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Las pequeñas librerías de Madrid, en guerra contra la Comunidad: "Cerraremos el 90%"
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Las pequeñas librerías de Madrid, en guerra contra la Comunidad: "Cerraremos el 90%"

Piden que se modifique el acuerdo marco para la adquisición de libros escolares que aseguran les impone medidas draconianas

Foto: Valentín García, portavoz de la Asociación de Pequeñas Librerías de Madrid, en su librería de Torrejón de Ardoz (Madrid)
Valentín García, portavoz de la Asociación de Pequeñas Librerías de Madrid, en su librería de Torrejón de Ardoz (Madrid)

Hortensia ha tenido que volver a su librería. Aquella que montó hace 33 años en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz y que dejó a su hijo Valentín cuando se jubiló. La librera es tan conocida que, pese a que la librería se llama Abascal, todo el mundo la conoce por librería Hortensia. La culpa de esta vuelta, a sus 73 años, no la tiene del todo el coronavirus, que obligó a cerrar estos locales durante tres meses y que ya ha supuesto un duro golpe al negocio, sino otro obstáculo con nombre feo: el Acuerdo Marco del Plan Accede para la adquisición de libros escolares de la Comunidad de Madrid. Su hijo Valentín García, portavoz de la Asociación de Pequeñas Librerías de Madrid, lo expresa con claridad a El Confidencial: “Si ya con la pandemia pensábamos que podrían cerrar el 40-50% de las pequeñas librerías madrileñas ahora pueden llegar al 90%”.

Por partes. Este Plan Accede fue aprobado por la Comunidad de Madrid en diciembre de 2018 dotándose con 200 millones de euros, según fue anunciado entonces, aunque no ha comenzó a funcionar hasta este curso 2019/2020. El Plan consiste en que los centros crean un banco de libros con los que entregan las familias. Para entrar tienen siempre que entregar un curso en perfecto estado pagado por ellos. Los colegios compran cada año -después facturan a la Comunidad- los libros de 1° y 2° de primaria, porque los niños escriben en ellos y no se pueden reutilizar, y dos cursos del resto de la etapa obligatoria. Este año compran 3° de primaria y 1° de la ESO. ¿Cuál es el problema de este sistema? Según las pequeñas librerías, las condiciones que les imponen para la licitación y poder vender a los centros escolares son draconianas y no les favorecen.

Con este Plan Accede junto con la pandemia pueden cerrar hasta el 90% de las pequeñas librerías en Madrid

“Para empezar, uno de los grandes problemas de este sistema es que solo puede haber un proveedor único por colegio”, sostiene Valentín, con lo cual muchas librerías se quedan fuera como proveedoras. Por otro lado, el acuerdo exige que los libros deben ser entregados forrados y etiquetados con pegatinas del programa Accede. “Y yo en ese aspecto no puedo competir con una empresa que tiene un montón de empleados y puede hacer ese servicio de forma mucho más barata que yo”, añade el librero. Otro de los requisitos es que para presentarte a cada lote -las parcelaciones que ha hecho la Comunidad de todo el territorio para la venta de los libros escolares- es necesario tener a una persona en la librería y otra en atención al cliente como mínimo durante todo el curso escolar. Es decir, dos personas en negocios que muchas veces son tan pequeños que son unipersonales. Este requisito es que el hizo que Hortensia, ya jubilada, volviera a su librería: “Es la única manera que tenía para poder presentarme a la licitación, que mi madre siguiera como titular de la librería y yo fuera la persona de atención al cliente”, cuenta Valentín.

92 librerías de mil

Su librería ha resultado adjudicataria para este curso junto a otras 170, aunque de estas solo 92 son consideradas realmente librerías. “El resto son editoriales que pueden vender directamente libros, distribuidoras, o incluso Carrefour, que se ha presentado a todos los lotes de la comunidad porque ellos sí pueden tener personal; luego hay empresas de venta por internet que no conocemos en el sector, son empresas que solo se han presentado a este concurso”, comenta Valentín. En realidad, pese a que encuentran grandes empresas y hasta editoriales entre las que conseguido la adjudicación para vender libros la guerra no va tanto por ahí: “En esto estamos todos unidos, desde CEGAL a ANELE y FANDE, las asociaciones de editoriales de libros de texto y distribuidores porque ellos también saben que sin las pequeñas librerías, las ventas de libros van a caer mucho”, resume el librero. En total hay unas 1000 librerías en la comunidad madrileña por lo que solo un 10% de las empresas han sido las beneficiarias.

