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Eduard Fernández: "El gran reto era humanizar a un etarra"
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estreno de 'lejos del mar'

Eduard Fernández: "El gran reto era humanizar a un etarra"

Imanol Uribe dirige a Eduard Fernández y Elena Anaya en este drama áspero y desnudo sobre el perdón y la venganza de dos polos opuestos involucrados en un atentado de ETA

Foto: Eduard Fernández en un fotograma de 'Lejos del mar'
Eduard Fernández en un fotograma de 'Lejos del mar'

Santi (Eduard Fernández) acaba de salir de la prisión de Soto del Real después de 22 años encerrado. Un autobús le lleva hasta un pueblo de Almería, donde con ayuda de un antiguo compañero de la prisión intenta rehacer su vida. ¿Qué hizo Santi? ¿Por qué Almería? La respuesta a ambas preguntas es Marina (Elena Anaya). Sus vidas, entrelazadas por medio de la sangre derramada en un atentado de ETA. Una como víctima. Otro como verdugo. Un encuentro fortuito y el pasado vuelve como un mazazo, trastocando la vida de uno y otra de una forma extrema y extraña. ¿Puede haber perdón? ¿Puede el odio, la ira, la venganza transformarse en amor?

Imanol Uribe vuelve al contexto del terrorismo etarra tras 'La muerte de Mikel' (1984) o 'Días contados' (1994) en 'Lejos del mar', una "reflexión sobre las consecuencias de la violencia a largo plazo" que llegará a la cartelera este viernes 2 de septiembre.

Tráiler de 'Lejos del mar'

Eduard Fernández tiene los ojos vivos y la sonrisa franca. El polo opuesto de Santi, taciturno, pensativo y carcomido por la culpa. Enfundarse la piel de un etarra. Difícil. Aunque sea un terrorista arrepentido que lleva 20 años despertándose con el arrepentimiento en la boca del estómago. Un hombre que ha cumplido su condena y al que le han devuelto al mundo con una patada y un petate. Pero un hombre, al fin y al cabo. "Humanizar a un etarra ha sido el gran reto, para mí", admite el intérprete catalán. "Como actor, me interesaba ver cómo alguien que ha hecho una barbaridad tan grande como es matar a una persona y, aún más, de la mano de su hija -lo que me parece terrible y un horror- asume -y no todos lo asumen- el horror de lo que ha hecho".

"¿Tiene derecho esa persona que ha pagado la pena que habíamos acordado que tenía que pagar a vivir, a ser feliz, a que le dejen vivir?", reflexiona Fernández

"¿Tiene derecho esa persona que ha pagado la pena que habíamos acordado que tenía que pagar a vivir, a ser feliz, a que le dejen vivir?", plantea Fernández. "Él se arrepiente, pasa 20 años en la cárcel y finalmente se cuestiona: ¿tengo derecho a vivir, a ser feliz, a existir, a apañarme, a comprar, a estar con una mujer? Creo que ya deberíamos poder hacernos esa pregunta y responderla todos. Con todo el respeto a las víctimas, por supuesto, a que quieran, o no quieran, y puedan, o no puedan, encontrarse con los verdugos, sólo faltaría más".

"A veces ves un cartel y piensas 'ya está, es un etarra, y ya tengo el dibujo del personaje que es'. Y no. La gente tiene derecho a evolucionar en su vida. Y a cambiar. El personaje cometió un error muy gordo, difícilmente perdonable, incluso para uno mismo, imagino", reflexiona Fernández.

Porque 'Lejos del mar' quiere centrarse en los sentimientos, en las personas, en cuestiones como la redención y el perdón en un contexto extremo como es el dos vidas marcadas por el conflicto vasco. "Hemos querido alejarnos absolutamente de la política, de los partidos y del discurso político. Y de los chantajes políticos", aclara Uribe. "'Lejos del mar' habla del dolor y del desastre que supone en la vida de la gente cuando se produce un acto violento. No pretendemos ser modélicos, ni simbolizar nada. Aunque hagas lo que hagas la gente intenta politizarlo todo. Sobre todo con temas tan sensibles. Pero hemos intentado huir de la política como de la peste, para no contaminarnos. Luego ya la interpretación que haga cada uno...", se resigna.

Uribe: "Hemos querido alejarnos absolutamente de la política, de los partidos y del discurso político. Y de los chantajes políticos"

También Fernández hace hincapié en que "la película no es política", sino que "tiene un trasfondo político, pero habla de la parte humana de los personajes"."Todos somos personas; decir lo contrario es muy maniqueo", prosigue. "Otro problema es la utilización política del dolor, que me parece una aberración que se ha hecho en este país y se sigue haciendo. Me parece una barbaridad intentar sacar provecho del dolor de una víctima y hacerlo tuyo para ganar votos".

Tan lejos está la película de intentar sentar cátedra que, hasta dar por terminado el montaje, se barajaron varios finales. Uno hermoso, esperanzador. Otro abierto, para dejar que el espectador acabe su propio puzle. Y otro desencantado y fatídico. Uribe no lo tenía claro, quería explorar las posibilidades, quería dejar la mente abierta.

