para darle el tamaño y la temperatura que requieren. Porque nuestra vida está hecha de eso, de pequeñas anécdotas y pequeños objetos, de pequeñas aventuras. Y si no las cantamos los poetas no las canta nadie.

"Para mí lo autobiográfico es todo, desde la poesía confesional a la lista de la compra. La lista de la compra tiene su poesía"

P: Y nos perdemos muchas cosas que tenemos delante de nuestros ojos.

R: Por supuesto. Nos perdemos la intensidad y la verdad del mundo. Yo creo que no salimos a cazar todos los días leones, no nos embarcamos en viajes estelares sino que lo que hacemos son nuestras rutinas cotidianas, nuestras naderías sentimentales. Pero eso es nuestro tesoro, nuestra vida.

P: Por cierto, en este libro le canta mucho y bien a Valencia, su tierra.

R: Nunca lo había hecho tanto. He tenido que esperar 60 años para decidirme a cantar a la ciudad en que vivo, con la que uno siempre mantiene extrañas relaciones, de apasionamiento, pero también de crítica, intimidad y aborrecimiento en ocasiones. En cualquier caso, soy un enamorado de mi ciudad y del Mediterráneo. Son una forma de vida. Cada día pienso que lo mediterráneo no es solo un paisaje sino un concepto vital, una forma de hedonismo, una forma de mirar el mundo con más tranquilidad en una época de vértigo donde todo sucede a la velocidad de la luz, para que las cosas sucedan más en favor de la luz que de la velocidad, hay que pararse, detenerse y mirar con paciencia. Y eso lo da una forma de vivir, comer, pensar en el tiempo, tratar de disfrutar de los placeres, la sensorialidad… Y eso es el concepto de lo mediterráneo.

A finales de los noventa y principios de los 2000, Carlos Marzal (Valencia, 1961) era uno de los nombres estelares de la poesía española. Poesía de la experiencia, de la vida cotidiana, aquella que canta a los detalles más pequeños, limpia y clara. De la época son libros como Los países nocturnos (1996) y Metales pesados (2001). Fueron premiados y leídos, cosa no menor. Después, en 2009, su voz poética se apagó. El poema se largó por donde había venido. Hasta que trece años más tarde, regresó.