En total hay unas 1000 librerías en la comunidad madrileña por lo que solo un 10% de las empresas han sido las beneficiarias

Por tanto, lo que todos quieren es que este acuerdo marco se modifique y que la Comunidad apueste por el cheque-libro, que es el sistema que funciona en casi todas las autonomías y que incluso estuvo vigente en Madrid durante los años del Gobierno de Esperanza Aguirre. “La única comunidad que implantó este sistema del plan Accede fue Murcia y de las 400 librerías que había, en el primer año cerraron 150. Murcia rectificó y ahora funcionan con el cheque libro”, comenta Valentín. El cheque-libro es un sistema mediante el cual a los padres se les entrega un documento, generalmente una hoja impresa con los datos del alumno y los libros que tiene que adquirir, la familia acude a la librería, centro comercial o donde quiera a recoger los libros, y entrega ese documento, después la librería emite una factura y adjunta los justificantes para que la administración, la comunidad de Madrid, le abone el importe de los libros entregados. "Realmente la única diferencia en la gestión es que en lugar de centralizarlo todo en los centros, se encargan las familias y permite que sigan acudiendo a las librerías", comenta Valentín.

Además, los libreros saben que este año es particularmente difícil, ya que tampoco se ha podido vender ni el Día del Libro ni la Feria del Libro de El Retiro. La gran baza era septiembre con los libros de texto. “Con el dinero que conseguimos en septiembre aguantamos las épocas en las que no se venden libros. Pero este año que hemos estado cerrados por la pandemia ya no queda tesorería para poder aguantar”, admite Valentín.

El Defensor del Pueblo les da la razón

Durante todo este curso los libreros han tenido varias conversaciones con la Consejería de Educación que dirige Enrique Ossorio (PP). También se han formulado varias preguntas desde el Partido Socialista. Incluso se han dirigido al Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, quien les ha dado la razón y, aunque no es vinculante, ha instado a la consejería a que se modifique este acuerdo-marco porque discrimina a estos pequeños negocios.

placeholder Enrique Ossorio, consejero de Educación (EFE)
Enrique Ossorio, consejero de Educación (EFE)

El Confidencial también ha preguntado a la Consejería por este asunto, que ha señalado que “no es posible suspender este Acuerdo Marco de cara al curso 2020/21 por cuestión de tiempo, ya que se encuentra en vigor y para su suspensión sería necesario un acuerdo de renuncia de todos los licitadores, así como la modificación de la ley 7/2017 de gratuidad de libros de texto y material curricular de la Comunidad de Madrid. Resulta completamente imposible realizar todos estos trámites antes del inicio de curso del próximo curso escolar”. Además, sostienen que se suscribió con 183 adjudicatarios y entró en vigor el 1 de noviembre de 2019, por lo que “tiene fuerza vinculante entre las partes firmantes y el plazo de vigencia sería hasta el 30 de abril de 2023”. No obstante, sí abren la puerta a una posible modificación: “El próximo año valoraremos debidamente tanto el funcionamiento del Acuerdo Marco como la posible modificación de la ley con el objeto de explorar otras opciones con el suficiente tiempo para tomar una decisión definitiva”.

Consejería de Educación: "No es posible suspender este Acuerdo Marco de cara al curso 2020/21 por cuestión de tiempo"

Para Valentín García, como para el resto de libros, no obstante, el año que viene ya sería demasiado tarde. “No podemos estar el curso que viene sin vender ningún libro”, advierte. Además, en cuanto a la solución que les da la comunidad apostilla: “Yo no puedo pedir que mis asociados que renuncien porque eso sería ilegal, ya que sería un acuerdo entre los adjudicatarios para tumbar un contrato público y eso es ilegal y la comunidad podría sancionarnos”.

De momento no hay más reuniones con la consejería en una fecha próxima. El librero también se pregunta cómo se va a llevar a cabo el Plan Accede este año. “Los centros escolares deberían estar comprando ahora los libros, pero como no han estado abiertos… Todavía no hay un listado de los alumnos que van a apuntarse al plan Accede porque los niños todavía no se han matriculado. Y, además, ¿cómo se van a recoger este año los libros que han estado en las casas este curso con el coronavirus? No hay protocolos…”.

Por todo esto, Hortensia ha tenido que regresar a su librería. Y esperan que la Comunidad rectifique. Por el bien de las mil pequeñas librerías que hay en la región. "Con el sistema de compra por los centros, no sólo han excluido a las librerías que no han licitado de vender libros de texto, sino que además las familias recogen los libros en el colegio directamente y no visitan las librerías en la vuelta al cole, lo que también supone ventas y una "tradición" de visitarnos que se pierde", zanja Valentín.

Hortensia ha tenido que volver a su librería. Aquella que montó hace 33 años en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz y que dejó a su hijo Valentín cuando se jubiló. La librera es tan conocida que, pese a que la librería se llama Abascal, todo el mundo la conoce por librería Hortensia. La culpa de esta vuelta, a sus 73 años, no la tiene del todo el coronavirus, que obligó a cerrar estos locales durante tres meses y que ya ha supuesto un duro golpe al negocio, sino otro obstáculo con nombre feo: el Acuerdo Marco del Plan Accede para la adquisición de libros escolares de la Comunidad de Madrid. Su hijo Valentín García, portavoz de la Asociación de Pequeñas Librerías de Madrid, lo expresa con claridad a El Confidencial: “Si ya con la pandemia pensábamos que podrían cerrar el 40-50% de las pequeñas librerías madrileñas ahora pueden llegar al 90%”.

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