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Mi madre se ha metido al porno
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Mi madre se ha metido al porno

Un tercio del tráfico de internet lo generan contenidos 'hardcore'. Cinco madres montan su propia película X como reivindicación de una educación sexual más sana y respetuosa

Foto: Cuatro de las protagonistas de 'Madres haciendo porno'. (Movistar )
Cuatro de las protagonistas de 'Madres haciendo porno'. (Movistar )

Bueno, mi madre madre no. Lo aclaro antes de que haya cisma familiar.

La primera vez que vi una película porno tenía nueve años. Fui más precoz que la media. Probablemente porque en casa teníamos Canal +, escuela de varias generaciones. Con 14 años, mis amigas y yo ya pululábamos por los alrededores de la cortina fronteriza del videoclub. La vergüenza nos obligó a alquilar 'Sexo y zen', una comedia erótica 'soft', que diseccionamos secuencia a secuencia apartando los futuribles de los no futuribles para el día que perdiésemos la virginidad, que estaba a la vuelta de la esquina, más de lo que creíamos. Y, desde luego, más de lo que nuestros padres podían llegar a imaginar. En casa —incluso entre nosotras mismas—, la conversación sexual seguía siendo no tabú, pero sí incómoda. Y llena de mentiras. Así que el porno del Plus era la puerta más discreta y a mano hacia nuestra propia sexualidad, o al menos una proyección de la misma. Pero había que esperar a la noche, a las ausencias parentales, al estraperlo.

Foto: El espectáculo de un rodaje porno. (Marta Medina)

Ahora, la travesía hasta el porno se ha reducido a dos clics. El porno se ha vuelto nómada y ha salido de la clandestinidad del dormitorio con el pestillo echado. En un portátil, una tablet e incluso un móvil. Millones de páginas de contenido sexual y un acceso tan fortuito para el neófito como un 'banner' o un 'pop up' estratégicamente colocado. Alrededor de un tercio del tráfico de internet lo generan contenidos pornográficos. La mayoría podría describirse como 'hardcore' o sexo duro. Bukkake, DP, gangbang, bondage —opciones en realidad moderadas atendiendo a la oferta disponible—, contenidos cada vez más extremos, que son los que premian los motores de búsqueda para conseguir afiliación y pinchazos. Y la educación sexual, todavía una patata caliente que se pasan entre padres y docentes y que mantiene al porno como principal biblia de introducción a las relaciones sexuales.

Por eso, referentes de la industria del cine adulto como la directora y productora Erika Lust proponen un porno alternativo y responsable con proyectos como 'The Porn Conversation', una iniciativa para que "el porno convencional", en el que "en casi todas las escenas hay violencia gratuita contra la mujer (bofetadas, por ejemplo)" y donde no existe "una representación real de la sexualidad y el placer femenino", se establezca como su fuente primaria en la educación sexual, como denunció en una entrevista con 'Divinity'. La misma idea que ha llevado a las cinco protagonistas de 'Madres haciendo porno', una serie documental que se estrena este viernes en Movistar+, a desarrollar su propia película porno que sea tan atractiva como instructiva para los adolescentes. Un grano de arroz en un arrozal inmenso que, al menos, reactiva el debate.

placeholder Otra imagen de 'Madres haciendo porno'. (Movistar)
Otra imagen de 'Madres haciendo porno'. (Movistar)

Las cinco mujeres —Jane, Sarah, Emma, Anita y Sarah Louise—, que no se conocían antes del documental, se adentran primero en las páginas X más visitadas y después en la industria británica del cine adulto para poder después confeccionar su película porno ideal entre todas. Una que resulte estimulante para los adolescentes pero que, a la vez, incluya cierta pedagogía emocional. O que, como mínimo, no suponga un simple mercadeo de líquidos y empellones de cadera en los que la mujer tenga muchas probabilidades de acabar con un 'lefazo' en el ojo. Una construida desde un punto de vista más femenino y que atraiga también a los hombres. "Estaría bien que hubiese algo de ‘romance’, aunque sea un lío de una sola noche en la parte de atrás de un coche", propone Emma. "El porno que veíamos nosotros en los setenta se considera ahora mismo demasiado blando".

