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Gianni Rodari, el comunista que enseñó a los niños a amar los libros
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Gianni Rodari, el comunista que enseñó a los niños a amar los libros

Este 2020 se cumplen cien años del nacimiento y cuarenta de la muerte de este autor italiano que cambió la literatura infantil. En España fue muy publicado en los ochenta

Foto: Gianni Rodari enseñó a crear historias a muchos niños en los sesenta
Gianni Rodari enseñó a crear historias a muchos niños en los sesenta

Antes de Benjamin Button estuvo el barón Lamberto, un hombre viejísimo que gracias a una secreta técnica oriental comienza a rejuvenecer hasta convertirse en un bebé. Esta historia, 'Érase dos veces el barón Lamberto', la ideó el escritor, periodista y pedagogo italiano Gianni Rodari (1920-1980) en 1978, poco antes de su muerte. Un bello epitafio a una dilatada carrera en la que, ante todo, primó la imaginación y la fantasía, cambió por completo la pedagogía en las escuelas y fue una muestra de que hubo una Italia, en los años sesenta y setenta, en la que había espacio para la creatividad y para las ideas progresistas en la educación. Nada que ver con el país actual que, como decía hace unos días el escritor Antonio Scurati, autor de una exitosa biografía novelada de Mussolini, ha sido impregnado por el populismo, el ‘salvinismo’, y el discurso facilón.

Rodari, del que este año se cumple el centenario de su nacimiento, el 40 aniversario de su muerte y el 50 de la obtención del premio Hans Christian Andersen -el más prestigioso de la literatura infantil- no sólo fue un escritor para niños muy reconocido en Italia. También tuvo numerosos jóvenes lectores España y forma parte del canon lector de muchos de los que hoy frisan o pasan de los 40 años de edad junto a otros autores como la austriaca Christine Nöstlinger o la sueca María Gripe.

Rodari forma parte del canon lector de muchos de los que hoy frisan o pasan de los 40 años de edad junto a otros autores como Christine Nöstlinger

Lumen se anticipó a todos al publicar 'Jip en el televisor' en 1964, pero su estrella creció principalmente en los ochenta y principios de los noventa, cuando fue publicado por sellos como la mítica colección Barco de Vapor, de SM o Bruguera. Y nunca ha llegado a desaparecer de las librerías alcanzando incluso una cierta resurrección recientemente con la publicación en Blackie Books de sus libros de pedagogía, 'Gramática de la fantasía' y 'El Libro de la Fantasía', a los que se suman 'Cuentos por teléfono', en la editorial Juventud, 'La góndola fantasma', en Anaya o 'Cuentos al revés', en Santillana. Y es un escritor, hoy por hoy, muy bien traducido al catalán, euskera y gallego.

El periodista rojo

Pero la biografía de Rodari abarca mucho más que la de un famoso escritor de libros infantiles. Nacido en Omegna, al norte de Italia, muy cerca de Suiza, era hijo de panaderos. Se quedó huérfano de padre muy pronto y cuando aún no había cumplido los veinte se paseaba con sus amigos de taberna en taberna tocando el violín. Hasta que su madre dijo basta.

Comenzó a estudiar magisterio -para intentar evitar el servicio militar con el que no estaba nada de acuerdo-, y se le cruzó el fascismo. Para conseguir trabajo como maestro tuvo que acudir a la Casa del Fascio de Milán y afiliarse al Partido Nacional Fascista. Era la única manera de obtener empleo como funcionario. Al llegar la guerra fue destinado al hospital de Milán y ahí comenzaron sus coqueteos con La Resistencia. Por varias razones: su hermano Cesare fue apresado y llevado a un campo de concentración alemán (sobrevivió) y dos de sus mejores amigos murieron en el frente. Para 1944 ya había roto el carné fascista y se había afiliado al Partido Comunista Italiano.

