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Primer día Mad Cool: Lauryn Hill se retrasa media hora y Bon Iver arrasa el festival
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Primer día Mad Cool: Lauryn Hill se retrasa media hora y Bon Iver arrasa el festival

El evento madrileño despliega un cartel encabezado por el folk 'indie' de Justin Vernon y otros artistas como Lauryn Hill, Iggy Pop o Noel Gallagher

Foto: Concierto de Bon Iver. (EFE)
Concierto de Bon Iver. (EFE)

Lauryn Hill salió al escenario con media hora de retraso. Vestido y chaqueta blancos, con volantes y chorreras casi barrocos. "¿Con el calor que hace?", se sorprendía una chica entre el público. Ella misma, unos minutos después, vocearía mientras la reina del 'R&B' rapeaba en el escenario: "¡Díselo!". No se equivocó al escoger el grito, porque 'The miseducation of Lauryn Hill' tuvo un destinatario hace veinte años: la discriminación de la industria musical, la violencia y la injusticia hacia la población afroamericana.

En la gran pantalla, se proyectaban imágenes de violencia policial. Mientras, Hill cantaba en homenaje a sus ídolos del soul: Sam Cooke, Marvin Gaye y Al Green, todos mezclados con las bases de hip-hop. El sonido de la "mala educación" de Lauryn Hill fue inconfundible. En una gira que celebra el 20 aniversario de 'The miseducation', esucharla es revivir su maldición.

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Aquel disco la llevó a arrasar en los Grammy, a encontrar su espacio fuera de los Fugees y a convertirse en un faro para el R&B. Pero, desde entonces, Hill no salió de la vitrina de los ídolos. Nunca repitió un éxito como aquel. 'The miseducation' vio la luz cuando la cantante tenía 22 años y estaba a punto de ser madre por primera vez. Dos décadas después, en el escenario del Mad Cool, la acompañaron sus "soul ladies", trompeta, percusión, bajo y guitarra, que fueron lo mejor de una actuación fugaz.

Hubo un gran solo de guitarra en el cuidado 'Ex-factor' y, cuando apenas había calentado la voz y el ambiente, Lauryn Hill entonó la despedida: el 'Killing me softly' que le valió un Grammy con The Fugees. Entonces dijo: "Nos vamos. Gracias, Madrid", mientras los gritos de Iggy Pop llegaban desde otro escenario. Fueron unos escasos 45 minutos de concierto.

La puntualidad se respetó al final, para no solapar el concierto que ya se fraguaba en el escenario principal. El cabeza de cartel de la primera jornada, Bon Iver, llegó al Mad Cool con grandes noticias: el anuncio de su nuevo disco, 'i,'i', que saldrá a la venta el 30 de agosto.

No existe otra evolución como la del cantautor Justin Vernon. Su primer álbum, 'For Emma, forever ago", se gestó en un bosque del norte de Wisconsin. Después de 10 años, había roto con su banda y comenzó a dudar sobre sí mismo. Buscando la soledad, pasó el invierno en una cabaña del bosque y allí escribió las nueve canciones que, hace más de una década, viraron la historia del folk.

Estas fueron, de hecho, las que más conectaron al público de Ifema con el cantante. Sin las aglomeraciones de la edición pasada, pero con un aforo de unas 50.000 personas (a falta de datos oficiales), Vernon convirtió el Mad Cool en su templo. Predicó desde el sintetizador, construyéndose corales con voces distorsionadas por el 'auto-tune' en 'Heavenly Father', o distorsionando un saxofón en '_45_'.

placeholder Asistentes a la primera jornada del Mad Cool (EFE)
Asistentes a la primera jornada del Mad Cool (EFE)

'Skinny Love' fue el tema más coreado, con el único acompañamiento de la guitarra acústica y una percusión austera. Nada que ver con las canciones que siguieron, las que pertenecen a su deriva electrónica. Después, el público del Mad Cool pudo escuchar uno de los temas del nuevo disco, todavía por llegar: 'Hey, Ma'. Su voz esta vez liberada de efectos, incluso de su falsete inconfundible. Parece que el nuevo eslabón musical de Bon Iver será así de crudo.

En la pantalla, lo que parecían vídeos caseros de la infancia envolvieron al festival en la nostalgia. Durante la presentación de este nuevo trabajo a la prensa, unas horas antes del concierto, Vernon comentó: "Es como cuando el sol comienza a ponerse y lo que sucede es que empiezas a ganar perspectiva. Y luego puedes poner esa perspectiva en un trabajo más honesto y generoso".

Tras escuchar todos sus registros, hay que reconocerle a Bon Iver que no ha perdido su esencia en el camino de la innovación. Incluso en lo electrónico, sigue escondiendo esa nostalgia del folk. Como si nunca hubiera salido de aquella cabaña en un bosque de Wisconsin.

Lauryn Hill salió al escenario con media hora de retraso. Vestido y chaqueta blancos, con volantes y chorreras casi barrocos. "¿Con el calor que hace?", se sorprendía una chica entre el público. Ella misma, unos minutos después, vocearía mientras la reina del 'R&B' rapeaba en el escenario: "¡Díselo!". No se equivocó al escoger el grito, porque 'The miseducation of Lauryn Hill' tuvo un destinatario hace veinte años: la discriminación de la industria musical, la violencia y la injusticia hacia la población afroamericana.

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