Es noticia
Lo que no se ve del Mad Cool
  1. Cultura
segunda jornada del festival

Lo que no se ve del Mad Cool

¿Qué pasaría si tiene que actuar a la vez que The Who? ¿Y si te toca abrir un escenario? ¿O si quien te contraprograma es la selección española? Así es la cara menos masiva del festival

Foto: Hynkel en el Mad Cool (P. Campos)
Hynkel en el Mad Cool (P. Campos)

Hay dos Mad Cool. Uno, el de las colas eternas e insufribles. Otro, el de la música. Pero dentro hay más de un festival. Están los cabezas de cartel que todos se pelean por ver y llenan la explanada principal de la Caja Mágica de Madrid. El viernes fue The Who; anoche, The Prodigy; y hoy, Neil Young. En el otro lado, están los artistas emergentes o menos conocidos que no tienen tanta suerte con el público y con los horarios. ¿Qué pasaría si tienes que tocar a la misma hora que The Who? ¿Y si te toca abrir el festival? ¿O si tu concierto es a la misma hora que juega la selección española? Así es la otra cara que se ve menos, literalmente, del Mad Cool.

A Rat Boy, Alondra Bentley y Lucía Scansetti les tocó abrir el jueves el Mad Cool. Poco quorum hubo para ver al músico británico al aire libre, pero mucho menos en los escenarios 4 y 5 para ver a las dos mujeres encargadas de inaugurar el festival. El primer reto era encontrar los escenarios 4 y 5 donde tocaban. Una vez conseguido, poco más de medio centenar de personas se congregaron en sus conciertos.

"La sensación de formar parte del primer paso de algo tan grande aporta muchísimo. Me da la sensación de que me estoy creyendo a mí misma", aseguraba Lucía Scansetti minutos antes de su concierto. Sufrió en primera persona la contraprogramación porque a la misma hora que actuaba tocaba Tom Odell a pocos metros. Era uno de los artistas que más le interesaban del cartel de la primera jornada del Mad Cool. Forma parte de lo que es un festival, al igual que ser consciente de que abrirlo o competir con músicos más conocidos y que tu público puede ser tan reducido que puedas escuchar el sonido de los Whatsapp de sus móviles. Gajes del oficio.

Lucía Scansetti en el Mad Cool (P.C.)"Llegamos aquí sabiendo el papel que tenemos, pero lo más importante es que esto es un trampolín para nosotros, un expositor muy bueno, aunque tampoco ésta es la atmósfera de los conciertos de artistas más intimistas que estamos mejor en salas o teatros", analiza la artista en plena promoción de su primer disco 'Dimension of Dialogue' y que acaba de fichar por la compañía internacional ITB, que entre otros artistas lleva a Adele. "En España es muy complicado salir adelante en sí porque si no suenas en la radio pasan más desapercibido", explicaba.

Pero si alguien lo tuvo difícil (y lo tendrá en esta primera edición del Mad Cool) fue Hynkel. Tras 'Acerca de lo cotidiano' y a las puertas de grabar su segundo disco, este grupo madrileño tuvo nada más y nada menos que competir con The Who. Su concierto empezó media hora después que el de la mítica banda británica en el escenario dedicado a los grupos emergentes y, claro, no hubo mucho público. "Probablemente seamos los más jodidos, por si fuera poco", reconocía el vocalista Miguel antes del concierto sobre sus 'contrincantes'. Aunque, agregaba, "personalmente no me preocupa mucho la coincidencia. Esperamos poder conquistar al público que esté de paso".

De todos modos, todos coinciden en que formar parte de un festival con un cartel como el Mad Cool es una oportunidad para darse a conocer. "Es un pasito bastante positivo, no solo por el concierto sino por la promoción que nos da ya el mero hecho de aparecer en el cartel", reconocía. "Y también hace ilusión. Estamos de doble estreno: del Mad Cool y nuestro en un festival. Es una muy buena oportunidad", añadía Kike.

'Mi forma original', Hynkel

"Esperamos sacar cosas buenas de esto", remataba Diego. Porque reconocen que ya han notado el interés dentro del mundo de la música tras aparecer en el Mad Cool y eso, con lo difícil que es abrirse camino, es de agradecer. "No sentimos un poco menos solos", afirmaba Miguel. El próximo paso, además de los conciertos que tienen este verano, es ese segundo disco que irá acompañado de 21 vídeos acústicos personalizados para todos los mecenas que financiaron en una campaña de 'crowdfunding' su primer disco.

Un par de horas antes que ellos, al mismo escenario se subió Morgan ante un público bastante más numeroso y entregado. Fueron un buen ejemplo de esos directos potentes que en un festival suman seguidores. "Es maravilloso estar aquí. La verdad es que no contábamos con hacer ningún festival este año", explicaba su cantante, Nina. El pasado mes de febrero publicaron 'North', su primer trabajo, y hacer bolos este mismo verano no es nada fácil con las giras a rebosar. Así que ahora están centrados en cerrar festivales para el próximo verano.

