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"¿Pucherazo o fraude localizado? Da igual: la izquierda manipuló las elecciones de 1936"
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Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García

"¿Pucherazo o fraude localizado? Da igual: la izquierda manipuló las elecciones de 1936"

Dos historiadores reconstruyen en un libro los días críticos de las elecciones republicanas de febrero de 1936 en el año crítico en el que estalló la guerra civil

Foto: Celebración en Cibeles (Madrid) tras los comicios de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular
Celebración en Cibeles (Madrid) tras los comicios de febrero de 1936 que dieron la victoria al Frente Popular

"¿Fue un pucherazo o un fraude localizado. Da igual, ese es un debate nominalista y lo sustancial es que la izquierda manipuló los resultados de las elecciones. Sin esa manipulación el resultado habría sido distinto". Hablamos con Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, dos historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid que acaban de sacudir la historiografía española contemporánea con una tesis a la contra: las elecciones del 16 de febrero de 1936 que dieron el triunfo a la coalición de izquierdas del Frente Popular no fueron limpias; la izquierda alteró los resultados finales a su favor en un clima de intimidación y violencia. Cinco meses después una parte del ejército dio un golpe de estado contra la II República. Comenzaba la guerra civil.

Foto: Dolores Ibarruri, Pasionaria.

"Ningún estudio había hecho algo parecido hasta la fecha sencillamente porque da mucho trabajo y, quizás también, por otras razones". Álvarez Tardío y Villa García han reunido los resultados de cinco años de investigación, de minucioso rastreo de todo tipo de documentos y actas electorales en el libro '1936: fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular' (Espasa). En sus páginas se invierten los papeles que la historiografía ha otorgado tradicionalmente a los diferentes actores políticos: la izquierda queda retratada como intratable y agresiva, pretendida despositaria única de las esencias republicanas -y que nunca se arrepintió de la revolución de octubre de 1934- y la derecha católica como posibilista y conciliadora.

¿Qué variación produjo en los resultados finales el supuesto fraude cometido en el escrutinio oficial iniciado el 20 de febrero? No fue una alteración radical pero sí suficiente, según afirman los historiadores, para que el Frente Popular alcanzara una mayoría absoluta de la que no gozaba. Al menos 50 escaños de los 240 logrados por la coalición de izquierdas serían dudosos, fruto de la alteración, de urnas con más votos que votantes, escrutinios sin testigos, actas cuajadas de tachaduras y reescrituras...

Un hecho sorprendente, apenas señalado según los autores, fue la velocidad con la que el dirigente de la izquierda republicana Manuel Azaña regresó a la presidencia del gobierno sustituyendo al centrista Portela en pleno escrutinio: "El nuevo Gobierno heredaba del anterior la gestión del proceso electoral y su primera labor era asegurar el recuento oficial. Sin embargo, la impresionante oleada de violencia entre la tarde del 19 y la mañana del 22, apenas contenidad, propició que este se realizara en un notorio ambiente de coacción, con efectos, como demostramos, en resultados de varias provincias. Por consiguiente, lo que fue una votación generalmente limpia se convirtió en un recuento adulterado que, en un contexto de resultados apretados y aún abiertos, influyó decisivamen te en el reparto final de escaños, otorgando una victoria al Frente Popular por la que tanto habían presionado en las calles las izquierdas obreras", argumentan Álvarez Tardío y Villa García.

Derechas e izquierdas

En las páginas de '1936' asoma una complejidad que desenfoca el punto de vista habitual sobre la historia de la Segunda República en la que, desde su proclamación el 14 de abril de 1931 ni las izquierdas ni las derechas fueron homogéneas. Es precisamente el caso de las segundas el que interesa a estos historiadores que niegan la tesis habitual acerca de la existencia de una reacción antirepublicana furibunda que habría apostado por demoler la nueva forma de gobierno desde su mismo nacimiento. "El plural es fundamental para no simplificar", afirma Álvarez Tardío. "Desde luego, la CEDA fue tan posibilista como que el gobierno republicano de Lerroux del segundo bienio no habría existido sin su apoyo. Querer revisar la Constitución no significaba ser autoritario ni antidemócrata. El primer revisionista era el presidente de la República".

