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El Calderón más cómico y feminista desafía a la lluvia con 'La dama duende'
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40º festival de teatro clásico de almagro

El Calderón más cómico y feminista desafía a la lluvia con 'La dama duende'

La Compañía Nacional de Teatro Clásico estrena en Almagro, bajo la dirección de Helena Pimenta, esta impecable comedia de amoríos, enredos e identidades

Foto: La CNTC estrena en Almagro 'La dama duende' (J. Alberto Puertas)
La CNTC estrena en Almagro 'La dama duende' (J. Alberto Puertas)

Una alacena giratoria le sirve a 'La dama duende' para crear un divertido juego de identidades, equívocos y perplejidades del que no subyace otra cosa que el anhelo de libertad. Camisas que aparecen tiradas en el suelo, monedas que se convierten en carbón, apasionadas cartas rojas bajo la almohada... El duende calderoniano quiso traspasar el texto en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y ser también parte de su estreno. No solo trajo una fina lluvia al Hospital de San Juan, abierto a un plomizo cielo, que la Compañía Nacional de Teatro Clásico aguantó al igual que un público entregado a la causa que no se movió de sus butacas, incluso con el paraguas en la mano, sino que también se subió al escenario para seguir jugando con la fantasía que rezuma la obra.

Foto: Sacristán recogiendo emocionado el Premio Corral de Comedias (Efe)

Tras trasladar la entrega del Premio Corral de Comedias a José Sacristán al Teatro Municipal, la compañía decidió seguir adelante con el estreno de su tercer Calderón desde que Helena Pimenta se pusiera al frente, tras 'La vida es sueño' y 'El alcalde de Zalamea', y desafiar al tiempo con ese duende sarcástico y cargado de humor de la obra de Calderón. La lluvia quiso estar ahí y dotar de más épica a un estreno que tuvo que hacer una breve pausa 20 minutos antes del final, pero que consiguió terminar este juego de enredos aupado por un caluroso público rendido a la retranca y al humor del verso de Calderón de la Barca. "Creo que el duende está haciendo de las suyas. Ha habido un momento en el que era difícil mantener la concentración, pero el público ha estado muy bien y hemos podido retomar. Esto es el teatro al aire libre", aseguraba Rafa Castejón al terminar la función.

Marta Poveda y Castejón encadenan con 'La dama duende' su segunda comedia tras 'El perro el hortelano', de Lope de Vega (que también pasará por Almagro) en un montaje impecable en el que, a través de una comedia de capa, espada y amoríos cercana al vodevil y las películas de aventuras de mitad del siglo pasado, el dramaturgo afila su reivindicación de la identidad y critica esa sociedad patriarcal que enclaustra, literlamente, a sus mujeres.

Poveda como esa Ángela de Toledo, viuda de un hombre que la ha dejado endeudada de por vida y vive escondida junto a sus dos hermanos, y Castejón como ese galán desconcertado que no puede ni quiere escapar de sus enredos llamado don Manuel, rezumaron energía, comicidad y un acertado trabajo físico. La química entre ambos actores sigue sin decaer en este juego de espejos e identidades. Junto a ellos, un siempre intachable Joaquín Notario, uno de los actores que más veces han pisado las tablas de Almagro y que será homenajeado en la 40 edición del festival junto a Pepa Pedroche y Arturo Querejeta; la vis cómica de Álvaro de Juan y Cecilia Solaguren y los siempre solventes Nuria Gallardo y David Boceta, impresionante pese a estar con 40 de fiebre el día del estreno.

"Calderón es el paradigma del feminismo"

La unión de Álvaro Tato, al frente de la versión, y Pimenta en la dirección vuelve a resaltar en 'La dama duende', al igual que pasara con 'El perro del hortelano', la mirada femenina y feminista de este clásico afilando el particular sentido del humor de Calderón. Si la Diana de Lope buscaba su independencia fuera de los corsés del ser y el parece, Ángela persigue su libertad más allá de lo que la nobleza y el honor quieren indicar. "Sin libertad he vivido porque enviudé de un marido y me casé con dos hermanos", avanza al comienzo de la obra.