"Me había quedado fascinado con él y quería más. Esta película es de contarlo todo con la mirada y para eso Eduard y Elena son la bomba", admite Uribe

'Lejos del mar' es una película árida como el paisaje del cabo de Gata, donde se rodó la película. Un paisaje que el director conoció en 'Bwana' (1996) y que cree que envuelve perfectamente la historia gracias a su dureza, a su aspereza, a su fuerza natural, como un diamante en bruto. Una historia de gestos, de silencios, de búsquedas, de ecos. Personajes deshechos, incompletos, a los que les falta alguna pieza. Que buscan respuestas para sobrevivir. Que intentan salir adelante.

Y para hablar con los ojos, nadie mejor que Eduard Fernández y Elena Anaya. Uribe acababa de rodar 'Miel de naranjas' (2012), donde el barcelonés tenía un pequeño papel, cuando empezó a escribir el guión de 'Lejos del mar'. Para esta película de silencios, el director no pudo no pensar en otro que no fuese el actor de 'Todas las mujeres' (2016) para el papel principal. "Me había quedado fascinado con él y quería más. Esta película es de contarlo todo con la mirada y para eso Eduard y Elena son la bomba".

Además, la implicación de ambos actores en lel proyecto ha trascendido el campo de la interpretación, hasta el punto de haber participado en el guión. "Eduard y Elena deberían figurar como co-guionistas de la película. Han colaborado muchísimo en la historia, escribiendo secuencias que son capitales en la película. Si estás pendiente del discurso político no puedes hacer eso. El contexto ha sido una disculpa para reflexionar sobre el perdón, el olvido o la venganza".

Uribe: "A veces no puedes estar pendiente del discurso político. El contexto ha sido una disculpa para reflexionar sobre el perdón, el olvido o la venganza"

Para interpretar a Santi, Fernández se entrevistó con varias personas que habían pasado por prisión. "Me he visto con gente que ha estado 20 años en la cárcel. Con varias. Y todos tienen una pátina parecida, triste. Desgastada, sería la palabra", explica. "Te cuentan cosas como que, una vez que salen de la cárcel, al monte o a la playa -a terrenos irregulares, en general- no pueden andar erguidos. Siempre han estado en plano, así que se tienen que agachar o ir apoyándose, como a cuatro patas. Les cuesta reconocer las caras, porque están acostumbrados a ver tantas caras que no la ubican. Deja una herida muy profunda. Gente que quiere volver a prisión, que se siente mal, que no se acostumbra a todos los cambios que ha habido, porque cuando entraron no había móviles, por ejemplo".

Pero su personaje no es un preso común. No hay que olvidar que es un etarra. Y que un preso etarra trasciende su naturaleza y se convierte, indiscutiblemente, en la representación simbólica de una idea. Una idea que siempre está de actualidad. Días atrás, por ejemplo, Bilbao acogió una nueva manifestación para pedir el acercamiento de los presos de ETA a sus lugares de procedencia. "Creo, visto desde fuera, que ya deberían acercar a los presos de ETA. No creo que las familias tengan que seguir viajando tanto ni tener que pasar por que a veces les puteen con las visitas y que se tengan que volver miles de kilómetros sin haber visto a su familiar. Creo que los políticos deberían hacernos la vida más fácil a todos y deberían procurar cerrar heridas. Facilitar la vida de los ciudadanos y no decirnos qué tenemos que pensar".

Fernández: "Creo, visto desde fuera, que ya deberían acercar a los presos de ETA"

De actualidad también está Arnaldo Otegi, que salió de la cárcel a principios de 2016 tras pasar seis años y medio en el penal de Logroño y que busca presentarse como candidato a lendakari por EH Bildu, a pesar de su inhabilitación. "No me parece que tenga mucho sentido que le prohíban a Otegi hacer una carrera política. No creo que esa prohibición tenga ninguna utilidad, porque luego pondrán a otro más o menos igual", afirma Fernández. "Yo soy catalán y, desde allí, tengo la sensación de que las prohibiciones que se hacen desde el Estado son muy bien aprovechadas por un sector muy nacionalista al cual yo tampoco estoy aferrado. Y, el problema es que, al final, entre ellos se van alimentando", sentencia.

Santi (Eduard Fernández) acaba de salir de la prisión de Soto del Real después de 22 años encerrado. Un autobús le lleva hasta un pueblo de Almería, donde con ayuda de un antiguo compañero de la prisión intenta rehacer su vida. ¿Qué hizo Santi? ¿Por qué Almería? La respuesta a ambas preguntas es Marina (Elena Anaya). Sus vidas, entrelazadas por medio de la sangre derramada en un atentado de ETA. Una como víctima. Otro como verdugo. Un encuentro fortuito y el pasado vuelve como un mazazo, trastocando la vida de uno y otra de una forma extrema y extraña. ¿Puede haber perdón? ¿Puede el odio, la ira, la venganza transformarse en amor?

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