Se afilió al Partido Nacional Fascista, pero durante la guerra rompió el carné y se pasó al Partido Comunista Italiano

Tras la guerra comienza su faceta como periodista en publicaciones ligadas al partido comunista y socialista como 'El Orden Nuevo', que dirige en 1945 o 'L’Unitá', donde trabaja en la sección de Cultura hacia 1947 y crea 'El Domingo de los Pequeños', una subsección del periódico dirigida a los niños.

Es en esos años cuando aumenta su interés por llevar la literatura a los más pequeños y consigue publicar dos historias, 'El libro de las retahílas' y 'Las aventuras de Cipollino'. Este último, por cierto, tuvo un enorme éxito en la URSS, a donde el periodista acudiría habitualmente en la década de los cincuenta. De hecho, el niño Cebolla, que se enfrenta al malvado caballero Tomate y lucha contra la opresión y las desigualdades sociales, es un personaje hiperreconocible para los niños soviéticos de los sesenta y setenta puesto que se hicieron un par de adaptaciones cinematográficas animadas. En España el libro se publicó por primera vez en 1982 con el nombre de 'Las aventuras de Cebollín' (Bruguera).

Excomulgado por el Vaticano

Amigo de la periodista comunista Dina Rinaldi, en los cincuenta trabajaron juntos en el semanario juvenil 'Il Pionere' (Los Pioneros). En él aparecían personajes como Cipollino, Atomino o Stenderello y se contaban historias de la Resistencia y problemáticas sociales. Se podía comprar el kiosko libremente y alcanzó una relevancia importante. Tanto que al Vaticano le llegó a molestar lo que tachó de adoctrinamiento a los niños y excomulgó a Rodari. Hoy, por cierto, estas revistas se pueden encontrar en su versión digital.

placeholder Rodari era muy apreciado por los niños
Rodari era muy apreciado por los niños

Durante esta década trabajó para diversos periódicos siempre ligados a la izquierda y siguió escribiendo libros para niños, aunque tenía más problemas para publicarlos. Se casó con la política Maria Teresa Ferretti, del Partido Democrático Popular, una coalición entre el Partido Socialista y el Partido Comunista que se montó en esta década y que duró hasta 1956.


Labor pedagógica

Su verdadera labor pedagógica se inicia en los sesenta cuando es llamado por las escuelas para leer historias, inspirar a los niños y mostrar nuevas técnicas de enseñanza a los profesores. Rodari era particularmente apreciado en la región de la Emilia-Romaña con ciudades como Bolonia, a la que se le ha tildado de ‘ciudad roja’ y donde, por otra parte, se celebra la feria de libros infantiles y juveniles más grande e importante del mundo. Y era en las escuelas donde conocía cómo reaccionaban los niños, qué era lo que les interesaba realmente. Lo más valioso del pedagogo, tal y como se ha destacado posteriormente -y hoy se puede apreciar en documentales grabados en la época- era cómo conseguía combinar la función didáctica y la diversión. Siempre tenía que estar presente el juego, lo que fue un cambio total frente a la pedagogía más conservadora anterior. “En lo que creía Rodari era en el poder liberador de la fantasía”, señala la voz en off de un documental grabado en un colegio hacia los sesenta.

El contexto político de esta época era el de una Democracia Cristiana que ganaba todas las elecciones, pero también el de un Partido Comunista que siempre quedaba por delante del Partido Socialista y con bastante diferencia.

Estos métodos fueron agrupados en el libro 'Gramática de la fantasía', dirigido a padres y profesores y “aquellos que confían en la imaginación infantil, para quien conoce el poder de liberación que puede tener la palabra”, como indica el propio Rodari en el texto. Para él era evidente que “es necesario que la imaginación tenga su lugar en la educación”. Y, de alguna manera, consideraba a los niños lo suficientemente autónomos para desarrollar su propia creatividad. Este libro fue publicado por Giulio Einaudi, que se convirtió en su editor de confianza. Einaudi también había tenido su pasado comunista en La Resistencia e incluso había sido arrestado por los fascistas en 1935; no obstante, desde 1945 se había convertido en uno de los editores más importantes de Italia publicando a Pasolini, Elsa Morante, Thomas Man o Man Ray, entre otros autores.

