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Los dos '18 de julio' del capitán Luis Casado: ¿héroe en en 1921 y traidor en 1936?
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81 años del inicio de la guerra civil

Los dos '18 de julio' del capitán Luis Casado: ¿héroe en en 1921 y traidor en 1936?

La memoria del militar quedó apresada entre esas dos fechas malditas y decisivas para la historia de España como un ejemplo de que la feroz lucha fratricida no terminó ni al callar las armas

Foto: Soldados de Ceriñola 42 en las trincheras de Igueriben
Soldados de Ceriñola 42 en las trincheras de Igueriben

El 18 de julio de 1921 el alférez Luis Casado Escudero fue uno de los héroes del asedio de Igueriben, en la batalla de Annual, y exactamente 15 años después, el 18 de julio de 1936 en el arranque de la Guerra Civil Española en Melilla, ya capitán, un traidor a la patria. Es una de las posibles versiones. Otra sería que, durante la agónica defensa de Igueriben, Casado se comportó sin especial heroísmo dejándose apresar por el enemigo en la matanza que siguió a la caída de la posición y que en cambio, el otro 18 de julio, el del 36, en vez de ser un traidor, murió vilmente asesinado por defender la legalidad del gobierno frente a los rebeldes que cometieron el golpe de Estado.

Foto: Imagen de la batalla de Brunete del archivo de la BNC

La historia del militar, cuya memoria quedó apresada entre esas dos fechas malditas, decisivas para la historia de España, se tornó esquiva: un ejemplo de la feroz lucha fraticida que no terminó ni cuando las armas callaron. Los hechos son los siguientes.

Al amanecer del día 18 de julio de 1936, Melilla era ya una ciudad sublevada. Mientras en el resto de España se dirimía la suerte del golpe de Estado que daría lugar a la Guerra Civil, los oficiales que permanecieron leales a la República durante la rebelión, que se precipitó en la plaza melillense un día antes de lo previsto, estaban ya detenidos. Entre ellos, el capitán Luis Casado Escudero, fusilado por sus compañeros cuatro días después, el 23, en el fuerte de Rostrogordo, Melilla.

Fue una de las primeras víctimas de la represión junto a otros oficiales como el también capitán Virgilio Leret, quien comandó la única resistencia contra el golpe en Melilla el día 17 en la base de Hidroaviones del Atalayón. Casado fue sometido a un juicio sumarísimo en el que se le acusó de "actividades antipatrióticas" a cargo de un tribunal formado por los que habían consumado el golpe tan solo cuatro días antes. Condena de muerte y paredón. No fue la primera.

Infierno en el Rif

El 18 de julio de 1921, durante la Guerra del Rif, Casado había esquivado la primera sentencia de muerte que le depararon sus superiores cuando junto a los 200 hombres fueron abandonados a su suerte en la fortificación de Igueriben. El asedio que precedió un día antes al trágico Desastre de Annual. La tortura fue inimaginable: cuatro eternos días, del 18 al 21, sin agua, bajo el sofocante calor africano de julio y el fuego enemigo de unos 3.000 rebeldes rifeños al mando de Abd El Krim El Jattabi, que tenían además la ventaja de dominar las alturas desde la cercana Loma de los árboles. El jefe del destacamento, el comandante Julio Benítez transmitiría así la desesperada situación el día 20:

“Es horrenda la sed, se han bebido la tinta, la colonia, los orines mezclados con azúcar. Se echan arenilla en la boca para provocar la salivación (…) se ahogan con el hedor de los cadáveres. La pestilencia y carencia de agua hacen mortales las heridas. Concluyense las municiones”.

La tortura fue inimaginable: cuatro eternos días, sin agua, bajo el sofocante calor africano de julio y el fuego enemigo de 3.000 rebeldes rifeños

Igueriben, que se divisaba desde el destacamento principal de Annual después de varios intentos fallidos, a partir del 18, jamás sería socorrida. Las órdenes iniciales fueron aguantar "por España" una posición que era suicida. Cuando la situación se hizo insostenible, sin municiones, ni agua, llegó la puntilla. El general Fernández Silvestre, responsable de haber establecido la inútil avanzada, avergonzado de sí mismo, -como relata Luis Miguel Francisco en ‘Morir en África’- comunicó que ya nadie les socorrería.

placeholder Fortaleza de Igueriben
Fortaleza de Igueriben

Cuando llegó el sálvese quien pueda, a media mañana del día 21, estaba escrito que el entonces alférez Luis Casado fallecería con el resto de la oficialidad, cubriendo la penosa retirada de los pocos soldados supervivientes, no más de 30, de los 200 que lo habían defendido durante cuatro días encaramados al parapeto. Así lo había ordenado Benítez, que ante el último mensaje de Silvestre estableció que la oficialidad defendiera el fuerte para cubrir la retirada de los soldados. Así redactó su último y célebre heliograma enviado a Annual.