"El porno que veíamos nosotros en los setenta se considera ahora demasiado blando", admite Emma

Eso sí, en 'Madres haciendo porno', aunque aparecen escenas subidas de tono, los genitales están pixelados y las grabaciones se hacen con un pudor que contradice el objetivo de la serie. ¿Cómo se conjuga educación y censura? Tampoco parece muy coherente que los directores presenten a las cinco mujeres asociadas a roles de ama de casa: cocinando un postre, fregando los platos, limpiando la casa...

placeholder Las cinco protagonistas de la serie documental. (Movistar)
Las cinco protagonistas de la serie documental. (Movistar)

Pocos documentos hay más íntimos e inconfesables que el historial de búsqueda de uno. Si se miente a parejas y amigos, a los padres se da por hecho. Pero sorprende el estupor de las madres al descubrir a qué edad empezaron sus hijos e hijas a ver porno y, sobre todo, qué tipo de sexo ofrece internet. Llama la atención que solo una de las cinco madres de la serie admita ser consumidora habitual de contenido X, mientras que el resto se muestran incómodas ante los fluidos y los cuerpos desnudos, una reacción que demuestra que tampoco ellas han recibido una educación sexual efectiva. Y los perfiles de las protagonistas son muy diferentes, pero incluso una madre tatuada y con el pelo de colores confiesa su desconocimiento sobre la materia. "Si fuese una adolescente de 14 años y viese esto estaría petrificada", se asombra. "Me aterraría el sexo. No dejaría a ningún hombre acercarse".

La mayoría ha empezado a acceder a imágenes 'hardcore' desde los 12 años

Entre todas ellas suman 15 hijos de entre seis y 24 años. La mayoría ha empezado a acceder a imágenes 'hardcore' desde los 12 años. O eso admiten. Una de las adolescentes admite que uno de los vídeos que más la sorprendieron al principio fue uno de "alguien comiendo cereales que estaban dentro de un prolapso rectal". Sí, han leído bien. Es más, Hotkinkyjo, la actriz porno protagonista del vídeo, es una estrella dentro de la industria, no del 'underground' o el 'amateur'.

placeholder Una de las actrices entrevistadas para la película porno perfecta. (Movistar)
Una de las actrices entrevistadas para la película porno perfecta. (Movistar)

La segregación comienza ya en la asunción de que el consumidor de pornografía es el hombre y, por tanto, la mayoría de los contenidos están dirigidos a él. Que una mujer sea consumidora habitual de vídeos sexuales sigue percibiéndose como subversivo o anómalo. En 2017, Pornhub desveló algunas de las estadísticas sobre los usuarios de su página, una de las más visitadas: en España, "el 72% de las personas que visitan Pornhub son de sexo masculino, mientras que el 28% restante son mujeres". En el resto del mundo, las cifras son similares.

En España, solo un 28% de los usuarios de Pornhub son mujeres

La mayoría de vídeos X en las páginas más populares presentan estereotipos fuera de la norma: penes enormes que nunca se ablandan, pechos operados y culos prietos sin medio bulto celulítico, cuerpos lampiños y cincelados y posiciones de contorsionista. Lo de los casoplones lo dejamos para otro día. Pero no solo es una cuestión estética. Es más, la fantasía está ligada a lo extraordinario. Y el sexo es, en gran parte, fantasía. El problema sobreviene cuando los roles de la fantasía se constituyen en patrón. Y cuando en el imaginario colectivo se elimina esa distancia. Por eso resulta plausible que 'Madres haciendo porno' retrate a un actor que normaliza la pérdida de la erección durante una de las escenas. Porque entre los hombres tampoco es habitual esa conversación.

placeholder En el estreno de la película. (Movistar)
En el estreno de la película. (Movistar)

Es ilustrativo cómo los y las adolescentes de la serie perciben el porno. Ellos: "Aprendes qué hay que hacer dentro de la habitación". Ellas: "Creo que los chicos se hacen falsas expectativas". Muchos de los vídeos de las páginas porno más populares muestran a mujeres felices de que les metan un pene monstruoso —existe incluso la etiqueta 'monster cock'— por el ano o hasta el fondo de la garganta. La necesidad de lubricación, el dolor, la incomodidad o los accidentes embarazosos quedan fuera del montaje, luego no existen. Y de estos adolescentes disfuncionales, estos adultos disfuncionales. Que a Sarah Louise, madre de seis hijos, le provoquen arcadas los fluidos corporales es de diván.

A lo largo de los tres capítulos de 'Madres haciendo porno', las protagonistas deberán pactar el guion, la aproximación visual —planos detalle de genitales, ¿sí o no?— y los actores que participarán —cuerpos alejados del estereotipo, ¿sí o no?— en su película porno tan excitante como formativa, pero también tendrán que enfrentarse a sus propios tabús y darse cuenta de que es difícil educar en sexualidad y en cualquier otra materia si a uno tampoco lo han educado.

Bueno, mi madre madre no. Lo aclaro antes de que haya cisma familiar.

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