Como cuenta a El Confidencial Miguel Azaola, uno de sus traductores al español, "Rodari era un mago enamorado de las palabras y de su idioma. Hablado y escrito. Y le gustaba jugar. Era capaz de escribir un poema hablando del punto de una “i” o de un acento perdido. Y el juego al que se entregaba era mágico, como él. Por las palabras que utilizaba, por la forma en que las hacía fluir, pero también por la finísima y suave ironía con que reflejaba los contradicciones, las injusticias, los errores y los aspectos esencialmente absurdos de la sociedad. Algo que a los niños, si les cuenta con el humor tierno, chispeante y también absurdo de Rodari, les encanta".

También Carlos Mayor, que ha traducido libros como 'Escuela de fantasía' y 'El libro de los errores', que saldrá en marzo en la editorial Juventud, señala que "traducir a Gianni Rodari es siempre un placer por el reto que supone y una tarea sumamente compleja. Rodari es un autor de una genialidad desbordante, con un oído muy afinado para la lengua oral, y sabe trabajarla con constantes juegos de palabras, rimas, encabalgamientos, cabriolas y dobles sentidos. Su gran logro es, en mi opinión, haber concebido un tipo de cuento que se dirige al niño creador, que lo ayuda a enriquecerse, a construir mientras se educa, que no lo toma por tonto y que no simplifica ni plancha el lenguaje. Por eso sabe conectar tan bien con niños y padres por igual".

Lo más valioso era cómo conseguía combinar la función didáctica y la diversión. Siempre tenía que estar presente el juego

Tanto en esta 'Gramática de la fantasía' como en otros libros están muy presentes las sátiras, los juegos de palabras y el absurdo. Rodari es el creador del ‘binomio fantástico’, un juego sencillo para el que solo hacen falta un diccionario y un cronómetro. Se eligen dos palabras al azar y el niño -o el adulto- tiene que crear una historia en la que estas dos palabras aparezcan relacionadas de algunas manera.

Homenajes y reediciones

Rodari murió de un paro cardiaco durante una operación sencilla en su pierna izquierda en 1980. En ese momento gozaba de gran popularidad en su país. Desde entonces ha tenido homenajes y sigue siendo recordado. De hecho, Lorenzo Fioramonti, ministro de Educación (del Movimiento 5 Estrellas), que dimitió el pasado diciembre, citó al propio Rodari al hacer pública su decisión: “Tenemos que aprender a hacer cosas difíciles”. Y Einaudi va a reeditar en italiano 'Los cuentos por teléfono' en una edición especial junto a otros clásicos del autor. Aquí en España ya se han puesto en marcha varias iniciativas como la obra de teatro 'Ring Ring, cuénteme', basada en los cuentos de Rodari y que se estrenará el próximo 1 de febrero en la sala Mirador de Madrid.

Sin embargo, cuarenta años después de su muerte sus libros y métodos pedagógicos quizá también estuvieran en entredicho y, como sucedió en 1951, alguien los tacharía de adoctrinamiento.

Antes de Benjamin Button estuvo el barón Lamberto, un hombre viejísimo que gracias a una secreta técnica oriental comienza a rejuvenecer hasta convertirse en un bebé. Esta historia, 'Érase dos veces el barón Lamberto', la ideó el escritor, periodista y pedagogo italiano Gianni Rodari (1920-1980) en 1978, poco antes de su muerte. Un bello epitafio a una dilatada carrera en la que, ante todo, primó la imaginación y la fantasía, cambió por completo la pedagogía en las escuelas y fue una muestra de que hubo una Italia, en los años sesenta y setenta, en la que había espacio para la creatividad y para las ideas progresistas en la educación. Nada que ver con el país actual que, como decía hace unos días el escritor Antonio Scurati, autor de una exitosa biografía novelada de Mussolini, ha sido impregnado por el populismo, el ‘salvinismo’, y el discurso facilón.

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