“Sólo quedan doce disparos de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos y al doce disparo hacer fuego sobre la posición, pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición” (‘Doce balas de cañón, el sitio de Igueriben’, Rafael García-Simancas, Algaida 2011)

Confusión y carnicería

En la confusión y la carnicería que siguió, ya en el cuerpo a cuerpo, apenas nadie reparó en el alférez Casado, que cayó en medio de la refriega, aunque antes divisó la muerte de Benítez: “A pesar de recibir gravísima herida en la cabeza, la cual le hizo rodar por tierra, rehaciéndose y conservando su admirable serenidad hasta que un nuevo disparo, que hizo blanco en su corazón le hizo caer muerto” (‘Igueriben’, Luis Casado Escudero. Almena, 2006).

No hubo tiempo para averiguaciones: la misma mañana siguiente sería toda la guarición de Annual, de unos 5.000 hombres, los que serían masacrados mientras huían desesperadamente por la carretera hacia Melilla, hostigados por las tropas de Abd El Krim. Sin embargo, desafiando a la terrible lógica del asalto y alimentando después las suspicacias, Casado fue el único oficial de los héroes de Benítez que sobrevivió. Fue encomendado salir del fuerte para cubrir el flanco derecho con unos pocos hombres que resistieran lo que pudieran la ya agónica carrera de los deshechos supervivientes loma abajo hacia Annual.

Según su relato, una bala le voló dos dedos de la falange del pie. Las insufribles penalidades del asedio, la insolación y la deshidratación hicieron el resto. Se desplomó moribundo, fue hecho prisionero y trasladado a Ajdir, en donde se les unirían semanas más tarde los pocos que sobrevivieron a la desbandada de Annual, y el penoso asedio, de nuevo, en Monte Arruit. En Ajdir lo encontrarían un año después, junto al general Felipe Navarro y el resto de prisioneros el director del periódico ‘La Libertad’, Luis de Oteyza, que se entrevistó con el propio Abd El Krim, en lo que fue uno de los hitos del periodismo español.

Oteiza conseguía la exclusiva más increíble de la prensa española y revelaba las condiciones de los prisioneros de Ajdir

Oteyza, que tal y como relata Antonio Rubio en ‘Luis de Oteyza, el oficio de investigar’(Libros.com, 2015)- conseguía la exclusiva más increíble de la prensa española y revelaba a la opinión pública las condiciones de los prisioneros que como Casado quedarían en Ajdir. Su crónica sirvió para agilizar las gestiones del rescate de todos ellos, que el gobierno español no acababa de aceptar: cuatro millones de pesetas y la liberación a su vez de los presos marroquíes en España. Lo más perturbador fue, sin embargo, lo que le dijo el hermano del líder Abd El Krim a Oteyza:

—Verá usted. Ocurrió la toma de Annual, ¿sabe cuándo? Entonces se avisó a Silvestre por mediación de Got y de Idris (ya ve usted que atestiguo con vivos) de que allí había de detenerse. Supimos que quería tomar Quilates, y éste –señala a Pajarito– fue a verle y le dijo que no moviera un soldado. Que hablaríamos, porque deseábamos de veras que no estallase la guerra. Pero que si antes movía un soldado, pasaría algo irremediable.

—¿Y fuiste tú –pregunto a Pajarito– a llevar ese recado?

—Sí, yo mismo.

—¿Y no te tiró Silvestre por la ventana?

Pajarito dice riendo:

—Faltó poco.

Hace una pausa evocadora, y añade:

—Me dijo que España tenía poder para ir donde le diera gana, sin mirar quién se ponía delante; que él estaba dispuesto a entrar en Beniurriaguel aunque se opusieran todos los Abd-el-Krimnes del mundo, y que prefería llegar por la fuerza mejor que templando gaitas.

Cierto o no, Silvestre cargaría con la responsabilidad de haber dispuesto unas posiciones inútiles y de una falta de previsión temeraria que le costaría la vida a unos 8.000 soldados -Expediente Picasso- y a él mismo durante la desbandada de Annual.

La versión de Casado

Luis Casado estuvo cautivo 18 meses, desde donde escribió una carta a sus familiares explicando su versión: “Yo, herido en el cuello y debilitado por el derrame, decidí jugarme el todo por el todo y me ofrecí voluntario para tomar una lomita próxima y apoyar desde allí la evacuación.Salí con 36 soldados también voluntarios, en el camino me hirieron en el brazo izquierdo. Tomamos la altura y sostuvimos el fuego hasta que salió toda la gente de la posición, pero me mataron 27 soldados y cuando nos retirábamos los supervivientes caí de un balazo que me quitó dos dedos del pie izquierdo.”