Si la CEDA triunfó fue porque la España conservadora no apoyaba una deriva autoritaria sino una República conservadora

"Los monárquicos eran un mundo muy complejo, donde también había liberales", prosigue Villa García. "Ser monárquico no significaba ser un fascista. Ahora bien, hubo un sector de la derecha de corte autoritario que venía de apoyar la Dictadura de Primo de Rivera. Muy pocos al principio y muy poco relevantes en las elecciones. Si la CEDA triunfó y consiguió tantos votos fue, precisamente, porque la España conservadora no apoyaba una deriva autoritaria sino una República conservadora compatible con el constitucionalismo".

Los autores son conscientes de que sus conclusiones pueden alimentar el debate -no precisamente sosegado- acerca de la legitimidad del regimen republicano pero aseguran que son "ajenos a cualquier determinismo". "Quienes proyectaron y siguen proyectando la guerra civil hacia atrás es probable que no tengan el más mínimo interés en asimilar los datos y argumentos aquí expuestos, convencidos, como ya lo estaban los dos bandos en pugna, de que todo debate sobre la llegada del Frente Popular al poder ha de conllevar una toma de partido". Le señalamos a Tardío y García la faja de su libro en la que Stanley G. Payne afirma que se trata del “fin del último de los grandes mitos políticos del siglo XX". Hace ya bastantes años una obra titulada precisamente así, ‘Los mitos de la guerra civil’, de Pío Moa, arrancaba una nueva ola historiográfica sobre la guerra civil que fue tachada de revisionista. ¿Se adscriben?

- Nosotros estamos totalmente en contra de cualquier etiqueta, somos historiadores profesionales no publicistas, y además nos apoyamos en el trabajo de los historiadores previos. Pero es verdad que toda historia, si está bien hecha, revisa el pasado.

Cronología de 1936

Enero

Presidente del Gobierno: Manuel Portela

Presidente de la República: Alcalá Zamora

- 7 de enero: Alcalá Zamora disuelve las cortes y convoca nuevas elecciones.

- 15 de enero: Se forma el Frente Popular ante la convocatoria de elecciones para el 16 de febrero.

Febrero

Presidente del Gobierno: Manuel Azaña

Presidente de la República: Alcalá Zamora

- 16 de febrero: Elecciones generales

-19 de febrero: Azaña forma Gobierno. Las izquierdas presionan para alterar el recuento electoral en varias provincias.

Abril

- 7 de abril: Las Cortes aprueban la destitución como presidente de la República de Niceto Alcalá Zamora.

Mayo

Presidente del Gobierno: Casares Quiroga

Presidente de la República: Manuel Azaña

- 10 de mayo: Azaña es elegido presidente de la República.

- 13 de mayo: Casares Quiroga se hace cargo de la presidencia del Gobierno.

Julio

- 17-18 de julio: Una parte del ejército da un golpe de Estado. Comienza la guerra civil.

"¿Fue un pucherazo o un fraude localizado. Da igual, ese es un debate nominalista y lo sustancial es que la izquierda manipuló los resultados de las elecciones. Sin esa manipulación el resultado habría sido distinto". Hablamos con Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, dos historiadores de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid que acaban de sacudir la historiografía española contemporánea con una tesis a la contra: las elecciones del 16 de febrero de 1936 que dieron el triunfo a la coalición de izquierdas del Frente Popular no fueron limpias; la izquierda alteró los resultados finales a su favor en un clima de intimidación y violencia. Cinco meses después una parte del ejército dio un golpe de estado contra la II República. Comenzaba la guerra civil.

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