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Diablos y hongos: ¿provocó el LSD la caza de las brujas de Salem?
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Diablos y hongos: ¿provocó el LSD la caza de las brujas de Salem?

Míriam del Río publica 'La otra cara de la historia', un libro que desmiente algunas de las falsas creencias populares del pasado y resuelve otras tantas

Foto: Ilustración de los Juicios de Salem
Ilustración de los Juicios de Salem

“Mouchos, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasnos e diaños; espíritos das neboadas veigas, corvos, píntegas e meigas…”. Así se entona la noche (máxica) de San Xoán - 24 de junio- en Galicia; un canto a la persecución de las brujas y meigas. Conjuros y rituales en torno a llamas azules sobre la queimada. Aguardiente evaporada para espantar a los malos presagios, cultura popular en torno a lo místico y hogueras a la orilla de la playa. ¡Y no solo en Galicia! Mitos y leyendas rodean también a las brujas de Zugarramurdi (Navarra), cuando en 1610 una vecina acusó a algunos vecinos del pueblo de participar en actividades demoníacas en la cueva de la Infernuko Erreka. El Tribunal de la Inquisión de Logroño condenó a más de 50 personas, la mayoría mujeres con altos conocimientos de medicina natural.

No es ningún secreto que la Edad Media y Moderna fue el escenario de persecuciones a mansalva por conductas ilícitas contrarias a la fe cristiana. Al otro lado del charco, el pequeño pueblo de Salem (Massachusetts) amplió con creces su popularidad por los extraños comportamientos de dos niñas del pueblo. La periodista Míriam del Río recoge en ‘La otra cara de la historia’ (Luciérnaga) la explicación detrás de las acusaciones diabólicas de los hechos acaecidos a finales del siglo XVII en Salem.

placeholder Portada de 'La otra cara de la historia'. (Luciérnaga)
Portada de 'La otra cara de la historia'. (Luciérnaga)

Las brujas de Salem

Cuando en 1692 un grupo de niñas de Salem -colonia británica de Nueva Inglaterra- empezaron a sufrir convulsiones, espasmos y actos de locura, la explicación más racional solo podía estar relacionada con Satanás. Era evidente que las jóvenes habían sido embrujadas, poseídas por el diablo en un acto de mala fe. La histeria y la paranoia se instaló en el pueblo: por un lado, las víctimas de tales desdichas, por otro, quienes aseguraban que solo el demonio podría causar semejantes atrocidades.

Betty Parris y Abigail Williams, de nueve y once años, empezaron a actuar como si una posesión diabólica les hubiera corrompido. Les ardía el cuerpo, ladraban como perros, perdían el control. Acusaron a tres mujeres de haberlas hechizado: una esclava propiedad del padre de Betty, una vagabunda del pueblo y una mujer reputada pero enfrentada con los Putman (los mandamás de Salem). Tibuta, Sarah Good y Sara Osborne fueron condenadas por la “evidencia espectral”. “Se aceptaron como creíbles los testimonios en los que los denunciantes afirmaban que eran atormentados en sueños por los acusados. ¡En sueños!”, explica del Río.

Con semejante argumentario, Bridget Bishop fue también acusada de embrujar a algunas de las niñas contagiadas y fue ahorcada el 10 de junio de 1962. Bajo esta premisa fueron imputadas distintas mujeres que, por las razones que fuere, no eran de buen gusto en el pueblo. Por no concordar plenamente con Dios, por tener disputas con las familias más adineradas o por cualquier cuestión que se le antojase al acusador de turno.

Pan de centeno

Lo de juzgar en base a visiones en sueños está claro que, a día de hoy, lo vemos ridículo, pero los síntomas de las jóvenes eran reales. ¿De dónde narices venía esta paranoia? De un hongo con efectos similares al LSD.

Las víctimas diabólicas estaban sufriendo algo parecido a un viaje de LSD

El consumo de pan de centeno era masivo -se conservaba mejor que el trigo- y lo de las intoxicaciones alimenticias no era una cuestión especialmente preocupante en la época. De ser así, quizá no se hubieran cometido semejantes atrocidades como los juicios de Salem y similares. La realidad era que las víctimas diabólicas estaban sufriendo algo parecido a un viaje de LSD.

El cornezuelo o ergot es un hongo parásito que con las condiciones meteorológicas adecuadas se reproduce en las espigas del cereal. E ingerirlo puede provocar efectos neurológicos tales como las alucinaciones psicotrópicas. Familias enteran consumían pan infectado y la condena por brujería se presentó como una solución palpable. Lo que hoy se conoce como ‘ergotismo’, antaño era una posesión maligna a manos de las brujas.

placeholder Cornezuelo en el centeno
Cornezuelo en el centeno

La condena por hechicería satánica se produjo por varias causas. Los clérigos se presentaban como las más eruditas fuentes de información -en tiempos de disputa entre el catolicismo y el protestantismo- y lo único permeable, sacro y puro debía estar relacionado con la fe. El puritanismo de Salem, junto con el analfabetismo de la sociedad, colaboró con tales supersticiones. Si a esto le sumas que en 1487 dos monjes dominicos publicaron ‘Malleus Maleficarum’, un profundísimo estudio sobre el origen del mal atribuido a la existencia de brujas y hechiceras del mal; se entiende el ‘modus operandi’ de los jueces e inquisidores.

Todavía faltaban tres siglos para el descubrimiento por accidente del LSD de Albert Hoffman y la celebración del Día de la Bicicleta, asociado al 19 de abril por el recorrido del científico en dicho medio de transporte tras ingerir la primera pastilla de ácido. Nada que ver con Satanás, sino con la química. El fenómeno Salem ha cautivado tanto a las sociedades que escritores como Arthur Miller publicaría la famosísima obra al respecto en 1953. Lo mismo ocurrió con Nathaniel Hawthrone en ‘La casa de los siete tejados’ (1851) o ‘Yo, Tibuta, la bruja negra de Salem’ (1986) de Maryse Condé. Y con Silvia Federici, quien recientemente publicó 'Brujas, caza de brujas y mujeres' (Traficantes de sueños), donde relaciona la caza y violencia contra las mujeres con los orígenes del capitalismo y el Estado Moderno.

Míriam del Río profundiza en el hundimiento del Titanic, el ocultismo nazi, las piedras de Stonehenge o el área 51, entre otros. Cuestiones sin resolver y curiosidades históricas más allá de los libros poniendo el ojo precisamente en 'El otro lado de la historia'.

“Mouchos, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasnos e diaños; espíritos das neboadas veigas, corvos, píntegas e meigas…”. Así se entona la noche (máxica) de San Xoán - 24 de junio- en Galicia; un canto a la persecución de las brujas y meigas. Conjuros y rituales en torno a llamas azules sobre la queimada. Aguardiente evaporada para espantar a los malos presagios, cultura popular en torno a lo místico y hogueras a la orilla de la playa. ¡Y no solo en Galicia! Mitos y leyendas rodean también a las brujas de Zugarramurdi (Navarra), cuando en 1610 una vecina acusó a algunos vecinos del pueblo de participar en actividades demoníacas en la cueva de la Infernuko Erreka. El Tribunal de la Inquisión de Logroño condenó a más de 50 personas, la mayoría mujeres con altos conocimientos de medicina natural.

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