Durante su juicio surgieron varias versiones, algunos recordaron su heroica disposición y otros, en cambio, que cayó nada más salir

El único oficial superviviente escribió casi inmediatamente después sus memorias del episodio,’Igueriben’, que resultarían esenciales para conocer el día a día de aquel increíble sufrimiento. Su testimonio sirvió, de hecho, para que se les concediera la laureada de San Fernando, la máxima distinción del ejército, a Benítez. Sin embargo, a Casado no se la otorgaron. Durante su juicio surgieron varias versiones, algunos recordaron su heroica disposición y otros, en cambio, que cayó nada más salir de la fortificación.

El examen de sus heridas -más de un año después- no se consideraron de gravedad. Finalmente, el juicio contradictorio le fue desfavorable. Según el periodista Manuel Altozano, el propio Francisco Franco declaró en su contra, varios años antes de que los militares sublevados con él, fusilaran a Casado. Durante los siguientes años seguiría luchando para que se le concediera, sin éxito. Se proponía él mismo -ningún otro oficial sobrevivió- lo que era, en cierta medida, irregular.

El historiador y experto en la campaña del Rif, Juan Pando, escribió en el prólogo al libro familiar que le dedicó a Casado su yerno, José Maria Lagunilla: “A los héroes subsistentes se les somete a difamación o sospecha en pruebas de eticidad o resistencia que la sociedad debería pedirse a sí misma o reclamar al Estado", tal y como recogería el periodista Salvador Ramírez. Héroe o no, el álferez Luis Casado Escudero, salvó la vida, sufrió 18 meses más de penalidades cautivo de Abd El Krim El Jattabi y no consiguió el reconocimiento que ansiaba por su resistencia en Igueriben. Con los años promocionó hasta el grado de capitán, rango que ostentaba cuando, destinado en Melilla, le sorprendió el alzamiento de los militares rebeldes.

¿Conspirador izquierdista?

Los posteriores estudios sobre Casado vertieron la sospecha de su posible participación en una conspiración en junio, un mes antes del Alzamiento, con elementos izquierdistas y de pertenecer a la UMRA -Unión Militar Republicana Antifascista-, tal y como recoge Vicente Moga en 'Las heridas de la Historia. Testimonios de la Guerra Civil Española en Melilla' (Bellaterra (,2004)- nada se pudo probar, puesto que su proceso no tuvo ninguna garantía

Un auto del Tribunal Supremo de 9 de julio de 2007, estableció que no se podía revocar la condena contra Casado Escudero porque ni siquiera se trató de un juicio: los magistrados consideraban, a la luz del expediente que "ni siquiera se le denomina 'Sentencia', sino que se le califica como 'Acta'" celebrada en Melilla el 23 de julio de 1936 en el despacho del Jefe de la Circunscripción Oriental, de catorce Jefes militares y en la que, después de manifestarse por los reunidos que lo hacen con la finalidad de "juzgar la acción antipatriótica, antimilitar y disolvente tanto con anterioridad como con posterioridad al momento histórico del diez y siete del actual". No hubo defensa posible.

Queridos padres, hijos y hermanos: es la hora de la verdad pues dentro de breves momentos me van a fusilar. Nunca se avergüencen de mí

Antes de ser fusilado según una carta que su yerno Lagunilla facilitó a Salvador Ramírez, Luis Casado pudo despedirse de su familia:

"Queridos padres, hijos y hermanos: es la hora de la verdad pues dentro de breves momentos me van a fusilar. Nunca se avergüencen de mí. Muero inocente y pensando en todos ustedes a los que tanto he querido y quiero. Muero henchido de gratitud y cariño para todos ustedes”.

Había sobrevivió a las balas y el cautiverio de Abd El Krim pero no pudo evitar su segunda condena a muerte por “antipatriota”, consumada por sus compañeros militares. Meses más tarde, otro de los supervivientes de Annual, y responsable de la retirada hasta Monte Arruit, el general Felipe Navarro, también cautivo en Ajdir, sería fusilado en Paracuellos por la Junta de Defensa de Madrid durante las sacas de noviembre de 1936.

El 18 de julio de 1921 el alférez Luis Casado Escudero fue uno de los héroes del asedio de Igueriben, en la batalla de Annual, y exactamente 15 años después, el 18 de julio de 1936 en el arranque de la Guerra Civil Española en Melilla, ya capitán, un traidor a la patria. Es una de las posibles versiones. Otra sería que, durante la agónica defensa de Igueriben, Casado se comportó sin especial heroísmo dejándose apresar por el enemigo en la matanza que siguió a la caída de la posición y que en cambio, el otro 18 de julio, el del 36, en vez de ser un traidor, murió vilmente asesinado por defender la legalidad del gobierno frente a los rebeldes que cometieron el golpe de Estado.

Francisco Franco Melilla
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