"Los personajes femeninos del teatro aúreo son fascinantes. Calderón es el paradigma del feminismo. Entiende muy bien a las mujeres. Es una barbaridad cómo las revela. No se alcanza el virtuosismo en el presente para perfilar así al género femenino. Luego lo agarra Lorca, que es fanático de Calderón", analiza Poveda. "Por un lado, se cuida mucho a la mujer con el honor y la nobleza, pero también hay una opresión y una represión tremenda. No sé si hemos avanzado mucho, pero da que pensar y aunque lo haga con sentido del humor, hay mucha crítica", prosigue Castejón.

"El conocimiento sobre el mundo femenino de Calderón es enorme. Es cierto que entonces había una asistencia a los teatros muy importante de mujeres y entiendo que los autores sabían que enfrente iban a tener a personas que les entederían muy bien. Lo que no se resolvía en la sociedad, se resolvía en la ficción", explica Pimenta. Ha ambientado la obra en el siglo XIX para "ampliar la mirada" y ver que las cosas estaban igual, y en "XX, cuando las mujeres tenían que pedir permiso para abrir una cuenta. Eran visionarios y sensibles al mundo femenino".

Por eso, prosigue, convierte a esta viuda encerrada y muerta en vida en una tramoyera. "Calderón tiene esa intuición y crea esa ilusión de aventura, de seguir viviendo y volver a encontrar una identidad porque ella no la tiene. No es nadie. A la vez es una situación trágica, la de una mujer encerrada, y cómo se apaña para ir contra todo el sistema y se inventa algo que parece magia, que no es tanto más que el truco y la ilusión". La directora de la CNTC, emocionada y conmovida tras un estreno tan imborrable como este, destaca a su vez la fina ironía del dramaturgo del Siglo de Oro. "A veces era difícil porque no sabes si habla en serio o en broma. Entendimos que no quería que la mirada fuera desde la tragedia sino en la habilidad, el ingenio y la imaginación de esta mujer para inventar otro mundo en el que existe la libertad".

Foto:  La directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, Natalia Menéndez (Efe)

El humor es precisamente la espina dorsal de este texto de Calderón en que, destaca el actor, frente a esa concepción exacerbada del honor de obras como 'El alcalde de Zalamea', aquí "hasta lo parodia". "Calderón me parece un cachondo. Lope de Vega lo era también. Me lo imagino súper abierto y expresivo y a Calderón haciéndolo un poco por lo bajini. Tiene un sentido del humor más soterrado y fino. Tiene mucha retranca en sus palabras". Para Poveda lo que les diferencia es que mientras en "Lope el verso fluye y es la propia palabra la que te hace avanzar, Calderón tiene idas y venidas porque es muy reflexivo. Tiene muchas aristas. Es más cerebral que fluido". Por eso, agrega, para abordar sus múltiples contrastes "lo único que puedes hacer es agarrarte al texto y confiar".

"¿Es dama o es torbellino?", se pregunta Don Manuel ya en la primera escena tras topar con el duende que causará todo el embrollo. La medida propuesta de Pimenta subraya esa vigorosa comicidad de 'La dama duende' en una puesta en escena con una escenografía de Esmeralda Díaz al servicio de ese juego de puertas y pasadizos. La plástica del vestuario de Gabriela Salaverri y la onírica coreografía de Nuria Castejón se suman a los acordes de la 'Música nocturna en las calles de Madrid', de Boccherini, que atraviesa la función desde el primer minuto para subrayar la importancia de la curiosidad, la ilusión y la determinación para reiventarse y romper con la intolerancia y las cadenas que ayer y hoy siguen pretendiendo doblegar a la mujer.

Una alacena giratoria le sirve a 'La dama duende' para crear un divertido juego de identidades, equívocos y perplejidades del que no subyace otra cosa que el anhelo de libertad. Camisas que aparecen tiradas en el suelo, monedas que se convierten en carbón, apasionadas cartas rojas bajo la almohada... El duende calderoniano quiso traspasar el texto en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y ser también parte de su estreno. No solo trajo una fina lluvia al Hospital de San Juan, abierto a un plomizo cielo, que la Compañía Nacional de Teatro Clásico aguantó al igual que un público entregado a la causa que no se movió de sus butacas, incluso con el paraguas en la mano, sino que también se subió al escenario para seguir jugando con la fantasía que rezuma la obra.

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