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La historia del 'Guernica', el cuadro que se merecía un siglo de guerra y terror
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80 aniversario de la obra

La historia del 'Guernica', el cuadro que se merecía un siglo de guerra y terror

La exposición 'Piedad y terror en Picasso' del Reina Sofía analiza cómo la muerte, el horror y la monstruosidad se adueñaron de la obra y la mente del pintor malagueño

Cuando en 1937 el Gobierno de la Segunda República le encargó una obra a Picasso para el pabellón español en la Exposición de París, con España inmersa en la Guerra Civil y con la II Guerra Mundial en ciernes, dicen que el malagueño sufría una crisis artística y personal. Estuvo meses sin abordar el proyecto hasta que el 1 de mayo de 1937, el mismo día que acudió en París a la manifestación del Día del Trabajo que se convirtió en una marcha en repulsa de los bombardeos indiscriminados de la Legión Cóndor alemana contra la localidad vasca del 26 de abril, hizo el primer dibujo preparatorio de la que sería la gran escena trágica y antibelicista de nuestra cultura.

Foto: Foto de Jaén el 1 de abril de 1937 desde uno de los aviones que los nacionales utilizaron para bombardear la ciudad

"El 'Guernica' es tal vez el primer antimonumento de la historia y probablemente eso lo ha convertido en el gran icono del siglo XX", asegura el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, en el catálogo de la exposición. El impresionante mural de 3,5 por 8 metros que pintó el malagueño en poco más de un mes (lo dio por concluido el 4 de junio) se convirtió en el mayor alegato moral contra el terror de las guerras modernas, esas marcadas por "la muerte en masa que destruye no solo al vida sino la identidad del ser humano".

El 'Guernica' cumple ahora 80 años y desde entonces diversas teorías y discusiones analizan la obra, su contexto político y la evolución artística que sufrió Picasso hasta parir su lienzo más célebre. 'Piedad y terror en Picasso. El camino del Guernica' es la gran exposición del Reina Sofía (del 4 de abril al 4 de septiembre) para conmemorar sus ocho décadas y los 25 años desde que llegó a Madrid procedente de Nueva York. Los comisarios, el inglés T. J. Clarck y la estadounidense Anne M. Wagner, han obviado el contexto histórico y político de la obra, su respuesta a la matanza de Guernica, para centrarse en cómo la guerra y el terror van adueñándose de la pintura de Picasso desde mitad de los años veinte hasta los cuarenta.

placeholder Fotografía de Picasso de pie trabajando en el 'Guernica' en su taller de Grands-Agustins, en París en 1937, de Dora Maar (Museo Reina Sofía)
Fotografía de Picasso de pie trabajando en el 'Guernica' en su taller de Grands-Agustins, en París en 1937, de Dora Maar (Museo Reina Sofía)

Por eso, esta muestra apenas se detiene en la visión política y la indignación ante los totalitarismos, la barbarie y la guerra que plasma en esta obra Picasso sino que se centra en la tesis de que en el 'Guernica' influyó especialmente la evolución artística del malagueño desde que en 1925 empezó a dejar entrar en su cuadro la deformidad, la monstruosidad, el terror y la muerte. La exposición reúne 180 obras, algunas nunca antes expuestas en España y con grandes préstamos de museos como la Tate, el MoMA, el Met o el Picasso de París, para recorrer esos años en los que la violencia de la sociedad moderna comienza a tomar sus obras. Su mirada más que desentrañar la historia del lienzo es una genealogía del cuadro con dos espinas dorsales: la belleza y la monstruosidad enmarcando su visión pesimista.

"Queríamos pensar las actitudes, las preocupaciones, las fantasías, las obsesiones y los aspectos no resueltos que le llevaron a pintar el 'Guernica", explica Clarck. "Anne y yo quizás no estamos tan cualificados para hablar de la realidad de la Guerra Civil. No teníamos nada nuevo que decir y estamos más cualificados para acercarnos a la obra como estudiosos de Picasso de forma interminable", agregó. De ahí que su tesis se centre en el pintor y su evolución y que defiendan que la irrupción de la violencia en sus obras anteriores es la clave de la creación del 'Guernica'. "Es un icono del sufrimiento. Creo que no se hace una obra como el 'Guernica' sin utilizar los recursos previos pictóricos y de pensamiento", añadió.

El terror se apodera de Picasso

placeholder 'Las tres bailarinas', Picasso (1925) (Tate)
'Las tres bailarinas', Picasso (1925) (Tate)

"Entra en una crisis personal y artística porque deja de reconocer el siglo XX. Su mundo era el de los interiores, pero a mitad de los años veinte ve una realidad distinta, menos segura, donde el terror y la muerte se generan de modo masivo. Es un mundo distinto en el que no se reconoce", analiza Borja-Villel. Clarck sitúa en 1925 el año del cambio de mirada de Picasso. Y una obra: 'Las tres bailarinas', como punto de inflexión. "Es un cuadro más real, un cuadro en sí mismo, realizado sin ninguna consideración exterior", aseguró Picasso sobre su obra preferida por encima del 'Guernica', tal y como recuerdan los comisarios de la exposición.

