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El verdadero sexo en la Edad Media
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El verdadero sexo en la Edad Media

Las costumbres amatorias de la Edad Media se presentan bajo un enfoque inédito en una exposición en París que busca derribar estereotipos de la sexualidad medieval

Las costumbres amatorias de la Edad Media se presentan bajo un enfoque inédito en una exposición en París que busca derribar estereotipos de la sexualidad medieval como la generalización del cinturón de castidad o de los matrimonios precoces. L'amour courtois (El amor cortés), que puede visitarse hasta el próximo 9 de noviembre en la Torre Jean Sans Peur, consiste en un conjunto de ilustraciones de manuscritos medievales acompañadas de textos orientados a arrojar luz sobre la práctica del sexo en esa época. Se trata, según la responsable de comunicación, Agnès Lavoye-Nbeoui, de "un período de la Historia muy desconocido por su larga extensión", sobre el que "todas las ideas negativas que tenemos, como la falta de higiene o el cinturón de castidad, son más propias del Renacimiento".

Entre ellas, la de los matrimonios precoces, puesto que los hombres medievales, a excepción de los reyes, se casaban tarde porque resultaba complicado reunir la dote necesaria para pagar la boda. La Iglesia consentía además ciertas prácticas sexuales ahora censuradas, como la prostitución femenina, porque, según refleja la muestra, se consideraba un oficio de salubridad pública y una importante actividad económica. En la Edad Media, entre los siglos V y XV, hubo "períodos más liberales de lo que se cree", en los que se cuestionaba el celibato eclesiástico y cerca de un 30% de los sacerdotes vivía en concubinato, asevera a Lavoye-Nbeoui.

Aunque es cierto que la doctrina religiosa no siempre fue permisiva y marcó reglas como la prohibición del sexo durante dos tercios del año por respeto al calendario católico, fue a raíz de la expansión del protestantismo de Martín Lutero, en el siglo XVI, cuando "comenzó a imponer una doctrina más rígida para combatirlo".

La única posición sexual permitida era la "natural", en la que el esposo se extendía sobre su mujer con el único objetivo de procrear, y los clérigos tenían la obligación de instruirse en todas las posturas conocidas para poder imponer las penitencias. El adulterio, aunque era un pecado reconocido, solo se condenaba cuando lo cometía una mujer, a las que se solía sancionar con el pago de una multa, mientras que sobre el hombre adúltero no caían reprimendas porque su error era visto como una falta "espiritual".

Las costumbres amatorias de la Edad Media se presentan bajo un enfoque inédito en una exposición en París que busca derribar estereotipos de la sexualidad medieval como la generalización del cinturón de castidad o de los matrimonios precoces. L'amour courtois (El amor cortés), que puede visitarse hasta el próximo 9 de noviembre en la Torre Jean Sans Peur, consiste en un conjunto de ilustraciones de manuscritos medievales acompañadas de textos orientados a arrojar luz sobre la práctica del sexo en esa época. Se trata, según la responsable de comunicación, Agnès Lavoye-Nbeoui, de "un período de la Historia muy desconocido por su larga extensión", sobre el que "todas las ideas negativas que tenemos, como la falta de higiene o el cinturón de castidad, son más propias del Renacimiento".