Morgan actuando en el Mad Cool (P.C.)El viernes tocaron a la vez que lo hacía Lori Meyer en uno de los escenarios principales, pero también que Tom Odell y Manel. "Sabes que tienes el hándicap. Somos nosotros contra tres bandas, pero pasa también como espectador. Yo quiero ver a Stereophonics y Kings of Convenience... Lo que mola es el ambiente de los festivales, así que no lo veo como un inconveniente tan grande", analizaba Paco. "El escenario está bien situado así que muchos nos escucharán seguro. A nosotros y a todos los que toquen en este aquí. Una cosa buena de los festivales es que ves a bandas con las que no contabas que te fuesen a gustar", remataba Inés. Y lo consiguieron a juzgar por el público que congregaron y sus comentarios.

Esto pasó el jueves pero ayer viernes no solo tocaba competir contra otros músicos de más renombre sino también con el fútbol. Además de vérselas con Temples, Michel Kiwanuka, y su llenazo que dejó a gente fuera, y el final del concierto de Agustines, la selección española se enfrentó a las nueve de la noche a Turquía y, con el partido en las pantallas de todo el Mad Cool, Rick & Vera no lo tenían nada fácil. Bien es cierto que la mayor contraprogramación es la de otros grupos, pero ayer este dúo madrileño supo sumar adeptos y nuevos fieles entre las cerca de 33.000 personas que asistieron al Mad Cool.

"Estamos muy contentos. La verdad es que ha venido mucha gente", confirmaba Ricardo sobre el cerca del centenar de personas que acabó viendo su actuación. Ambos alababan el potencial del Mad Cool en cuanto a repercusión para las bandas jóvenes y, a la par, aseguraban que tocar en estos escenarios "es un reto" con más ventajas que inconvenientes. ¿El fútbol? ¿No estamos en un festival de música?

"Quien viene a un festival a ver el partido, mejor que se vaya al bar. No tiene sentido. El fútbol es lo que menos nos ha afectado", decía Diego aunque entre el público hubo quien llenó el aforo del concierto de Kiwanuka -y los que se quedaron fueran porque en el caos organizativo ni siquiera dieron con el escenario- y quienes llenaron la zona de restauración para celebrar los goles de La Roja. "Cuando terminamos, mucha gente nos ha dicho que de paso se quedó todo el concierto. Ese es el mejor resumen de lo que nos ha pasado esta noche", remataba Diego. El dúo, con un EP homónimo en el mercado y centrado en su primer largo, concluía sincero: "Ha sido una sorpresa".

Yo tampoco vi a Caribou

Desde dentro los mensajes que llegaban eran "Caribou es magia" o "toma hipsterada" a la par que "inténtalo por gradas". El concierto de Caribou fue ayer, sin que la organización del Mad Cool lo tuviera en cuenta, uno de los más esperados, concurridos y problemáticos de la jornada.

Aunque la segunda fecha del festival reunió a menos público (cerca de 33.000 personas), y Band of Horses, The Prodigy y el subidón de Die Anterwoord se alzaron como las grandes estrellas de la noche, la campanada la dio Caribou. O más bien, las colas para (no) entrar al concierto. Pitos, quejas y largas e infructuosas esperas se sucedieron a las puertas del escenario para rematar un segundo día de quejas y problemas. Eso sí, los goles de España (tras un par de pitadas) se pudieron celebrar frente a las pantallas del festival.

La desorganización y el caos de la primera jornada del Mad Cool parecía subsanarse a primera hora del segundo día, con la organización anunciando que admitía pago en efectivo en las barras (aunque luego no fuera tal cual) y que devolvía el dinero del párking del jueves, pero este concierto fue la prueba de que los buenos propósitos solo fueron un espejismo. Largas colas interminables, aforo completo y, fuera, idénticos problemas para un macrofestival que en cuestiones de logística debe mejorar. Hoy toca echar el cierre con Neil Young, Two Door Cinema Club, Xoel López, Corizonas o Ángel Stanich.

Hay dos Mad Cool. Uno, el de las colas eternas e insufribles. Otro, el de la música. Pero dentro hay más de un festival. Están los cabezas de cartel que todos se pelean por ver y llenan la explanada principal de la Caja Mágica de Madrid. El viernes fue The Who; anoche, The Prodigy; y hoy, Neil Young. En el otro lado, están los artistas emergentes o menos conocidos que no tienen tanta suerte con el público y con los horarios. ¿Qué pasaría si tienes que tocar a la misma hora que The Who? ¿Y si te toca abrir el festival? ¿O si tu concierto es a la misma hora que juega la selección española? Así es la otra cara que se ve menos, literalmente, del Mad Cool.

Música
El redactor recomienda