Tras años de naturalezas muertas de líneas clásicas y recogidas ubicadas en ese espacio interior de seguridad y confort, en esta obra irrumpen la extravagancia, la oscuridad y el desmembramiento. La paz burguesa se ha quebrado y el refugio ya no es tal. Estas tres mujeres estridentes y de torsiones imposibles denotan pánico y horror para hablar de la descomposición moral de la sociedad. Picasso abandona por ellas las naturalezas muertas, que frente a 'Mandolina y guitarra' (1924) se van volviendo más sombrías e inquietantes, y deja entrar al miedo, la angustia, la muerte y la deformidad en esos hasta entonces confortables e imperturbables interiores burgueses.

El 'Guernica' es tal vez el primer antimonumento de la historia y probablemente eso lo ha convertido en el gran icono del siglo XX

A partir de ahí la monstruosidad protagoniza una obra que sale al exterior y adquiere cariz de monumento, como se puede ver en cuadros como 'Desnudo de pie al borde del mar' (1929) o en 'Figura' (1927), uno de los primeros ejemplos y de los más austeros, pintado usando el monocromatismo del 'Guernica', de esas criaturas monstruosas y a la vez familiares que padecen, gruñen y se retuercen de forma patética. Las deformidades de estos trabajos anteriores son el germen del 'Guernica' al que Wagner le da una visión extremadamente femenina. "Picasso hizo una obra sobre el sufrimiento de las madres, los niños y los animales. No hay hombres [aparece un guerrero yaciendo en el suelo con una espada rota y una flor en su mano] y es una de las razones por las que ha comunicado de una forma tan poderosa en estos 80 años". La comisaria sostiene que Picasso inventa "un nuevo lenguaje sobre el cuerpo femenino" y transforma su papel convirtiendo a la mujer en un arma, especialmente en el tratamiento de los pechos y los pezones.

placeholder 'Madre con niño muerto (I). Dibujo preparatorio para 'Guernica', Picasso (1937) (Museo Reina Sofía)
'Madre con niño muerto (I). Dibujo preparatorio para 'Guernica', Picasso (1937) (Museo Reina Sofía)

Junto al imponente 'Guernica', y que más allá de los grandes préstamos es evidentemente el mayor atractivo del recorrido, la exposición reúne también las fotografías de Dora Maar que documentaron la creación de la obra así como un buen número de los interesantes dibujos preparatorios. En blanco y negro o en color, a lápiz y gouache, con crayones e incluso pelo, apresurados o minuciosos, estos bocetos de madres llorando, cabezas de toro, hijos cayendo al vacío son los que verdaderamente representan la génesis del dolor profundo y el calvario que es el 'Guernica'.

placeholder 'Mujer peinándose', Picasso (1940) (MoMA)
'Mujer peinándose', Picasso (1940) (MoMA)

La exposición se cierra con la estela de terror y sufrimiento, e incluso sadismo, que se prolongó en la obra de Picasso tras el 'Guernica' con el mundo inmerso en la II Guerra Mundial. Obras como 'Naturaleza muerte con cráneo de buey' (1942), 'Mujer con sombrero sentada en sillón' (1941-1942), 'Busto de mujer sobre fondo gris' (1943) o 'Mujer arreglándose el pelo' (pintada en 1940 como reflejo de la angustia de la entrada de las tropas nazis en París) representan esta concepción dolorosamente trágica de la maldad humana y los horrores de la guerra.

La documentación, por último, abre y cierra la exposición partiendo de la referente a la Exposición de París y terminando con los viajes posteriores del 'Guernica' (Oslo, Copennhague, Estocolmo, Londres, Oxford, Lees, Liverpool, Manchester, Nueva York con la gran retrospectiva que le dedicó el MoMA a Picasso en 1939, Los Ángeles, San Francisco o Chicago) que sirvieron para recaudar fondos tanto para el bando republicano como para los refugiados e intelectuales que salían de las fronteras españolas. Porque más allá de la evolución técnica y formal de Picasso, el 'Guernica' siempre va a representar el horror y la barbarie más absoluta de la que es capaz el hombre y es un cuadro que lleva 80 años enfrentándonos a nuestra historia. El arte que se merecía el siglo XX.

"El 'Guernica' no se restaurará"

El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha sido contundente sobre el futuro del 'Guernica'. El mural, y joya del museo, se trasladó casi 50 veces entre 1937 y 1992 y presenta algunas fisuras y zonas de desprendimiento, pero "no se restaurará".

"Solo estamos estudiando la posibilidad de retirar el barniz que se le puso cuando llegó al Museo Reina Sofía que se ha oxidado con el tiempo", aseguró. "Una restauración estructural no va a ocurrir. Como mucho, está la opción de quitar este barniz", agregó dejando claro que es una internvención que aún no está decidida.

Cuando en 1937 el Gobierno de la Segunda República le encargó una obra a Picasso para el pabellón español en la Exposición de París, con España inmersa en la Guerra Civil y con la II Guerra Mundial en ciernes, dicen que el malagueño sufría una crisis artística y personal. Estuvo meses sin abordar el proyecto hasta que el 1 de mayo de 1937, el mismo día que acudió en París a la manifestación del Día del Trabajo que se convirtió en una marcha en repulsa de los bombardeos indiscriminados de la Legión Cóndor alemana contra la localidad vasca del 26 de abril, hizo el primer dibujo preparatorio de la que sería la gran escena trágica y antibelicista de nuestra cultura.

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